viernes, 28 de enero de 2011

HOJALDRE CASERO

Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de Enero nos invita a preparar todo un clásico de la gastronomía francesa, Masa de Hojaldre.

Tarde o temprano iba a tener que enfrentarme a la masa de hojaldre casera... y el combate fue el domingo pasado!

Bueno, la vedad es que exagero un poco, no fue un combate en sí mismo, pero yo me preparé para él como si fuese a vida o muerte. De hecho, hice sólo media receta de la original que nos ponían, por si no era capaz de dominar la masa.

Tengo que decir que al final se portó muy bien, supongo que sería porque ese día hacía bastante frío.

Creo que además de tener un hijo, plantar un árbol, y escribir un libro, todo el mundo alguna vez en su vida debería tener que hacer hojaldre casero... una experiencia única!

Como no tenía ninguna receta demasa de hojaldre, seguí la que nos facilitaron desde Whole Kitchen, que es la de Pierre Hermé.

La verdad es que me pareció que llevaba demasiada mantequilla,cuando la repita le pondré menos, quizás un 30% menos.
Sobre todo lo noté en el horneado, se hacían unos pequeños charcos de mantequilla alrededor de las cañas.

Eso sí, de sabor buenísimo, cuando estaba caliente (no pude evitar probarlo, claro!jijiji) estaba un poco grasiento, pero pasadas un par de horas, estaba delicioso.
Incluso al día siguiente, estaba tenial, muy crujiente y sabroso.

Vamos con la explicación, que no me quiero extender más.

Hice algunas fotos del paso a paso, espero que os sirvan si os animáis a hacer masa de hojaldre casera.

Ingredientes:
- una pizca de sal

- 200 ml de agua fría
- 125 gr de harina de trigo (normal)
- 75 gr de harina de trigo (fuerza)
- 250gr de mantequilla a temperatura ambiente.





Empezaremos poniendo en un bol el agua fría y la sal, removiendo para que esta última se disuelva.

Fundimos 40 gr de los 250 gramos que utilizaremos en total.

En otro bol (o sobre la encimera, si preferimos), ponemos los dos tipos de harina, y añadimos el agua salada y la mantequilla fundida.

Amasamos bien y hacemos una bolita con la masa. Envolvemos en un film, y la guardamos en la nevera un par de horas.
Pasado este tiempo, sacamos la bola,  le hacemos un corte en forma de X, y estiramos la masa para que quede en forma de cruz.
Es importante dejar la parte central de la cruz más gruesa.

Os aconsejo enharinar un poco la superficie de trabajo, lo justo para que la masa no se pegue.
Ponemos el resto de la mantequilla sobre esta parte central, y solapamos la masa para "encerrarla".

Con el rodillo aplastamos con cuidado el "ladrillo", y lo estiramos hasta que sea una lámina. Lo ideal es que quede lo más rectangular posible, para que el doblado sea perfecto.

Si se sale la mantequilla en algún punto (ocurre muy fácilmente), espolvoreamos una pizca de harina para sellarla.
Doblamos esta lámina en 3, como si cerrásemos un tríptico de papel. Acabamos de dar la primera vuelta.

Giramos la masa 90 grados, y volvemos a estirar con el rodillo, hasta formar otra lámina. Esta ya va a tener mucho mejor aspecto que la primera vez, ya veréis como va mejorando vuelta a vuelta.

Doblamos otra vez en 3. Esta es la segunda vuelta.

Envolvemos en film la masa, y la llevamos dos horas a la nevera, para mantener la mantequilla "en su sitio".

Una vez pasen estas dos horas,  la giramos 90º, estiramos con el rodillo y haremos otras dos vueltas, exactamente igual que las dos primeras.
Film, y a la nevera otras dos horas.

Pasadas las dos últimas horas, volvemos a dar otras dos vueltas, que serán la quinta y la sexta. 

Y nuestra masa está lista! Podemos usarla fresca (aguanta sobre una semana bien envuelta en film en la nevera) o congelarla, como prefiramos.

La verdad es que es un trabajo muy poco pesado, se estira (literalmente,jiij) en el tiempo, pero entre vuelta y vuelta podemos dedicarnos a lo que queramos.

Queda una masa buenísima, creo que en las fotos se verán perfectamente las laminitas...mmmm!

