¡Lo que ha costado "parir" esta entrada! Hace un tiempo mi amiga patt y yo decidimos hacer una casita de galleta de jengibre cada una y publicarlas el día 15 de diciembre... y aunque casi al límite, ven la luz el día pactado.
Casi al límite la mía, porque la suya podía haberla publicado a las 00:01, pero yo me hice un poquito la remolona y al final casi me pilla el toro. Menos mal que es de buen corazón y esperó todo el día a que estuviese lista mi entrada para publicarlas a la vez. No quiero ni pensar en las veces que se acordó de mi familia. ;)
De patt no os voy a decir nada que no haya dicho ya, buena bloguera y mejor persona, siempre dispuesta a ayudar y a escuchar.
Además de a llamarte gili cuando hace falta, que siempre viene bien también.
Partimos de los mismos planos (podéis descargároslos para imprimirlos pinchando
aquí ), y ya desde el principio sabíamos que las dos iban a ser muy diferentes. Muy diferentes pero las dos preciosas, ya lo digo yo todo.
Os dejo aquí una foto de la suya, podéis verla con más detalle pinchando
aquí. Es chulísima, con su porche, ese tejado tan currado y los arbolitos perfectos. ¡Y el felpudo, un detalle de calidad, hace la casa muy acogedora! Me encanta.
Hacía muchísimo tiempo que tenía que hacer una casa de galleta. Me encantan, siempre que las veo en algún blog se me ilumina la cara, es una de esas cosas por las que siento debilidad.
Al primer alemán/a al que se le ocurrió hacer una casita de estas tan bonitas habría que dedicarle una calle o una rotonda o algo... ¡porque se la merece!
Es un poco laboriosa, pero si nos organizamos con tiempo y tenemos en cuenta algunas cositas que os comentaré se hace bastante rádido. O en último caso podemos comprar una de esos packs en los que vienen las galletas cortadas y sólo hay que decorarlas y pegarlas. Es muy divertido.
Al hacer la casita mis emociones fueron como una montaña rusa: tan pronto estaba arriba del todo (por ejemplo cuando horneé las galletas y no se deformaron casi nada) como bajaba a lo más profundo (como cuando se me rompió un faldón del tejado porque lo moví cuando aún estaba blando).
Pues así desde el principio hasta el final, momentos arriba y momentos abajo... por suerte la llegada fue arriba...jijiji.
Estoy bastante orgullosa de mi niña... tanto que no fui capaz de empezarla para sacar alguna foto y enseñárosla.
Ingredientes:
Para la galleta (hice doble ración pero me sobró un montón):
- 225 g de mantequilla
- 220 g de azúcar moreno
- 1 huevo grande
- una pizca de sal
- 430 g de harina de trigo
- 2 cucharaditas de mezcla de especias para galletas
- 2 cucharadas soperas colmadas de cacao en polvo
Para decorar:
- royal icing sugar (o glasa)
- agua
- esencia al gusto
- colorantes (opcional)
- caramelos, gominolas, azúcar glas,...
Como os decía hice doble ración de masa para la galleta, pero me sobró un montón, diría que más de la mitad.
Aunque para estas piezas grandes es mejor hacer cantidad y no tener que estar luego uniendo trocitos pequeños, que no quedan igual que en el primer estirado.
Esta receta la modifiqué de la que suelo hacer para las galletas decoradas, simplemente quité un poco de harina y añadí cacao en polvo y mezcla de 6 especias para galletas y bizcochos (lleva canela, cilantro, jengibre, eneldo, clavo y nuez moscada).
Hice la masa en una batidora eléctrica con bol, pero se puede hacer perfectamente a mano con unas barillas o un tenedor.
Como es bastante cantidad, os recomiendo si hacéis dos recetas, hacer primero una y luego otra, es mucho más cómodo y menos cansado. Además así podemos confirmar si necesitamos hacer más masa antes de hacer la segunda tanda.
Mezclamos la mantequilla con el azúcar y lo batimos bien.
Añadimos el huevo (yo lo añado siempre batido), y la pizca de sal. Mezclamos bien.
Por último, tamizamos y agregamos la harina, el cacao, y las especias. Mezclamos bien, hasta que la masa se vuelva homogénea, sin vetas de cacao.
Estiramos la masa con un rodillo y unas guías (es importante que todas las piezas tengan espesor homogéneo, para que luego no haya problemas al pegarlas.
Metemos en la nevera al menos una hora, hasta que la masa esté dura.
Para cortar las piezas utilizaremos los planos recortados, así que si aún no lo hemos hecho ya, imprimiremos y recortaremos todas las piezas que vayamos a utilizar.
Yo lo hice en folios normales, pero seguro que en cartulina es más cómodo.
Bien, una vez que la masa esté fría, la sacamos de la nevera, volvemos a pasar el rodillo con las guías y vamos recortando con un cuchillo bien afilado y mucho cuidado todas las piezas.
Con cortadores pequeños haremos las ventanas, y los huecos que queramos.
