Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de junio nos invita a preparar todo un clásico de la repostería francesa, el Pastel Saint Honoré.
Como os conté en la entrada del risotto, me gustó mucho la primera propuesta salada del CWK. Sin embargo, al ver la dulce, si que me alegré!
Esta es mi tarta favorita. Es la que me suelo tener en mi cumple, siempre comprada, porque me niego a hacerme mi propia tarta de cumpleaños.
Además de alegrarme me asusté un poquito, me parecía demasiado difícil de hacer, pero me alegro de haberla hecho, no me ha quedado del todo bonita pero le doy un 10 de sabor.
Este era el empujoncito que me faltaba para lanzarme con ella, y estoy encantada!
Bienvenida a mi vida, Saint Honoré Casera!
Hay bastantes variaciones sobre esta tarta. Puede ser con crema, crema y nata, crema Chiboust, chocolate, con o sin frutas,... en fin... ¡casi como queramos!
Yo la hice como la que compramos al lado de casa en Vigo: con crema, frutas frescas y nata montada. ¡Me encanta esa combinación, bien fresquita es inmejorable!
Ingredientes:
Para la base:
- una placa de hojaldre
Pasta choux:
- 125 ml leche entera
- 5 gr azúcar
- 3 gr sal
- 125 gr mantequilla
- 125 gr harina de trigo
- 5 huevos
Para la crema pastelera:
- 125 gr azúcar
- 125 ml nata líquida
- 375 ml de leche entera
- 40 gr de almidón de maíz (maicena)
- 4 yemas de huevo
- cáscara de limón para aromatizar
Para el relleno:
-fruta fresca
Para decorar:
- nata montada
Para el caramelo:
- azúcar
- unas gotas de limón
Quizás la cosa más importante a la hora de hacer esta tarta es la organización.
Como en todas las que hay que hacer en varias fases, hay que meditar el orden de las mismas (tiempos de cocción, si necesitan estar frías, tiempos de reposo,...).
En este caso empecé por la crema pastelera. Tanto la crema como la pasta choux es del libro la cocina dulce de Paco Torreblanca, me encanta.
Ponemos en un cazo la mitad del azúcar, la nata, la leche y la cáscara de limón (sólo la parte amarilla), y lo llevamos al fuego. Removemos de vez en cuando para que no se pegue el azúcar.
Cuando empiece a hervir, lo apartamos del fuego y colamos la mezcla.
En otro cazo, mezclamos la maicena, la otra mitad del azúcar y las yemas de huevo.
Llevamos al fuego hasta que hierva, removiendo suave y constantemente. Espesará bastante.
Retiramos del fuego, y añadimos poco a poco y siempre removiendo la primera mezcla (la que lleva leche) a la crema de yemas.
Volvemos a poner al fuego, removiendo en todo momento para que no forme grumos al espesarse. Lo hará bastante rápido, ya que las dos mezclas estaban ya calientes.
La volcamos en un recipiente y le ponemos un film tocando la superficie para que no forme costra.
Cuando enfríe, la metemos en la nevera.
Queda una crema buenísima, muy fina y rica.
No vale para todos los usos, queda un poco líquida, así que hay que tenerlo en cuenta a la hora de usarla.
Si queremos que quede más espesa, le añadiría otros 10 gr de maicena.
Una vez está la crema lista, podemos ponernos con la pasta choux.
Es la primera vez que me enfrento a la pasta choux, y tengo clarísimo que no va a ser la última.
Bueno, miento, hace como 15 años lo intenté cuando mi madre compró la thermomix, pero aquello fue un absoluto fracaso, por eso no volví a intentarlo.
Esta vez quedaron mucho mejor.
Estuve leyendo antes de hacerla algún truco para que no se bajasen, que fue lo que me había pasado aquel día.
Parece ser que el truco es no abrir el horno durante los primeros 2/3 de cocción y nunca sacarlos justo después de apagarlos, deben enfriar dentro del horno.
Además podemos dejar la puerta un poco abierta, con una cuchara de palo sujetando la puerta, por ejemplo, para que salga el vapor y queden más sequitos y firmes.
Mezclamos la leche, el azúcar, la sal y la mantequilla en un cazo. La llevamos al fuego, hasta que hierva.
Mientras lo hace tamizamos la harina.
Retiramos del fuego el cazo, y vamos añadiendo la harina poco a poco hasta que quede uniforme.
En algunos sitios pone que hay que poner la harina toda de golpe, pero yo lo hice como dice Paco y quedaron bien, la verdad.
Volvemos a poner la masa al fuego, y removemos con una cuchara de palo. Más o menos será un minuto, para secar la masa, hasta que se despegue del cazo.
Retiramos del fuego, y dejamos que se tibie.
Añadimos entonces los huevos uno a uno, removiendo con la cuchara de madera hasta que se integre antes de incorporar el otro.
Al principio queda un poco resbalosa, pero enseguida los absorbe la masa.
Ponemos la masa en una manga pastelera.
Para hacer la base de la tarta, cortamos la lámina de hojaldre del tamaño que queramos, y hacemos un "reborde" con la manga pastelera con pasta choux.
Con el resto de masa, hacemos los profiteroles sobre un papel de horno o una lámina de silicona, dejando espacio entre ellos, ya que crecen bastante.
Cocemos todo unos 15-20 minutos a 200º.
Como antes puse, es importante no sacarlos del horno bruscamente, hay que esperar a que baje la temperatura para que no pierdan la forma.
La base la saqué cuando estaba lista para meter los profiteroles, y mirad como se bajaron los bordes! ¡No me pasa vuelve a pasar!
¡Lo más difícil de la tarta ya está hecho!
Cuando tanto la crema como los profiteroles estén fríos, procederemos a rellenarlos.
Ponemos la crema en una manga pastelera (mejor con una boquilla fina), y hacemos una pequeña incisión en cada profiterol por la base. Puede hacerse con un cuchillo, por ejemplo.
"Enchufamos" la boquilla, y rellenamos hasta que estén completos.
Cuando los tengamos todos, hacemos un caramelo clarito con azúcar blanca y unas gotitas de zumo de limón, y ponemos unos hilos sobre los profiteroles o los "mojamos" en el caramelo, poniéndolos a secar sobre una superficie a la que no se peguen.
