viernes, 8 de noviembre de 2013

BUNDT CAKE MARMOLADO DE CALABAZA Y CACAO


Hoy os traigo otra receta totalmente de temporada: un bundt cake de calabaza y cacao.

La receta es de mi amiga Pam, de Uno de Dos. Ella los hizo todavía más bonitos en versión mini y con pepitas de chocolate, en vez del marmolado. Impresionantes.

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Volviendo a los mini bundts, cuanto los vi supe que los iba a hacer, fue un amor a primera vista.

Así que aprovechando que este fin de semana fuimos a pasar unos días al pueblo, le pedí con todo el morro una calabaza a mis queridos primis... ¡y a falta de una, me dieron dos! ¡Tenemos calabaza para probar un montón de recetas!

Sienta mejor que te den calabazas cuando las pides que cuando te las dan por sorpresa, he podido comprobar.

Por supuesto no es imprescindible utilizar el molde original, pero os puedo asegurar que se nota muchísimo la diferencia.
Queda super homogéneo, y la superficie muy blandita y jugosa. ¡No más bordes resecos en mi vida, gracias!
Como os decía en el bundt de piña colada, este molde vale lo que cuesta. Incluso más.

Pam hizo la receta con 3 huevos, pero yo multipliqué los ingredientes para utilizar 5, para que se ajustase al tamaño del molde.

Queda un bizcocho buenísimo, muy jugoso gracias a la calabaza y con un color impresionante. Sin duda lo repetiré, nos ha gustado mucho.

Ingredientes:
- 300 g de mantequilla
- 330 g de azúcar blanquilla
- 5 huevos
- 300 g de puré de calabaza
- 275 g de harina de trigo
- 1 sobre de levadura química (tipo Royal)
- una pizca de sal
- 30 g de cacao en polvo
-opcional: una pizca de vainilla

Para el glaseado:
- 50 g de queso de untar
- 100 g de azúcar glas
- unas gotas de zumo de limón


La preparación es similar a todos los bundts, y como siempre, es importante que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente.
Como a la mantequilla ahora en invierno le cuesta bastante ablandar, os recomiendo cortarla en daditos, cuanto más pequeños mejor, para que lo haga antes.

Lo primero que debemos hacer es preparar el puré de calabaza.
Podemos hacerla asada o cocida al vapor. Yo la pelé, la piqué en gajos y la cocí al vapor en la olla exprés. Como no tenía ni idea de cuanto tardaría le puse 25 minutos y quedó bien blandita, perfecta para puré.
Trituramos y reservamos hasta que enfríe.

Hay que tener en cuenta que pierde bastante agua, para conseguir los 300 gramos que utilicé, puse unos 500 a cocer.


En un bol grande, batimos bien la mantequilla con el azúcar, hasta formar una crema blanquecina muy suave.

Añadimos los huevos 1 a 1, integrande bien el primero antes de añadir el segundo. Así hasta que hayamos añadido los 5.

Hasta este paso yo lo hago con batidora de varillas, y a partir de aquí sigo mezclando con una lengua de silicona o una espátula de madera.

Lo siguiente será el puré de calabaza y la pizca de sal, que realzará el sabor de nuestro bizcocho.

Si decidimos ponerle vainilla, este es el momento. Yo le puse un pelín de vainilla en pasta, muy poquita, me encanta el toque que le da a los bizcochos, sobre todo a los de cacao o chocolate.

Por último, añadimos la harina tamizada mezclada con la levadura química.


Dividimos la masa en dos partes más o menos iguales, y a una de ellas le añadimos 30 gramos de cacao en polvo y un par de cucharadas de leche, para que no quede la más más densa que la de sólo calabaza.

Engrasamos un poco el molde (yo le pongo una gota de aceite de girasol y la reparto con un trozo de papel de cocina por toda la superficie) y vamos poniendo capas alternativas de las dos masas.
Puse primero la mitad de calabaza, luego cacao, otra vez calabaza y por último cacao.
Con un tenedor o una cuchara removemos un poco la masa, para que se mezclen y hacer el efecto marmolado.

Introducimos en el horno precalentado a 180ºC, y horneamos unos 45 minutos, hasta que al introducir un pincho éste salga limpio.


Sacamos del horno y lo dejamos en el molde durante 10 minutos.
Pasado este tiempo, veremos como los bordes han empezado a separarse del molde.

Cogemos por las asas (cuidadito con quemarse) y agitamos arriba y abajo, y también lateralmente, para que termine de separarse del molde.
Cuando veamos que ya está totalmente despegado, le damos la vuelta sobre una rejilla y dejamos hasta que se enfríe del todo.

Esto si lo hacemos en un molde de bundt cake, si no, os recomiendo dejarlo en el molde hasta que enfríe, ya que si lo movemos tenemos muchas posibilidades de que se agriete el bizcocho.


Para hacer el glaseado, mezclaremos en una taza o bol pequeño el queso de untar con el azúcar glas, hasta que no quede ningún trocito de queso visible.

Añadimos unas gotas de zumo de limón (de naranja seguro que también le hubiesen quedado muy bien) y mezclamos.
Añadiremos zumo hasta que esté a nuestro gusto, pero con cuidado, que enseguida se vuelve líquido.

Lo vertemos sobre nuestro bizcocho, con una cuchara o si preferís con una manga pastelera, para que queden los hilillos más iguales.

En las fotos no se aprecia porque las saqué al momento, pero cuando seque la glasa seguirá blanda aunque con una especie de corteza crujiente que se cuartea al cortar el bizcocho.
Muy profesional, como decía mi tocayo Manquiña.

Podéis también ponerle una cobertura de chocolate como a los originales de Pam, si sois muy chocolateros.


Como lleva bastante calabaza, queda un bizcocho muy húmedo y jugoso. Pero nada denso, queda esponjoso... muy interesante, la verdad.

Y quizás lo más llamativo es el contraste de color, la parte que lleva sólo calabaza queda con un color intenso y precioso. Más que apetecible.

Se conserva muy bien unos cuantos días gracias a la humedad que tiene... seguro que más de los que dura en casa.


Según mi cuñado, está muy muy muy muy bueno. De los mejores que he hecho hasta ahora. Así que si no os fiáis de mi palabra hacedle caso a él, que tiene muy buen gusto... ¡al menos escogiendo cuñadas! jajajaj!