Yo la utilicé para hacer unas cañas rellenas de crema pastelera, que nos encantan!
Os dejo aquí la receta de la crema, es la que hago casi siempre.

Las horneé unos 15 minutos a 180º, y al sacarlas del horno las pincelé con mermelada de melocotón, cuando aún estaban calientes.

Una vez estén bien frías, podemos rellenarlas... y disfrutarlas! Rico, rico!

lunes, 24 de enero de 2011

PAN INTEGRAL CON NUECES Y PASAS (panificadora)


No penséis que tengo la panificadora olvidada... sigue teniendo su sitio preferente en la encimera!  Y yo sigo probando panes distintos, todos buenísimos.

Hace ya casi un año que la tengo, y la verdad es que la uso un montón. Es una compra de la que no me he arrepentido para nada.  ¡Cuanto quiero yo a mi pani!

Además no la uso sólo para hacer pan: la masa de pizza queda genial, super esponjosa, las mermeladas buenísimas si tener que revolver ni una sóla vez,... y tengo pendiente hacer  arroz con leche, que seguro que queda genial.

Hoy os traigo un pan integral, si conseguís una buena harina integral (yo la compré en la panadería) os quedará impresionante.

Y como siempre súper fácil de hacer! Poner todos los ingredientes, elegir programa (esto casi es lo más complicado, jiji) y a esperar! 

Ingredientes:
- 350 gr de harina de trigo (fuerza)
- 150 gr de harina integral de trigo
- 360 ml de agua (yo del grifo reposada)
- 2 medidas y media de sal (del medidor de la panificadora)
- 1 sobre de levadura de panadero
- 1 cucharadita de miel (opcional)

- 1 puñado de nueces
- 1 puñado de pasas
La forma de hacerlo no puede ser más fácil: ponemos en la cubeta de la panificadora en este orden: el agua, la sal, la cucharadita de miel, las harinas y la levadura de panadero.
Elegimos el programa de pan integral (en mi caso es el 3, tengo la panificadora del Lidl), peso 750 gr y tueste oscuro.

Este programa tarda en total 3:18 horas,  con 2 amasados y 3 levados.
A descansar, que despues de tanto esfuerzo, bien nos merecemos un ratito de descanso!


Cuando la panificadora emita los pitidos para añadirle los "tropezones", añadimos las nueces picadas y las uvas pasas, y otra vez a lo nuestro.
Esto es a mitad del segundo amasado, más o menos pasada una hora desde que empieza el programa.

Al acabar de amasar y antes de empezar a hornear (en el libro de instrucciones suele poner los tiempos, en este caso son 56 minutos antes de acabar el programa), podemos abrir la tapa de la panificadora, espolvorear con harina si queremos darle un toque rústico, y adornarlo con unas nueces (aunque esto no es imprescindible, por supuesto).
Cuando acabe de hornearse, lo volcamos sobre una rejilla para que enfríe. 

Esperamos a que esté tibio, y ya podemos disfrutarlo!

Este pan queda genial para acompañar tanto platos salados (ensaladas, marisco, pasta, ...) como caprichos dulces (queso con membrillo, chocolate, ....)
A mi sin duda como más me gusta es acompañado de algo salado, con jamón serrano por ejemplo está de vicio.

martes, 18 de enero de 2011

SOUFFLÉ DE ESPINACAS

Whole kitchen en su Propuesta Salada para el mes de Enero nos invita a preparar todo un clásico de la gastronomía francesa, un Soufflé.

Cuando vi en la página del círculo que la propuesta salada de este mes era un soufflé, dudé entre hacerlo de queso o de espinacas... al final el poder de los colorines se adueñó de mi y tuvo que ser el verde! 

Pensaba que iba a ser más complicado hacerlo, pero es bastante fácil... eso si, hay que sacarlos del horno y comerlos rápidamente, en las fotos se aprecia como en unas están más altos que en otras.Se iban desinflando mientras iba sacando las fotos, pero aún así estaba muy esponjoso cuando los tomamos.

Es otra de las recetas que no había hecho nunca... ¡gracias al círculo pruebo un montón de nuevas recetas!
¡Y esta es otra de las que va a formar parte de mi repertorio habitual! Está buenísimo, es muy parecido a un quiche pero mucho más suave y esponjosito...mmm!