Siempre con mucho cuidado de no quemarnos, es lo más importante.
Si nos sobra algo de caramelo, podemos hacer alguna figura decorativa, o unos hilillos. Yo la mariposa la copié de aquí, tenéis un estupendo paso a paso para hacerla.
Empezaremos entonces a montar la tarta.
Ponemos unas cucharadas de crema pastelera sobre la base de hojaldre con borde de masa choux.
Ponemos todo un borde de profiteroles, si queremos podemos pegarlos con unas gotitas de caramelo.
Picamos unas frutas frescas (le puse: melocoton, piña, kiwi y cerezas deshuesadas), y las ponemos sobre la crema, "dentro" de la corona de profiteroles. Quedan genial las fresas, es una pena que ya no estemos en época.
Cubrimos la fruta con nata montada, y hacemos otra corona de profiteroles. Con el calor que hace hoy, la nata se derretía por momentos, pensé que ni llegaba a las fotos.
Para rematar le puse una cereza, para darle un toque de color.
La llevamos a la nevera (lo ideal es hacerla cuanto más tarde mejor, en la nevera pierde bastante, ya que las masas se ablandan y el caramelo se derrite), hasta que vayamos a consumirla.
Os dejo una fotos del cort, se desmoronaba bastante y no conseguí sacar ninguna decente, pero para que os hagáis una idea de como queda vale. Más o menos se ven las capas.
Cuando saqué las fotos no sé quien estaba más derretida, si la tarta o yo... ¡qué calor!
En esta se puede ver la textura de la crema, muy suave, buenísima. Hacía tiempo que tenía ganas de una receta de crema que quedase tan buena como esta, pasa a ser mi favorita sin duda!
Espero que os guste, como ya os he dicho, es un poco laboriosa... ¡pero merece la pena probarla!
martes, 29 de junio de 2010
lunes, 21 de junio de 2010
RISOTTO DE VERDURAS
Whole kitchen en su Propuesta Salada para el mes de junio nos invita a preparar todo un clásico de la comida tradicional italiana, un Risotto de verduras.
Hace sólo un par de meses que probé el risotto, no sé por qué era algo que no me llamaba nada, pero desde que lo hice me declaro fan totalmente.
Además pueden hacer un montón de variaciones, así que nunca cansa!
Cuando recibí el correo con la primera receta de Whole kitchen y vi que era un risotto de verduras, pensé que no podía haber un mejor comienzo. Una receta perfecta para estrenar el círculo.
Además me gusta mucho su "forma de hacer", te mandan una receta del plato que hay que cocinar cada mes (con cantidades orientativas, ingredientes, técnicas e incluso un poco de historia, que siempre viene bien saber el origen de nuestros platos). Por supuesto puedes hacer cualquier variación, así que cada uno puede adaptarlo a sus gustos, pero partiendo siempre de unos ingredientes comunes.
Puede unirse todo el mundo, tenga o no tenga blog, así que os animo a hacerlo, que sé que hay muchos cocinillas en la sombra!
Os pongo como lo hice yo, no es por presumir, pero estaba de bueno...mmmm!
Ingredientes:
- 140 gr de arroz (70 por persona)
- verduras variadas ( ajo, cebolla, espárragos trigueros, zanahoria, pimiento rojo, guisantes y champiñones)
- caldo de verdura, pollo o pescado (yo utilicé caldo de marisco y pescado, unos 600 ml, pero puede variar)
- aceite de oliva
- vino blanco
- sal
- una pizca de azafrán (opcional)
- 20 gr de mantequilla
- parmesano rallado al gusto
- hierbas aromáticas: albahaca, cebollino,...
Es importante hacer todos los pasos muy "suavemente": fuego suave, el vino hay que ponerlo con un chorrito fino, el caldo debe estar caliente para que no corte el hervor,....
Empezamos picando las verduras, pero sin mezclarlas, para ir incorporándolas según el tiempo de cocción que necesiten.
En una olla o una sartén grande ponemos un chorrito de un buen aceite de oliva al fuego.
Añadimos los ajos picados, y damos unas vueltas.
Añadimos entonces la cebolla, y la dejamos pasarse hasta que empiece a ponerse transparente, removiendo de vez en cuando.
Empezamos a añadir entonces las verduras, como antes puse, las iremos añadiendo según necesiten más o menos tiempo de cocción.
También dependerá del tamaño de los trozos, pero lo normal es cortarlos todos más o menos "parejos".
Yo las añadí en este orden: pimiento, zanahoria, guisantes (aún congelados), trigueros y champiñones.
Las dejamos unos 5 minutitos, removiendo de vez en cuando, para que suelten parte de su líquido y todo el sabor.
Pasado este tiempo, añadimos un chorrito de vino blanco (o tinto, a elección). Seguro que el cava le queda genial, también, probaré para la próxima, puede ser una buena forma de aprovechar las botellas que quedan de Navidad.
Lo dejamos otros minutitos, y añadimos el arroz. Removemos bien, para que el arroz suelte el almidón, pero siempre con delicadeza.
Esto es lo que le dará parte de la cremosidad característica al risotto.
Añadimos entonces parte del caldo, también poco a poco, siempre removiendo y esperando a que el arroz lo absorba antes de añadir el siguiente.
En este punto añado la sal, y esta vez le puse también un poco de azafrán, unas hebritas, para que cogiese algo de color y no quedase muy paliducho en las fotos, pero es totalmente prescindible.
La cantidad de caldo es totalmente orientativa, ya que según el tiempo que revolvamos (lo ideal es revolver todo el tiempo, pero no siempre es posible), la viveza del fuego, el tipo de arroz que usemos o si lo queremos más o menos caldosito variará bastante.
Depende también de estos factores el tiempo de cocinado, pero estará en torno a unos 15 minutos.
Cuando esté a nuestro gusto, añadimos la mantequilla y el queso parmesano rallado (otro gran descubrimiento, el parmesano), y revolvemos (otra vez) para que se reparta y se derrita bien por todo el risotto.
Este último paso le "dará la puntilla", quedará muy meloso y con un aroma espectacular.