Volvemos a meter un rato en la nevera (es fundamental para que las piezas no se deformen con el horneado).
Precalentamos el horno a 170º, y cuando esté caliente metemos las piezas en una bandeja plana (ojo, no vale sobre la rejilla, se deformaría un montón) y las dejamos unos 20 mintuos.
Luego sacamos la bandeja del horno, y si hace (falta porque se han deformado al hornear) repasamos con el cuchillo los bordes de las galletas. No las tocaremos más hasta que estén bien frías.
Yo como os decía antes cometí el error de moverlas antes de que estuviesen frías del todo, y se me rompió a la mitad un faldón de del tejado. Lo pegué con glasa y casi no se nota, pero para colocarlo en la casa sufrí lo mío.
Si os pasa esto, os recomiento repetir la pieza y comeros la rota para ahogar las penas.
Una vez tengamos las piezas reposadas, procederemos a decorarlas. Esto se hace en plano, antes de montar la casita, ya que si no sería muy difícil y la glasa se escurriría.
Esta vez utilicé un paquete de royal icing sugar que me envió patt... viene ya mezclado el azúcar glas con la clara de huevo deshidratada, así que sólo tenemos que añadir agua y mezclar.
Además es super fino, utilicé la boquilla 1 de wilton y no se me taponó ni una vez.
Como era la primera vez que lo utilizaba me quedó un poco fluída, para la próxima la haré más compacta, para poder definir mejor los dibujos.
Os dejo
aquí la receta de la glasa real por si no conseguís este azúcar, o preferís hacerla en casa.
Podemos decorar con glasa blanca o coloreada, como más nos guste. Además se le pueden poner chuches, caramelos, más galletas, frutos secos... casi cualquier cosa. Hay muchísimos ejemplos en internet que nos pueden servir de inspiración.
Dejamos secar bien toda la glasa antes de empezar a montar la casita.
Aquí vino otro de mis bajones emocionales. Como la glasa estaba muy líquida, no había manera de que se pegasen unas piezas a otras. Se me abrió como 4 o 5 veces, casi abro la ventana y la lanzo a la calle. Cuando por fin me serené y me di cuenta de que espesando la glasa pegaría mejor, fue coser y cantar. ¡Arriba otra vez!
Para pegar las piezas teñí parte de la glasa de marrón, para disimular las uniones. Podemos también buscar el efecto contrario, marcarlas con glasa blanca. Cada uno como más le guste.
Para aguantar las paredes verticales nos ayudaremos de cosas que tengamos a mano: vasos, tazas, ...
Dejamos secar las uniones antes de decorar el exterior, para que no haya peligro de derrumbe si le tocamos sin querer.
Si queremos podemos decorar alguna cosa más en la casa, o retocar algo que se haya estropeado un poco. En mi caso, el tejado partido...jijiij! Un pequeño detallito de nada! Aunque he de decir que en las fotos casi no se nota, y una vez que le puse el azúcar glas por encima, ni fijándose se distingue.
Para decorar el jardín podemos utilizar un montón de cosas: conos de helado para hacer los arbolitos (yo los rocié con espray plateado), caramelos que parecen piedras, más glasa para hacer la nieve, canela o palitos de chocolate para hacer de troncos de madera... a dejar volar la imaginación.
Si queremos darle un efecto nevado, tamizaremos un poco de azúcar glas o coco (queda genial). La estampa no puede ser más bucólica-pastoril.
Y como soy una culo veo culo quiero, yo quería que la mía también se iluminase desde el interior (de ahí las paredes tan caladas), así que le dejé un agujero en la base.
En principio iba a meter una linternita dentro, pero alumbraba muy poco, así que tiré de móvil y de su aplicación linterna... ¡ya puedo decir que me ha servido para algo bajármela!
Los que os paséis por aquí de vez en cuando os habréis dado cuenta al ver la foto que esta iba a a ser una tocho-entrada de las que a mi me gustan... pues os habréis quedado cortos, amigos.
¡16 fotos que os voy a endosar! Ya que publico poco, al menos que sea abundante! jijiji!
Sé que son muchas, pero no sabía por cuales decidirme, así que al final lo dejé "sólo" en 16.
Otro consejo que os doy: montad la casa directamente sobra la base en la que la vayáis a presentar... porque moverla luego es imposible. Al menos para mi lo fue, tuve que desmontarla (mejor dicho, se desmontó ella solita) y volver a montarla en la base final.
Utilicé una base de aislante gris que compré en Leroy Merlín (que viene genial también para las bizcobolas), sobre ella una cartulina verde y luego el celofán con lunares.
Como la casa era tan sobria, había que darle un toque de color para que no fuese demasiado sosita.
Y por fin se acaba... espero que os hayan gustado nuestras casitas. Estoy por llamar a los de quien vive ahí, a ver si se quieren pasar a verla... porque a este paso no nos la comemos en todo el año.
A ver quien se atreve a quitarle la sonrisa al inquilino Avelino.