Whole Kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de julio nos invita a preparar un postre clásico británico: trifle.
Supongo que a muchos también os pasará, cada vez que veo un trifle me acuerdo de un capítulo de Friends en el que Rachel preparaba uno para sus amigos.
Iba siguiendo la receta por un libro de cocina, y por un error al pasar la página ponía una capa de ternera estofada con cebolla guisantes entre las capas de mermelada, crema, nata y soletillas.
Imaginaos lo "bueno" que podía estar aquello.
Además de los errores propios hay que aprender de los ajenos, así que puse mucho empeño en no poner ninguna capa "extraña" ;-)
Este es un postre bastante elaborado, hay que preprar con antelación al montaje el bizcocho y las natillas, y luego preparar la fruta y montar la nata cuando vayamos a montarlo.
Pero como suele pasar en estos postres en los que tenemos que trabajar un poco más de lo normal, merece totalmente la pena.
Lo que tiene de bueno es que le viene genial un día de reposo una vez montado, así que podemos hacerlo con antelación para un día especial (es típico de Navidad) o que por lo que sea no tengamos mucho tiempo de cocinar.
El trifle es super vistoso, siempre se hace en recipientes transparentes para poder ver bien todas las capas de distintos colores: bizcocho, natillas, fruta y nata montada.
Es que con esos ingredientes no podía salir mal, está claro.
Podemos ponerle cualquier fruta, en este caso le puse unas picotas deshuesadas, hay que aprovecharse de ellas mientras aún las encontramos en el mercado.
También podemos añadir gelatina, pero a mi me pareció que podía quedar mejor sin ella, tengo que probar otro día si cambia mucho el resultado final.
Con estas cantidades sale un trifle bastante grande, para 10-12 personas.
Ingredientes:Capa de bizcocho:
- 3 huevos L
- 1 yogur natural
- 1 vasito (utilizaremos el del yogur como medidor) de aceite de girasol
- 2 vasitos de azúcar
- 1 vasito de almendra molida
- 2 vasitos de harina de trigo normal
- 1 sobre de levadura química (tipo Royal)
- una pizca de sal
- ralladura de limón al gusto
Para calar: almíbar
Capa de natillas:
-250 ml de nata para montar
- 850 ml de leche entera
- 250 gr de azúcar
- 6-8 yemas de huevo (115 gr)
- 80 gr de harina fina de maíz (tipo maizena)
- para aromatizar: vainilla, limón, canela,...
Capa de fruta:
- cerezas y melocotones en almíbar
Capa de nata montada:
- 500 ml de nata para montar
- 3 cucharadas soperas de azúcar
- estabilizante para nata (opcional)
Para decorar: cacao, fruta, chocolate,...
Empezaremos haciendo el bizcocho. Como os habréis dado cuenta, es el típico bizcocho de yogur en el que sustituímos un vasito de harina por uno de almendra molida.
Me encanta la textura de este bizcocho, es uno de mis favoritos... y encima súper rápido de hacer!
Empezaremos haciendo el bizcocho. Como os habréis dado cuenta, es el típico bizcocho de yogur en el que sustituímos un vasito de harina por uno de almendra molida.
Me encanta la textura de este bizcocho, es uno de mis favoritos... y encima súper rápido de hacer!
En un bol batimos bien los huevos.
Añadimos el yogur, y seguimos batiendo.
Batiremos siempre entre cada ingrediente que añadamos. Lo haremos en este orden: 1 vasito de aceite, 2 de azúcar, 1 de almendra molida y al final 2 de harina de trigo mezclada con la levadura química y la pizca de sal.
Podemos ponerle también (yo siempre lo hago así) ralladura de limón, le queda genial.
Vertemos la masa en un molde enharinado, y lo metemos al horno a 180º unos 30-40 minutos, hasta que al pincharlo con un palillo éste salga limpio.
Lo ideal es hacer el bizcocho en un molde lo más parecido de tamaño (siempre un poco más grande) al recipiente donde vayamos a montar el trifle, para aprovecharlo al máximo y no tener demasiados recortes sobrantes.
Una vez esté frío, lo cortamos en dos discos que encajen en el molde donde vayamos a presentar el trifle.
Batiremos siempre entre cada ingrediente que añadamos. Lo haremos en este orden: 1 vasito de aceite, 2 de azúcar, 1 de almendra molida y al final 2 de harina de trigo mezclada con la levadura química y la pizca de sal.
Podemos ponerle también (yo siempre lo hago así) ralladura de limón, le queda genial.
Vertemos la masa en un molde enharinado, y lo metemos al horno a 180º unos 30-40 minutos, hasta que al pincharlo con un palillo éste salga limpio.
Lo ideal es hacer el bizcocho en un molde lo más parecido de tamaño (siempre un poco más grande) al recipiente donde vayamos a montar el trifle, para aprovecharlo al máximo y no tener demasiados recortes sobrantes.