Si no encontramos parmesano podemos sustituírlo por cualquier otro queso, pero os recomiendo usar el original.
Aunque en principio pueda parecer un poco caro, una cuña de tamaño normal que podemos comprar por unos 5-6 euros dura un montón de tiempo, ya que normalmente se usa para rallar. De verdad merece la pena probar este queso.
Lo tapamos con un paño de cocina o una tela y lo dejamos reposar un par de minutos.
Como véis yo lo dejé bastante caldosito, nos gusta así el arroz en general, y para el risotto no íbamos a cambiar!
Decoramos con alguna hierba aromática (cebollino, albahaca fresca, ...) y si queremos con más queso rallado... y a disfrutarlo!
Hace sólo un par de meses que probé el risotto, no sé por qué era algo que no me llamaba nada, pero desde que lo hice me declaro fan totalmente.
Además pueden hacer un montón de variaciones, así que nunca cansa!
Cuando recibí el correo con la primera receta de Whole kitchen y vi que era un risotto de verduras, pensé que no podía haber un mejor comienzo. Una receta perfecta para estrenar el círculo.
Además me gusta mucho su "forma de hacer", te mandan una receta del plato que hay que cocinar cada mes (con cantidades orientativas, ingredientes, técnicas e incluso un poco de historia, que siempre viene bien saber el origen de nuestros platos). Por supuesto puedes hacer cualquier variación, así que cada uno puede adaptarlo a sus gustos, pero partiendo siempre de unos ingredientes comunes.
Puede unirse todo el mundo, tenga o no tenga blog, así que os animo a hacerlo, que sé que hay muchos cocinillas en la sombra!
Os pongo como lo hice yo, no es por presumir, pero estaba de bueno...mmmm!
Ingredientes:
- 140 gr de arroz (70 por persona)
- verduras variadas ( ajo, cebolla, espárragos trigueros, zanahoria, pimiento rojo, guisantes y champiñones)
- caldo de verdura, pollo o pescado (yo utilicé caldo de marisco y pescado, unos 600 ml, pero puede variar)
- aceite de oliva
- vino blanco
- sal
- una pizca de azafrán (opcional)
- 20 gr de mantequilla
- parmesano rallado al gusto
- hierbas aromáticas: albahaca, cebollino,...
Es importante hacer todos los pasos muy "suavemente": fuego suave, el vino hay que ponerlo con un chorrito fino, el caldo debe estar caliente para que no corte el hervor,....
Empezamos picando las verduras, pero sin mezclarlas, para ir incorporándolas según el tiempo de cocción que necesiten.
En una olla o una sartén grande ponemos un chorrito de un buen aceite de oliva al fuego.
Añadimos los ajos picados, y damos unas vueltas.
Añadimos entonces la cebolla, y la dejamos pasarse hasta que empiece a ponerse transparente, removiendo de vez en cuando.
Empezamos a añadir entonces las verduras, como antes puse, las iremos añadiendo según necesiten más o menos tiempo de cocción.
También dependerá del tamaño de los trozos, pero lo normal es cortarlos todos más o menos "parejos".
Yo las añadí en este orden: pimiento, zanahoria, guisantes (aún congelados), trigueros y champiñones.
Las dejamos unos 5 minutitos, removiendo de vez en cuando, para que suelten parte de su líquido y todo el sabor.
Pasado este tiempo, añadimos un chorrito de vino blanco (o tinto, a elección). Seguro que el cava le queda genial, también, probaré para la próxima, puede ser una buena forma de aprovechar las botellas que quedan de Navidad.
Lo dejamos otros minutitos, y añadimos el arroz. Removemos bien, para que el arroz suelte el almidón, pero siempre con delicadeza.
Esto es lo que le dará parte de la cremosidad característica al risotto.
Añadimos entonces parte del caldo, también poco a poco, siempre removiendo y esperando a que el arroz lo absorba antes de añadir el siguiente.
En este punto añado la sal, y esta vez le puse también un poco de azafrán, unas hebritas, para que cogiese algo de color y no quedase muy paliducho en las fotos, pero es totalmente prescindible.
La cantidad de caldo es totalmente orientativa, ya que según el tiempo que revolvamos (lo ideal es revolver todo el tiempo, pero no siempre es posible), la viveza del fuego, el tipo de arroz que usemos o si lo queremos más o menos caldosito variará bastante.
Depende también de estos factores el tiempo de cocinado, pero estará en torno a unos 15 minutos.
Cuando esté a nuestro gusto, añadimos la mantequilla y el queso parmesano rallado (otro gran descubrimiento, el parmesano), y revolvemos (otra vez) para que se reparta y se derrita bien por todo el risotto.
Este último paso le "dará la puntilla", quedará muy meloso y con un aroma espectacular.
Si no encontramos parmesano podemos sustituírlo por cualquier otro queso, pero os recomiendo usar el original.
Aunque en principio pueda parecer un poco caro, una cuña de tamaño normal que podemos comprar por unos 5-6 euros dura un montón de tiempo, ya que normalmente se usa para rallar. De verdad merece la pena probar este queso.
Lo tapamos con un paño de cocina o una tela y lo dejamos reposar un par de minutos.
Como véis yo lo dejé bastante caldosito, nos gusta así el arroz en general, y para el risotto no íbamos a cambiar!
Decoramos con alguna hierba aromática (cebollino, albahaca fresca, ...) y si queremos con más queso rallado... y a disfrutarlo!
jueves, 17 de junio de 2010
CUMPLEBLOG! TARTA MOUSSE DE CHOCOLATE Y AVELLANA CON SORPRESA DE FRESA
Pues si, hoy cocino y disfruto cumple un añito! La verdad es que este año se me ha pasado volando!
Parece que fue ayer cuando "en un calentón" y después de visitar blogs y blogs de cocina me lancé con el mío propio.
Además, como podéis ver, ayer se me dio por "fisgar" en las nuevas plantillas de blogspot, y de paso le he hecho un mini lavado de cara. Año nuevo, vida nueva!