Cuando le enseñé las fotos a un amigo, me dijo que parecía un capuchino de espinacas...y tal cual, la verdad!

Para acompañar hice unos langostinos a la plancha, que me encanta como combinan con las espinacas.

Estas cantidades son para unas 6 raciones.

Ingredientes:
- 300 gr de espinacas frescas
- 250 gr de salsa bechamel*
- 50 ml de nata líquida
- 4 huevos
- 50 gr de queso gruyere

*Para la bechamel:
- 1 cucharada sopera de mantequilla
- 2 cucharadas de postre colmadas de harina
- 250 ml de leche entera
- sal, nuez moscada,...
Comenzamos lavando y escurriendo las espinacas. Las hacemos en una sartén a la plancha, sólo con unas gotitas de aceite y sal.
También podemos cocerlas, pero me gustan mucho más así, quedan secas y con todo el sabor, sin nada de agua.

Cuando estén listas, las retiramos de la sartén y ahí mismo podemos hacer la bechamel.
Ponemos la sartén al fuego con una cucharada de mantequilla, y cuando se derrita añadimos las dos cucharadas de postre colmadas de harina.

Damos unas vueltas para  que se haga la harina, y vertemos los 250 ml de leche. Yo la añado siempre caliente, así la bechamel se hace más rápido y queda siempre sin grumos. Garantizado.
Añadimos una pizca de sal y rallamos un poco de nuez moscada, si nos gusta.

Removemos hasta que espese, y retiramos del fuego.

Trituramos las espinacas con la batidora y las añadimos a la bechamel, mezclando bien las dos cosas.

Añadimos también la nata a esta mezcla.

Por otra parte, separamos las claras de las yemas en dos boles.

Batimos muy bien las yemas,  y reservamos.

Montamos las claras a punto de nieve con unas varillas con una pizca de sal. Es importante que las claras estén a temperatura ambiente y tanto el bol como las varillas bien secas y limpias para que monten bien.
Empezaremos batiendo a baja velocidad, para luego ir aumentando hasta la máxima hasta que estén lo más firmes posible. Esto es indispensable.
Añadimos las yemas a la mezcla de espinacas, y removemos bien.

Luego añadiremos el queso gruyere, y volvemos a mezclarlo todo.

Por último, incorporamos las claras montadas con movimientos suaves y siempre de abajo a arriba. Podemos ayudarnos con las varillas o con una espátula.

Vertemos la mezcla sobre moldes individuales o sobre un molde más grande (más o menos hasta 3/4 de la altura total) previamente pulverizados con aceite, y metemos al horno al baño maría.

Los tuve unos 45 minutos a 200º, sólo con calor abajo para que no se dorasen y no perdiesen  color.
Es importante no abrir la puerta del horno en los primeros 20 minutos, aunque yo logré contenerme y no la abrí hasta que pasaron los 45... eso sí, ¡tuve muchísimas tentaciones!

Cuando los saquemos del horno es importante servirlos inmediatamente, se van bajando segundo a segundo.

 Luego quedan un poco menos bonitos pero muy ricos igualmente, como os decía antes. Como una mousse de espinacas, incluso al cortar hacen ruido de mousse.

Una nube de espinacas y queso...mmmm!  Animaos a probarla!

miércoles, 12 de enero de 2011

COOKIES DE CHOCOLATE Y FRUTOS SECOS


Casi se me quedan estas galletas olvidadas! ¡Qué despiste! Cuando las hice no pude publicarlas, y luego con las fiestas se me pasó completamente!

Prometo no extenderme, que con la receta anterior batí el récord de persianismo claramente!

Esta es una receta ideal para principiantes, de las que no fallan y son muy divertidas y rápidas de hacer.

Además, podéis hacer como yo, y a mitad de proceso separar la masa en dos partes y hacer dos tipos de galletas parecidas pero no iguales (casi siempre hago esto, como os habréis dado cuenta).