Una vez esté frío, lo cortamos en dos discos que encajen en el molde donde vayamos a presentar el trifle.
Utilicé la receta de crema pastelera de Paco Torreblanca (que ya publiqué en varias ocasiones), pero añadiendo un poco más de leche para que estuviesen más líquidas que la crema.
Me sobró bastante cantidad, con 2/3 hubiese llegado perfectamente.
Ponemos a calentar en un cazo la leche con la nata y la mitad del azúcar.
Si le vamos a añadir piel de limón, una vaina de vainilla, o una rama de canela, este es el momento.
En otro cazo (más grande) batimos bien las yemas.
Añadimos la otra mitad del azúcar, y removemos.
Por último, mezclaremos también con las yemas la harina refinada de maíz, los 80 gramos.
Cuando la primera mezcla (la de leche) esté caliente, la retiramos del fuego y ponemos a calentar suavemente la mezcla de yemas.
Es importante no dejar de remover, y que el fuego no esté muy vivo para que no se formen grumos.
En cuanto empiece a espesar, añadimos la leche poco a poco, sin dejar de remover.
Os aconsejo colarla, aunque si no le ponemos nada para aromatizar no es necesario.
Como las dos partes están calientes, las natillas enseguida empiezan a espesar. Es fundamental lo de no parar de remover, para que no se peguen al fondo.
Cuando veamos que han espesado suficiente, las retiramos del fuego.
Las vertemos en un bol o un tupper, y las cubrimos con papel film, tocando la superficie de las natillas, para que no se forme costra cuando enfríen.
Quedan súper finas, me encanta esta receta.
Como os decía en la introducción, de fruta le puse cerezas y melocotones en almíbar.
En principio iban a ser sólo cerezas, pero cuando lo estaba montando me di cuenta de que no había hecho almíbar para calar el bizcocho, así que abrí una mini lata de melocotones, y mezclé el que traen con un chorrito de cointreau. Hay solución para todo!
Las cerezas las deshuesé con la camisa de un boli bic, de los de toda la vida.
Sacamos la parte que lleva la tinta y la punta de metal, y nos quedamos sólo con la de plástico.
Con una mano cogemos una cereza, y con la otra empujamos con la camisa del boli.
Yo lo hago por la marca del rabito, los huesos salen super bien, sobre todo si están bien maduritas.
Yo lo hago por la marca del rabito, los huesos salen super bien, sobre todo si están bien maduritas.
Estas picotas que compré eran perfectas para hacerlo, estaban bien maduras pero la carne era muy firme. Casi no se deshicieron nada.
En cuanto a la nata, no tiene ningún secreto: simplemente hay que tener en cuenta que tanto la nata como los utensilios tienen que estar bien fríos.
Ponemos la nata en un bol, y empezamos a batir. Cuando empiece a coger cuerpo, añadimos el azúcar y el estabilizante (si le ponemos).
Reservamos en la nevera hasta el momento de utilizarla, aunque sean sólo unos minutos, con este calor enseguida se "viene abajo".
Cuando tenga una cocina un poco más grande que esta, quiero necesito tener uno.
Eso y una base para tartas con peana alta y tapa de cristal... ¡me rechiflan!
Lo haremos cuando todos los ingredientes estén bien fríos, si el bizcocho y las natillas no lo están estropearán el resultado final.
Empezaremos poniendo un disco de bizcocho, y lo calamos con almíbar.
Luego una capa generosa de natillas.
Luego una de fruta.
Por encima, nata montada.
Y repetimos las capas: bizcocho calado, natillas, fruta y nata montada, para rematar.
Podemos decorarlo con fruta, cacao espolvoreado, florituras de chocolate... lo que queramos!
Aunque la verdad es que no necesita nada de decoración, es espectacular en sí mismo.
Lo guardamos en la nevera y lo dejamos reposar al menos una noche, para que "coja cuerpo" y sea más fácil de servir.
Tengo una pequeña espinita clavada en cuanto a la decoración, me gustaría que las capas quedasen de colores más diferenciados (tal vez la solución sea que el bizcocho lleve algo de cacao).
Pero bueno, estoy muy contenta, eh? ¡No malinterpretéis mis palabras!
Es un postre complicado de servir, sobre todo las primeras porciones... como una tarta bien alta y encajada en un molde... sólo nivel experto.
En cuanto al sabor, estaba perfecto. No le puedo poner ninguna pega.
Ya sabía que me iba a gustar, me encantan los 4 ingredientes que lleva, así que todos mezclados tenían que estar de muerte. Y lo estaban.
Quiero decir: y lo están! Aún queda un trocito en la nevera, este mes casi no llego a tiempo para cumplir mi compromiso dulce con el círculo.