Me gustaría dedicaros esta entrada a todos vosotros, porque gracias a vuestras visitas y comentarios sé que el tiempo que le de dedico al blog no es tiempo perdido. Ni mucho menos! Me encanta cuando alguien me dice que ha probado uno de los platos que publico, yo creo que cada vez que ocurre crezco un par de centímetros por lo menos!
Para celebrar este primer cumple tenía que hacer una tartita, cómo no!
En principio parece que va a ser un poco elaborada, pero qué va, es facilísima, y se hace muy rápidamente.
Lo único es que hay que ir haciéndola en varias "fases", pero como pasa con este tipo de tartas normalmente.
Para hacer en verano es estupenda, ya que no hace falta encender el horno, con el microondas tenemos más que suficiente. ¡Vivan las modernidades!
Eso si, una batidora de varillas facilita mucho el trabajo... si no al día siguiente puede que tengamos agujetas!
El nombre lo dice todo: es una mousse de chocolate y avellana (gran combinación) con una capa de gelatina de mermelada de fresa en el interior.
Esto último es lo que menos me ha convencido, para la próxima (porque habrá próxima) probaré con una capa fina de chocolate con avellana molida, a ver qué tal le queda.
No soy de chocolate, pero cuando se combina con avellanas ya es otro cantar... o no?
La base del bizcocho es de Clemen, de Bocados de cielo. Alguna vez ya os puse cositas suyas...es una artista! No dejéis de visitarla si no la conocéis. Os enamorará!
Vamos con la receta, que me estoy enrollando demasiado ya antes de empezar...lo que os espera, amigos!
Ingredientes:
Para la base de bizcocho:
- 2 huevos (tª ambiente)
- 50 gr de azúcar
- 50 gr de harina de trigo
Para la mousse de chocolate y avellana:
- 500 ml de nata para montar
- 3 claras de huevo
- 3 cucharadas soperas de cacao puro
- 3 cucharadas soperas de azúcar
- 2 cucharadas soperas de avellanas molidas
- 2 hojas de gelatina neutra
Para la gelatina de mermelada:
- 3 cucharadas soperas de mermelada de fresa
- 100 ml de agua
- 3 hojas de gelatina neutra
Para la gelatina de chocolate:
- 75 ml de leche
- 75 ml de agua
- 3 cucharadas soperas de cacao puro
- 2 cucharadas soperas de azúcar
- 3 hojas de gelatina neutra
Para decorar:
- chocolate de cobertura, barquillos, ....
Creo que tardamos más en leer la receta que en realidad en hacerla.
Empezaremos haciendo el bizcocho, ya que tiene que enfriar antes de seguir con la tarta.
Batimos los huevos con el azúcar, hasta que dupliquen su volumen. Lo ideal es hacerlo con batidora de varillas, es mucho mas cómodo.
Añadimos la harina, y mezclamos hasta que se integre perfectamente.
Volcamos en un molde enharinado que pueda ir al microondas (silicona, pyrex,...).
Hay que estar atentos, Clemen nos dice que una vez que suba, lo dejamos unos segundos más, y luego apagamos el microondas y lo dejamos otro minutito reposando antes de abrir la puerta.
Por si os sirve de referencia, mi microondas es de 850w y lo tuve 3 minutos mas el de reposo.
Lo dejamos enfriar sobre una rejilla.
Pasamos entonces a la gelatina de fresa (es opcional, ya os digo que puede que incluso esté mejor sin ella):
Ponemos a hidratar las hojas de gelatina en un recipiente con agua fría.
En un vaso, calentamos los 100 ml agua unos segundos al microondas.
Añadimos la gelatina, una vez esté hidratada, y removemos bien hasta que se disuelva del todo.
Ponemos entonces la mermelada de fresa, y removemos otra vez para que todo se mezcle bien.
La vertemos sobre un molde o un plato (yo lo hice sobre un plato sopero forrado con film, para facilitar el "desmoldado").
Dejamos que enfríe un poco, y a la nevera hasta que cuaje (poco, en una hora más o menos estará lista).
Una vez esté el bizcocho frío y la gelatina cuajada, podemos empezar con la mousse.
Tengo que reconocer que es la primera vez que hago una mousse, y la verdad es que me ha parecido mucho más fácil de lo que me esperaba.
Lo primero que tenemos que hacer es poner las hojas de gelatina a hidratar, en agua fría como para la mermelada.
Lo siguiente será semimontar la nata (separaremos antes unas cucharadas para deshacer en ella la gelatina). No hace falta que esté firme del todo, con que coja un poco de cuerpo es suficiente. Ayuda a este paso que la nata esté bien fría, queda mucho mejor y se hace más rápido.
Calentamos en el microondas unos segundos esas cucharadas de nata que hemos apartado, y desharemos en ella las hojas de gelatina.
Las incorporamos a la nata semimontada.
Añadiremos el cacao, cucharada a cucharada, y removiendo bien para que se reparta.
Haremos lo mismo con las avellanas molidas, y veremos como la mezcla ya está mucho más espesa.
Luego montaremos las claras con el azúcar, hasta que estén bien firmes.
Las mezclaremos con cuidado con la mezcla de nata, chocolate y avellanas.
Lo ideal es utilizar una espátula e ir mezclando siempre de abajo a arriba, para ir aireando la mezcla.
La mousse está lista, mirad qué rápido!
Empezaremos entonces a montar la tarta.
Yo la hice con un aro de repostería (qué gran compra, lo uso muchísimo), pero puede hacerse con un molde desmoldable (o incluso un molde normal, o en un pyrex, y luego la presentamos ahí).
Cortaremos el bizcocho un poco más pequeño que el diámetro que le pongamos al aro, unos 2 o 3 cm menos por cada lado.
Haremos lo mismo con la gelatina.
(Comprobaremos que el bizcocho y la gelatina sobrantes "combinan" a la perfección, jiji.)
En un plato o una fuente, ponemos el aro de repostería con la medida que queramos, la mía era de unos 20cm.
En la base ponemos el bizcocho, y rellenamos hasta la mitad con mousse de chocolate. Si queremos podemos calar el bizcocho con algún licor o almíbar, yo lo hice con almíbar de agua y azúcar.
Ponemos entonces el disco de mermelada de fresa, y seguimos rellenando con la mousse.
Alisamos la superficie lo mejor que podamos, y metemos la tarta a la nevera.