Ingredientes masa:
- 1 huevo
- 100 gr de azúcar blanco
- 110 gr de azúcar moreno
- 115 gr de mantequilla
- 1 pizca vainilla/ esencia de vainilla/ azúcar vainillado
- 225 gr de harina
- 30 gr de sémola de trigo
- 1 cucharadita de café de levadura química (tipo Royal)
- 1 pizca de sal

Para las de cacao y almendra:
- 2 cucharadas soperas de cacao en polvo
- 30 gr almendra laminada (y algunas más para decorar)

Para las de chocolate y nueces:
- 50 gr de gotas de chocolate
- 50 gr de nueces

A la hora de hacer galletas (y repostería en general) es importante que todos los ingredientes estén a la misma temperatura (excepto la nata si se va a montar y poco más), así que os recomiendo planificaros con un poco de antelación y sacar la mantequilla y el huevo unas horas antes de la nevera.(Si están en la nevera, claro! ;-)
Empezaremos batiendo el huevo y mezcándolo con los dos tipos de azúcar.

Añadimos la mantequilla y la vainilla, y removemos hasta que esté bien incorporada.

En otro bol, mezclamos la harina tamizada con la sémola de trigo, la sal y la levadura química.

La sémola de trigo les da un toque crujiente muy bueno, se la puse por probar y me gustó como quedaron.
Volcamos esta segunda mezcla sobre la primera (la de la mantequilla) y removemos bien, hasta que quede todo bien mezclado.

En este punto es cuando yo dividí la masa en dos partes: a una le añadí el cacao en polvo y unas almendras laminadas, y a la otra gotas de cacao y nueces picadas.

Metemos las masas en la nevera envueltas con un film (para que no formen costra) al menos una hora.
Pasado este tiempo, las sacamos y vamos haciendo bolitas y poniéndolas sobre una bandeja de horno con papel sulfurizado o un silpat. Las aplastamos un poco con los dedos.

Sobre las de cacao en polvo, puse unas láminas de almendra para decorar.

Es importante dejar bastante separación entre ellas, ya que al meterlas en el horno se desparraman bastante y es muy fácil que se toquen... o incluso hacer una macro-galleta, como me pasó la primera vez que las hice... anda que no llovío desde entonces!

Las horneamos en el horno precalentado a 180º, unos 10 minutos más o menos, depende del tamaño. Se sabe que están cuando las que son claras empiezan a dorarse por los bordes.
Cuando las sacamos del horno están muy blanditas, imposibles de manejar, pero si las dejamos sobre la bandeja enseguida se endurecen y quedan perfectas.

Como se ve en las fotos, las de cacao quedaron más gorditas (al llevar el cacao en polvo, la masa era más densa y se extendió menos), pero las tuve el mismo tiempo en el horno y las dos quedaron perfectas.

Podemos aromatizar la masa con lo que queramos y hacer un montón de galletas distintas: canela, ralladura de cítricos, coco rallado,...

Según los expertos lo ideal es tomarlas con un vaso de leche bien fría... como yo no tomo leche, no os puedo decir si están mejor o no... desde luego con un té bien calentito, están de muerte!

sábado, 8 de enero de 2011

TRONCO DE NAVIDAD CON CHAMPIÑONES DE MERENGUE


Comienza un nuevo año... como a algunos ya os dije, espero que venga bien cargadito de cosas dulces!

Este postre quería haberlo publicado antes de que acabasen las fiestas, pero como siempre al final me pilló el toro, y los últimos días antes de las mini vacaciones en casa de papá y mamá pasaron volando. Y la semana que estuve en Vigo, ya ni os cuento!
Una semana entera sin conectarme a internet, sin ni siquiera encender un ordenador, sin hacerle ni caso al móvil ... desintoxicación total!

Supongo que a estas alturas lo que menos apetece es ver cosas que recuerden a los excesos navideños, pero hay que "sufrir" un poquito más con esta entrada.

Cuando hice los piononos salados, me sorprendió lo fácil que era hacer un bizcocho para un brazo de gitano, así que cuando empecé a pensar en qué postres podía hacer para navidad, enseguida se me ocurrió que un tronco de crema y chocolate... gran combinación!

Unos días antes de hacerlo vi este en el blog de Cristina, Kanela y Limón,  y sobre todo vi sus champiñones de merengue, tuve claro que ese era mi tronco!
No lo hice exactamente igual, pero la base sí es la suya. Muy bueno.

Como lo hice enorme (pero enorme enorme, eh?), el tronco central fue un "redondo" en vez de un brazo de gitano, era tan grande que no pude enrollarlo.