En 2-3 horas estará lista para decorarla.
Para la gelatina de chocolate, empezaremos (como siempre) hidratando la gelatina en agua fría.
Ponemos un cazo al fuego (supongo que se podría hacer al microondas sin problema) con la leche y el agua, y calentamos sin que llegue a hervir.
Añadimos el cacao y el azúcar, removemos y retiramos del fuego.
Seguimos removiendo, y cuando veamos que está templado (al meter una yema de un dedo ya no quema) añadimos la gelatina, removiendo bien para que se deshaga del todo.
Esperamos a que enfríe un poco más, y vertemos sobre la mousse. Queda una capa súper brillante, para hacer las fotos tuve que apartarme bastante, porque se me veía reflejada en cuanto me despistaba un poco.
Podemos ponernos entonces con las decoraciones de chocolate.
No sé si ya lo habré contado alguna vez, pero si hay un momento del día en que me visitan las musas, es siempre en la ducha.
Para cualquier cosa en general, ya puedo pasarme media noche pensando en algo, que la solución (si aparece) es siempre en la ducha.
Es una pasada, yo creo que si me ducho 3 o 4 veces al día acabo con la crisis mundial!
Justo unos días antes de que se me ocurriese esto, había visto unos cuenquecillos de chocolate en el blog de Bakerella. Los hacía con su sobrina, mojando globos pequeñitos (de agua, creo que se llaman ahora, para mi toda la vida fueron globos "de peseta") en una cazuela con chocolate de cobertura derretido, y luego los ponía a secar sobre una bandeja con papel de horno.
Se me ocurrió que igual que se podían hacer cuenquecillos, se podían hacer cupulitas, así que un día hice una prueba con una (pronto publicaré la receta para la que la usé, es sobre un vasito, queda genial)
Bueno, al lío.
Yo lo hice con gotas de chocolate, derretí unas cuantas a ojo en el microondas, y cuando estaban fundidas le añadí como un tercio más, y removí hasta que se deshicieron del todo, con el calor acumulado del chocolate. Así, se le baja la temperatura rápidamente, y el chocolate queda más brillante que si lo fundimos todo al micro.
Inflamos los globos del tamaño que queramos, y les hacemos un nudo.
Vertemos el chocolate en un cucurucho de papel o un biberón para salsas, y vamos haciendo dibujos sobre el globo, como más nos gusten.
Os recomiendo que los "hilos" no sean demasiado finos, para que no se rompan al manipularlo luego.
Es importante también que los hilos se crucen en varios puntos, para que sea más resistente, y que no queden "agujeros" demasiado grandes.
Una vez tengamos listo el globo, lo "posamos" sobre un vaso de chupito, o un vaso estrecho cualquiera, sin que el cristal toque el chocolate, si no se quedaría pegado.
La primera vez intenté apoyar el globo el el frutero, encajándolo entre la fruta, y con la electricidad estática empezó a rodar y acabó pegado a los azulejos... para una foto estaba la cocina!
Si nos sobra chocolate, podemos hacer unos dibujitos sobre papel de horno o acetato, para aprovecharlo, que sirven también para adornar la tarta.
Lo dejamos a temperatura ambiente (si hace calor es mejor meterlo en la nevera, pierde el brillo pero nos aseguramos de que endurezca), hasta que esté bien duro.
Con un cutter o un alfiler pinchamos el globo, y cuando abramos los ojos veremos que la forma del chocolate está intacta! ¡Qué alegría me llevé la primera vez!
Retiramos del interior el globo pinchado (suele quedarse pegado a alguna parte, pero al tirar suavemente se despega sin problema).
Los adornos están listos!
Desmoldamos la mousse, y la decoramos con los adornos de chocolate y algún barquillo, por ejemplo.
Como podéis ver, los adornos quedan muy vistosos, y son súper entretenidos de hacer.
Además, los que tenéis niños, podéis dejarle esa parte para ellos, seguro que les encantará.
Os aconsejo conservarla en la nevera, como puse antes el chocolate de los adornos perderá algo de brillo, pero nos evitamos "males mayores".
Por último os dejo esta foto, para que veáis la textura de la mousse...perfecta!
Parece que fue ayer cuando "en un calentón" y después de visitar blogs y blogs de cocina me lancé con el mío propio.
Además, como podéis ver, ayer se me dio por "fisgar" en las nuevas plantillas de blogspot, y de paso le he hecho un mini lavado de cara. Año nuevo, vida nueva!
Me gustaría dedicaros esta entrada a todos vosotros, porque gracias a vuestras visitas y comentarios sé que el tiempo que le de dedico al blog no es tiempo perdido. Ni mucho menos! Me encanta cuando alguien me dice que ha probado uno de los platos que publico, yo creo que cada vez que ocurre crezco un par de centímetros por lo menos!
Para celebrar este primer cumple tenía que hacer una tartita, cómo no!
En principio parece que va a ser un poco elaborada, pero qué va, es facilísima, y se hace muy rápidamente.
Lo único es que hay que ir haciéndola en varias "fases", pero como pasa con este tipo de tartas normalmente.
Para hacer en verano es estupenda, ya que no hace falta encender el horno, con el microondas tenemos más que suficiente. ¡Vivan las modernidades!
Eso si, una batidora de varillas facilita mucho el trabajo... si no al día siguiente puede que tengamos agujetas!
El nombre lo dice todo: es una mousse de chocolate y avellana (gran combinación) con una capa de gelatina de mermelada de fresa en el interior.
Esto último es lo que menos me ha convencido, para la próxima (porque habrá próxima) probaré con una capa fina de chocolate con avellana molida, a ver qué tal le queda.
No soy de chocolate, pero cuando se combina con avellanas ya es otro cantar... o no?
La base del bizcocho es de Clemen, de Bocados de cielo. Alguna vez ya os puse cositas suyas...es una artista! No dejéis de visitarla si no la conocéis. Os enamorará!
Vamos con la receta, que me estoy enrollando demasiado ya antes de empezar...lo que os espera, amigos!