Hice 2 bizcochos, el del tronco con 8 huevos, y el de las ramas ( uno partido a la mitad para hacer dos ramas) de 6 huevos, y también doble receta de crema pastelera.
Quedaría mejor si hubise hecho 4  bizocochos de 4 huevos y luego enrollar dos para cada brazo, pero andaba bastante justa de tiempo y tuve que hacerlos de esta forma.

Os pongo las recetas "básicas", para que no os liéis con las cantidades, si queréis un brazo más grande, pues doble cantidad! O triple, como yo!

Ingredientes:
Champiñones de merengue:
- 2 claras de huevo
- 160 gr de azúcar glas
- 1 pizca de sal
- 1 pizca de cremor tártaro (opcional)
- esencia de vainilla (opcional)
- cacao en polvo
- chocolate de cobertura

Para la crema pastelera:
- 125 ml de nata líquida
- 375 ml de leche
- 125 gr de azúcar
- 40 gr de maicena
- 4 yemas de huevo
- piel de limón (sólo la parte amarilla)

Para el bizcocho:
- 4 huevos
- 120 gr de harina
- 120 gr de azúcar
- 1 pizca de sal
- 1/2 cucharadita de bicarbonato

Para la cobertura:
- 250 gr de chocolate de cobertura
- 200 ml de nata líquida
- 1 cucharada de mantequilla
- 1 hoja de gelatina neutra

Empezaremos por los champiñones,  que se pueden hacer con unos días de antelación si queremos.

Supongo que los que es la primera vez que veis  un champiñón de merengue estaréis tan sorprendidos como yo cuando los vi en el blog de Cristina... parecen totalmente de verdad!

Pues resulta que son facilísimos de hacer, y os prometo que con estos champiñones no dejaréis a nadie indiferente.

Venga, que me lío, como siempre!

Empezamos batiendo las claras a temperatura ambiente, al principio con la velocidad más baja de las varillas y subiendo poco a poco.

Cuando empiecen a espumar, añadimos la sal, el cremor tártaro (opcional, si no tenéis pueden ser unas gotas de vinagre) y la esencia del sabor que prefiramos (también opcional).

Vamos añadiendo el azúcar cucharada a cucharada, siempre sin dejar de batir, hasta que se acabe.
Veremos como va espesando, hasta convertirse en un merengue espectacular, super firme,  nunca me había quedado tan bien... supongo que será por la cantidad de azúcar que lleva.

Yo en vez de glas usé del azúcar normal, y antes de meterlo al horno se notaban un poco los granillos, pero luego en el horno desaparecieron.

Ponemos el merengue en una manga pastelera con una boquilla ancha redonda (la mía unos 12mm), y sobre un papel de hornear vamos haciendo los champis.
Se hacen por separado los tallos y los sombreros, y luego se van "casando" según el tamaño.

Para hacer los tallos hacemos un círculo pequeño de merengue y vamos levantando la manga mientras seguimos apretando.
Es importante hacerlo en moviemiento "constante", si frenamos un poco nos saldrán con forma de fantasmita ( muy monos, por cierto).
Cuando sean del tamaño que queramos, pasamos un cuchillo por la boquilla para cortar el merengue.

Para hacer los sombreros, simplemente acercamos la boquilla al papel y apretamos hasta que el círculo quede del tamaño que queramos.
Usamos también un cuchillo para cortar el merengue cuando queramos.
Si nos queda algún piquito, podemos bajarlo con un dedo humedecido con agua fría.

Los espolvoreamos con cacao (queda genial, parece tierra totalmente), y los llevamos al horno a 70º, sobre una hora y cuarto (los dejé enfriar dentro del horno con la puerta entreabierta).

Cuando estén fríos, "pegamos" los sombreros a los tallos untándolos con un poco de chocolate de cobertura (yo corté un poco los tallos para que quedasen planos y tuviesen más zona para pegar).

Cristina tiene en su blog un estupendo paso a paso (aquí) que os recomiendo visitar, queda todo clarísimo.

No me digáis que no parecen de verdad!


La receta de crema pastelera que usé es la que más me gusta, es la que utilicé para los petit choux en la tarta Saint Honoré y en la tarta de crema pastelera y fruta. Simplemente añado o quito un poco de maicena si la quiero más espesa o más suelta, pero siempre queda perfecta.
Es del libro La Cocina Dulce, de Paco Torreblanca. La verdad es que desde que la descubrí, no hago otra.

Empezaremos por calentar en un cazo la leche, la nata, y la mitad del azúcar.

Si queremos podemos aromatizarlo con una rama de vainilla, canela, o la piel de algún cítrico. Yo como os puse en los ingredientes le puse piel de limón, sólo la parte amarilla.
Cuando empiece a humear, apagamos y dejamos infusionar.
En otro cazo mezclamos muy bien la maicena con la segunda mitad del azúcar y las yemas. Las llevamos a punto de ebullición, removiendo siempre constante pero suavemente.

Añadimos la mezcla de leche, nata y azúcar (la más líquida) a la segunda (la crema de yemas), pasándola por un colador.
 Lo haremos muy poco a poco y sin parar de remover, este puede ser el punto más delicado.

Seguimos removiendo constantemente para evitar que se pegue, hasta que la crema espese.
Cuando esté lista, la retiramos del fuego (al enfriar se queda aún más espesa) y podemos enfriarla sobre un mármol o directamente dejar que enfríe en el mismo cazo.

Pondremos un film sobre la crema (tocándola), evitando que que queden burbujas de aire, ya que si no se formará una pequeña costra.
Cuando esté a temperatura ambiente, la llevamos a la nevera, al menos 2 horas para que coja cuerpo (mejor si son más).


El siguiente paso será hacer el bizcocho para el brazo.

Separamos las claras de las yemas, y montamos las primeras con el azúcar hasta que estén bien firmes.

Añadimos las yemas bien batidas, y mezclamos con cuidado.

Por último, añadimos la sal, la harina tamizada y el bicarbonato, mezclando siempre con movimientos envolventes de abajo a arriba, para que no se baje la masa.

Vertemos sobre una bandeja de horno forrada con papel de hornear o un molde especial y metemos en el horno precalentado a 180º unos 8-10 minutos.

Cuando lo saquemos del horno, lo enrollamos mientras aún está caliente (con el papel de hornear, luego lo sacaremos) para que coja forma y luego no se rompa al dársela.

Reservamos hasta que enfríe.
Una vez haya enfriado el bizcocho, podemos rellenarlo. Os aconsejo preparar el postre al menos el un día antes de tomarlo... mejor si son dos!

Desenrollamos con cuidado el bizcocho, y retiramos el papel de hornear.

Podemos untar con mermelada o alguna otra cosa si queremos antes de poner la crema (yo lo hice con mermelada de melocotón casera).

Rellenamos con la crema, extendiéndola bien con un cuchillo o una cuchara, y volvemos a enrollar, siempre con cuidado para que no se rompa el bizcocho.

Podemos bañar el brazo con algún almíbar antes de ponerle la cobertura, si nos gusta húmedo.

Como os decía antes, hice dos brazos, uno para el tronco y otro para las ramas  (en total fue para más de 20 personas, así que tenía que ser grande) .
Si es para menos raciones, simplemente de cortamos un trocito al brazo para ponerlo en un lateral a modo de rama cortada.
La cobertura de chocolate la hice exactamente igual que la de la bomba de turrón (hice los dos postres el mismo día).

Empezaremos por poner a hidratar la gelatina en agua fría.

Ponemos al fuego un cazo con la nata y la cobertura de chocolate. Removemos de vez en cuando, para que el chocolate no se pegue en el fondo.

Cuando esté bien disuelto, retiramos del fuego.

Añadimos la cucharada de mantequilla y la hoja de gelatina hidratada. Removemos bien, para que se derritan.

En cuando enfríe un poco y tenga buena consistencia, vamos bañando el brazo y viendo como poco a poco se va transformando en un tronco.

Cuando está bien cubierto, si queremos con un tenedor podemos hacer los surcos característicos de la corteza, quedan muy realistas.

Ponemos unos champiñones decorando (yo me cegué y puse champiñones por todas partes... ya que tenía muchos, había que aprovecharlos!

Y por fin tenemos el postre acabado! La verdad es que es un poco laborioso, pero creo que el resultado merece la pena!

Si algún valiente ha llegado hasta el final... gracias! Creo que esta ha batido claramente el récord de tocho-entrada!