Para la base de bizcocho:
- 2 huevos (tª ambiente)
- 50 gr de azúcar
- 50 gr de harina de trigo
Para la mousse de chocolate y avellana:
- 500 ml de nata para montar
- 3 claras de huevo
- 3 cucharadas soperas de cacao puro
- 3 cucharadas soperas de azúcar
- 2 cucharadas soperas de avellanas molidas
- 2 hojas de gelatina neutra
Para la gelatina de mermelada:
- 3 cucharadas soperas de mermelada de fresa
- 100 ml de agua
- 3 hojas de gelatina neutra
Para la gelatina de chocolate:
- 75 ml de leche
- 75 ml de agua
- 3 cucharadas soperas de cacao puro
- 2 cucharadas soperas de azúcar
- 3 hojas de gelatina neutra
Para decorar:
- chocolate de cobertura, barquillos, ....
Creo que tardamos más en leer la receta que en realidad en hacerla.
Empezaremos haciendo el bizcocho, ya que tiene que enfriar antes de seguir con la tarta.
Batimos los huevos con el azúcar, hasta que dupliquen su volumen. Lo ideal es hacerlo con batidora de varillas, es mucho mas cómodo.
Añadimos la harina, y mezclamos hasta que se integre perfectamente.
Volcamos en un molde enharinado que pueda ir al microondas (silicona, pyrex,...).
Hay que estar atentos, Clemen nos dice que una vez que suba, lo dejamos unos segundos más, y luego apagamos el microondas y lo dejamos otro minutito reposando antes de abrir la puerta.
Por si os sirve de referencia, mi microondas es de 850w y lo tuve 3 minutos mas el de reposo.
Lo dejamos enfriar sobre una rejilla.
Pasamos entonces a la gelatina de fresa (es opcional, ya os digo que puede que incluso esté mejor sin ella):
Ponemos a hidratar las hojas de gelatina en un recipiente con agua fría.
En un vaso, calentamos los 100 ml agua unos segundos al microondas.
Añadimos la gelatina, una vez esté hidratada, y removemos bien hasta que se disuelva del todo.
Ponemos entonces la mermelada de fresa, y removemos otra vez para que todo se mezcle bien.
La vertemos sobre un molde o un plato (yo lo hice sobre un plato sopero forrado con film, para facilitar el "desmoldado").
Dejamos que enfríe un poco, y a la nevera hasta que cuaje (poco, en una hora más o menos estará lista).
Una vez esté el bizcocho frío y la gelatina cuajada, podemos empezar con la mousse.
Lo primero que tenemos que hacer es poner las hojas de gelatina a hidratar, en agua fría como para la mermelada.
Calentamos en el microondas unos segundos esas cucharadas de nata que hemos apartado, y desharemos en ella las hojas de gelatina.
Las incorporamos a la nata semimontada.
Haremos lo mismo con las avellanas molidas, y veremos como la mezcla ya está mucho más espesa.
Luego montaremos las claras con el azúcar, hasta que estén bien firmes.
Las mezclaremos con cuidado con la mezcla de nata, chocolate y avellanas.
Lo ideal es utilizar una espátula e ir mezclando siempre de abajo a arriba, para ir aireando la mezcla.
La mousse está lista, mirad qué rápido!
Empezaremos entonces a montar la tarta.
Yo la hice con un aro de repostería (qué gran compra, lo uso muchísimo), pero puede hacerse con un molde desmoldable (o incluso un molde normal, o en un pyrex, y luego la presentamos ahí).
Haremos lo mismo con la gelatina.
En un plato o una fuente, ponemos el aro de repostería con la medida que queramos, la mía era de unos 20cm.
En la base ponemos el bizcocho, y rellenamos hasta la mitad con mousse de chocolate. Si queremos podemos calar el bizcocho con algún licor o almíbar, yo lo hice con almíbar de agua y azúcar.
Ponemos entonces el disco de mermelada de fresa, y seguimos rellenando con la mousse.
Para la gelatina de chocolate, empezaremos (como siempre) hidratando la gelatina en agua fría.
Ponemos un cazo al fuego (supongo que se podría hacer al microondas sin problema) con la leche y el agua, y calentamos sin que llegue a hervir.
Seguimos removiendo, y cuando veamos que está templado (al meter una yema de un dedo ya no quema) añadimos la gelatina, removiendo bien para que se deshaga del todo.
Esperamos a que enfríe un poco más, y vertemos sobre la mousse. Queda una capa súper brillante, para hacer las fotos tuve que apartarme bastante, porque se me veía reflejada en cuanto me despistaba un poco.
Podemos ponernos entonces con las decoraciones de chocolate.
No sé si ya lo habré contado alguna vez, pero si hay un momento del día en que me visitan las musas, es siempre en la ducha.
Para cualquier cosa en general, ya puedo pasarme media noche pensando en algo, que la solución (si aparece) es siempre en la ducha.
Es una pasada, yo creo que si me ducho 3 o 4 veces al día acabo con la crisis mundial!
Bueno, al lío.
Vertemos el chocolate en un cucurucho de papel o un biberón para salsas, y vamos haciendo dibujos sobre el globo, como más nos gusten.
Os recomiendo que los "hilos" no sean demasiado finos, para que no se rompan al manipularlo luego.
La primera vez intenté apoyar el globo el el frutero, encajándolo entre la fruta, y con la electricidad estática empezó a rodar y acabó pegado a los azulejos... para una foto estaba la cocina!
Los adornos están listos!
Desmoldamos la mousse, y la decoramos con los adornos de chocolate y algún barquillo, por ejemplo.
Como podéis ver, los adornos quedan muy vistosos, y son súper entretenidos de hacer.
Además, los que tenéis niños, podéis dejarle esa parte para ellos, seguro que les encantará.
Por último os dejo esta foto, para que veáis la textura de la mousse...perfecta!
jueves, 10 de junio de 2010
PROVOLONE
Esta publicación estrena una nueva etiqueta: minirrecetas.
Hay muchas veces en las que no ponemos recetas por parecernos demasiado sencillas o conocidas, pero seguro que hay alguien que está interesado en ellas. Así que a partir de ahora espero publicar muchas!
Con el provolone me pasó una cosa muy curiosa: en una entrada de pizza, alguien "anónimo" me dejó este comentario: "Todo esto está muy bien, pero... el provolone, cómo se hace, es un misterio".
Cuando lo leí pensé que se había equivocado al escribirlo, y que era un comentario para otro blog...pues no!
Resulta que unos meses despues conocí al chicuelo que dejó el comentario... qué gracia me hizo! Es amigo de una amiga muy amiga, así que era inevitable que tarde o temprano coincidiésemos.
Pues muy bien, para los dos va esta minirreceta! Ahora ya no tenéis que ir a Vigo a comer provolone!
Hay muchas formas de hacer el provolone, desde la forma de cocinarlo (al horno, a la plancha, al grill,...) hasta los ingredientes a añadir (tomate, orégano, pimentón, ...)
Os pongo como suelo hacerlo yo
Ingredientes:
Podemos servirnos parte en nuestro plato, o si hay confianza ir "mojando" los palitos directamente en la cazuela... ¡qué maravilla!
Hay muchas veces en las que no ponemos recetas por parecernos demasiado sencillas o conocidas, pero seguro que hay alguien que está interesado en ellas. Así que a partir de ahora espero publicar muchas!
Con el provolone me pasó una cosa muy curiosa: en una entrada de pizza, alguien "anónimo" me dejó este comentario: "Todo esto está muy bien, pero... el provolone, cómo se hace, es un misterio".
Cuando lo leí pensé que se había equivocado al escribirlo, y que era un comentario para otro blog...pues no!
Resulta que unos meses despues conocí al chicuelo que dejó el comentario... qué gracia me hizo! Es amigo de una amiga muy amiga, así que era inevitable que tarde o temprano coincidiésemos.
Pues muy bien, para los dos va esta minirreceta! Ahora ya no tenéis que ir a Vigo a comer provolone!
Hay muchas formas de hacer el provolone, desde la forma de cocinarlo (al horno, a la plancha, al grill,...) hasta los ingredientes a añadir (tomate, orégano, pimentón, ...)
Os pongo como suelo hacerlo yo
Ingredientes:
- Aceite de oliva
- Tomate natural (maduro)
- Albahaca
- Orégano
Para acompañar:
- pan fresco
- pan tostado
- galletas,...
La preparación es de lo más sencilla.
Lo primero que tenemos que hacer es poner el horno a calentar, yo lo pongo a 200 grados.
Lo hago siempre en una cazuela de barro, me gusta como queda en estas cazuelas. Lo ideal es que sobren 2-3 cm desde el borde del queso hasta el borde de la cazuela, para que al fundirse pueda "expandirse".
Sobre el fondo de la cazuela, ponemos una cama de tomate natural madurito. Como véis, el mío de madurito no tenía nada, pero aún así estaba bien bueno!
Le ponemos un poco de sal, unas hojas de albahaca y un chorrito de aceite de oliva.
Encima, ponemos la rodaja de queso, y espolvoreamos con orégano al gusto.
El queso provolone desde hace unos años es muy fácil de encontrar, podemos encontrarlo en casi todos los supermercados.
Incluso en algunos tienen la pieza entera, es como un salchichón gigante de queso, y te cortan la rodaja lo gruesa que tu la quieras (el que viene cortado es más o menos de 15mm).
Yo lo compro normalmente envasado al vacío, porque así tarda un montón en estropearse.
Es algo muy cómodo para tener en casa y preparalo para una cena o de aperitivo.
Lo metemos al horno, mejor si es con calor arriba y abajo, para que se funda mas rápido.
Mientras tanto, podemos ir preparando el pan. Os aconsejo probarlo con varios panes, porque cambia mucho de comerlo con uno o con otro.
A mi personalmente como más me gusta es con esos palitos tostados que tienen sal gruesa por encima...mmmm! Buenísimo!
Cuando está bien fundido, más o menos en 15 minutos, lo sacamos con mucho cuidado... y a comer!
Podemos servirnos parte en nuestro plato, o si hay confianza ir "mojando" los palitos directamente en la cazuela... ¡qué maravilla!
Dependiendo de la rapidez con que lo comamos o de la temperatura ambiente, puede que se enfríe un poco antes de acabarse, y por tanto se solidifique un poco, pero no hay problema, lo metemos un par de minutitos más al horno y listo, como recién hecho!
¡Y a disfrutarlo! ¡Con cuidado, que quema!
martes, 1 de junio de 2010
MAGDALENAS DE MASCARPONE Y FRESAS SECAS
Estrenamos junio con una receta 100% recomentable, sobre todo si como a mi os encantan las fresas.
Son unas magdalenas riquísimas, muy suaves y con mucho sabor a fresa... para mi gusto inmejorables.
Sin duda de todas las recetas que probé hasta el momento de bizcochos, muffins, magdalenas y demás familia, esta se lleva la palma.
En este caso tengo que agradecer la receta a dos personas: por una parte a Cris (de quien he "robado" la receta del bizcocho de mascarpone), y por otra parte a Patt (gracias a ella conocí las fresas secas, en una entrada decía que eran la gominola preferida de su hija Lola... y no me extraña, son una pasada).
Las dos tienen unos blogs de los mejores "del panorama nacional", y además son unas chicas estupendas. ¡Mil gracias por vuestras recetas!
Yo hice la media receta del bizcocho de Cris, y me salieron 10 magdalenas medianas. Os pongo la receta completa, que lo de poner medio yogur en los ingredientes va a quedar un poco rarito, así que es para unas 20 magdalenas medianas.
Ingredientes:
Son unas magdalenas riquísimas, muy suaves y con mucho sabor a fresa... para mi gusto inmejorables.
Sin duda de todas las recetas que probé hasta el momento de bizcochos, muffins, magdalenas y demás familia, esta se lleva la palma.
En este caso tengo que agradecer la receta a dos personas: por una parte a Cris (de quien he "robado" la receta del bizcocho de mascarpone), y por otra parte a Patt (gracias a ella conocí las fresas secas, en una entrada decía que eran la gominola preferida de su hija Lola... y no me extraña, son una pasada).
Las dos tienen unos blogs de los mejores "del panorama nacional", y además son unas chicas estupendas. ¡Mil gracias por vuestras recetas!
Yo hice la media receta del bizcocho de Cris, y me salieron 10 magdalenas medianas. Os pongo la receta completa, que lo de poner medio yogur en los ingredientes va a quedar un poco rarito, así que es para unas 20 magdalenas medianas.
Ingredientes:
- 4 huevos
- 200 gr de azúcar
- 1 yogur natural (yo de mora)
- 250 gr de queso mascarpone
- 80 gr de aceite de girasol
- 250 gr de harina de trigo floja
- 1 sobre de levadura química
- 1 pizca de sal
Lo primero que tenemos que hacer es picar las fresas del tamaño que queramos. Os aconsejo que no sean demasiado grandes, para que queden bien repartidas por la masa.
Además como el bizcocho es muy ligero, si son muy grandes se irán todas al fondo.
Por si os sirve de referencia, yo piqué cada fresa en 6-8 partes. En 8 creo que es lo ideal.
En este paso hay que tener mucho mucho cuidado... o acabaremos comiéndonos más de la mitad de las fresas mientras las picamos... irresistibles!
Menudo descubrimiento! Tienen un color precioso, una textura perfecta... y sobre todo un sabor y un olor únicos.
Las compré en una tienda de gominolas bastante grande, fue el único sitio en el que las conseguí sueltas, a granel. Cuando las vi, se me iluminó la cara! Por fin las había encontrado!
Una vez estén las fresas cortadas, procedemos a hacer la masa del bizcocho.
Empezamos batiendo los huevos con el azúcar, hasta que tripliquen su volumen.
Yo hice todo el proceso con una batidora eléctrica con varilla, pero puede hacerse perfectamente a mano.
Añadimos el yogur, el queso mascarpone y el aceite, y removemos hasta mezclar completamente.
Tamizamos la harina mezclada con la levadura y la sal, y removemos hasta que la masa quede homogénea.
Añadimos entonces las fresas picadas, y removemos para repartirlas lo mejor posible por toda la masa.
Llenamos hasta unos 3/4 los moldes de magdalena, cerciorándonos de que no se queda ninguna sin fresas, y las horneamos unos 20 minutos, en el horno precalentado a 180º.
Para que los moldes de magdalenas no se abran y pierdan la forma, siempre los meto (antes de llenarlos) en unas flaneritas deshechables de aluminio. Así quedan todos perfectos e iguales, y las flaneritas se pueden reutilizar casi hasta el infinito... y más allá.
Una vez las sacamos del horno, las sacamos de las flaneras y las ponemos sobre una rejilla, para que enfríen y no se humedezcan.
Como se ve en las fotos, a mi se me bajaron un poco en en centro... pero seguían estando riquiiisimas!
Una vez estén frías, las espolvoreamos con azúcar glas, y ya podemos dejar de sufrir.... a comer!
Bueno, yo he de confesar que (como siempre) me comí una caliente... no puedo evitarlo!
Tengo ganas de probar esta misma receta de bizcocho con más ingredientes (nueces, pepitas de chocolate, ...).
Incluso esta misma receta con unas pepitas de chocolate blanco... no quiero ni pensarlo!
Aquí os dejo una abierta, se ve lo suave que es la masa, y el contraste de color con las fresas.
Una receta de 10, para repetir y repetir sin cansarnos.
- 200 gr de azúcar
- 1 yogur natural (yo de mora)
- 250 gr de queso mascarpone
- 80 gr de aceite de girasol
- 250 gr de harina de trigo floja
- 1 sobre de levadura química
- 1 pizca de sal
Lo primero que tenemos que hacer es picar las fresas del tamaño que queramos. Os aconsejo que no sean demasiado grandes, para que queden bien repartidas por la masa.
Además como el bizcocho es muy ligero, si son muy grandes se irán todas al fondo.
Por si os sirve de referencia, yo piqué cada fresa en 6-8 partes. En 8 creo que es lo ideal.
En este paso hay que tener mucho mucho cuidado... o acabaremos comiéndonos más de la mitad de las fresas mientras las picamos... irresistibles!
Menudo descubrimiento! Tienen un color precioso, una textura perfecta... y sobre todo un sabor y un olor únicos.
Las compré en una tienda de gominolas bastante grande, fue el único sitio en el que las conseguí sueltas, a granel. Cuando las vi, se me iluminó la cara! Por fin las había encontrado!
Una vez estén las fresas cortadas, procedemos a hacer la masa del bizcocho.
Empezamos batiendo los huevos con el azúcar, hasta que tripliquen su volumen.
Yo hice todo el proceso con una batidora eléctrica con varilla, pero puede hacerse perfectamente a mano.
Añadimos el yogur, el queso mascarpone y el aceite, y removemos hasta mezclar completamente.
Tamizamos la harina mezclada con la levadura y la sal, y removemos hasta que la masa quede homogénea.
Añadimos entonces las fresas picadas, y removemos para repartirlas lo mejor posible por toda la masa.
Llenamos hasta unos 3/4 los moldes de magdalena, cerciorándonos de que no se queda ninguna sin fresas, y las horneamos unos 20 minutos, en el horno precalentado a 180º.
Para que los moldes de magdalenas no se abran y pierdan la forma, siempre los meto (antes de llenarlos) en unas flaneritas deshechables de aluminio. Así quedan todos perfectos e iguales, y las flaneritas se pueden reutilizar casi hasta el infinito... y más allá.
Una vez las sacamos del horno, las sacamos de las flaneras y las ponemos sobre una rejilla, para que enfríen y no se humedezcan.
Como se ve en las fotos, a mi se me bajaron un poco en en centro... pero seguían estando riquiiisimas!
Una vez estén frías, las espolvoreamos con azúcar glas, y ya podemos dejar de sufrir.... a comer!
Bueno, yo he de confesar que (como siempre) me comí una caliente... no puedo evitarlo!
Tengo ganas de probar esta misma receta de bizcocho con más ingredientes (nueces, pepitas de chocolate, ...).
Incluso esta misma receta con unas pepitas de chocolate blanco... no quiero ni pensarlo!
Aquí os dejo una abierta, se ve lo suave que es la masa, y el contraste de color con las fresas.
Una receta de 10, para repetir y repetir sin cansarnos.