No sé si ya os había dicho que estoy encantada de pertenecer al círculo...jajaja!
Ahora en serio, gracias a la "obligación" de tener que hacer esta receta, le he dado una segunda oportunidad a la NY cheesecake.
La había hecho hace un par de años, y la verdad es que no me había gustado demasiado.
Como no tenía pensado repetirla no guardé la receta, así que no puedo comparar los ingredientes...a lo mejor algo salió mal la otra vez, porque esta me ha encantado!
Lo que sé fijo es que aquella iba "cocida" al baño maría en el horno, y esta no, cosa que es bastante más cómoda. Sobre todo a la hora de escoger molde.
La textura de esta tarta es ideal, el punto justo de humedad y perfecta para comer con tenedor y que se desmigaje "un poquito".Exactamente igual que en las pelis/series americanas.
Siempre que leo/veo/oigo algo sobre la New York cheesecake viene a mi cabeza un capítulo de Friends en el que Chaendler "robaba" una tarta de queso en el edificio y se la comían entre Rachel y el...la mejor tarta de queso que habían probado nunca! Un capítulo muy divertido, como todos!
La verdad es que viendo ese capítulo era imposible que no te apeteciese un trozo de tarta de queso... os dejo un enlace aquí por si queréis recordar las mejores escenas con la tarta de queso!
Volvamos a la tarta: está formada por una base de galletas, un relleno de queso y la cobertura que más nos guste, en este caso yo probé dos diferentes.
Ingredientes:
- medio rulo de galletas maría
- mantequilla (dependerá del tipo de galletas)
Para el relleno:
- 85 gr de azúcar
- 20 gr de harina
- 3 huevos medianos
- 50 ml de nata
- ralladura de limón (le puse lima)
-mermelada de frutos rojos, nata montada, fruta fresca....
Lo primero que haremos será la base, como casi siempre.
Molemos las galletas lo más finamente posible. Si tenemos picadora, con picadora. Si no, las metemos en el medio de un paño limpio y las machacamos con el rodillo o una botella de vidrio hasta que queden a nuestro gusto (yo lo hago así y quedan perfectas).
Derretimos mantequilla al fuego o microondas (sin que llegue a hervir) y la mezclamos con las galletas. Tiene que quedar una masa arenosa pero que si la apretamos con la mano conserve la forma.
La volcamos sobre el molde, y aplastamos con una cuchara o la mano para repartirla bien y que quede "prensada".
En cuanto la tengamos lista, la metemos en la nevera para que "coja cuerpo".
Podemos empezar ya con el relleno.
Antes de empezar, encenderemos el horno a 180º, para que esté caliente cuando acabamos de hacer el relleno, y no tener que esperar.
En un bol ponemos el queso, el azúcar y la harina. Batimos con una batidora (sin varillas).
Es importante que no coja aire, así que batiremos a velocidad baja y sin levantar y bajar la batidora.
Batimos unos dos minutos y luego vamos incorporando uno a uno los huevos, luego la nata y al final la ralladura de limón.
Como os puse antes, yo no tenía limón, así que usé lima, le da un toque muy fresquito también.
Una vez hayamos echado la nata no batiremos demasiado, para que no se monte ni se corte. Lo justo para que se mezcle bien y ya está.
Volcamos la crema sobre la base de galletas, y la horneamos sobre una hora a 170º.
Se sabe que está lista porque va creciendo desde los bordes hasta el centro. Cuando el centro se levante, podemos apagar el horno.
Una vez lo hayamos apagado, la dejamos cinco minutitos dentro.
Pasado este tiempo, la sacamos y la ponemos sobre una rejilla, para que enfríe homogéneamente.
Cuando haya enfriado del todo, la metemos en la nevera, si es toda una noche mucho mejor.
Como cobertura podemos poner lo que más nos guste: mermelada, fruta fresca, nata montada, chocolate... lo que se nos ocurra!
Leyendo en internet la historia de esta tarta, en algún sitio ponía que la original no lleva cobertura, pero yo creo que le gana con ella.
En la receta que nos mandaron el topping era una mezcla de crema agria, azúcar y extracto de vainilla, la próxima vez que haga esta tarta (porque esta vez sí que guardo la receta) la probaré, tiene que estar muy muy buena.
Quizás en vez de vainilla le ponga ralladura de limón, me encanta el limón.
Esta vez "me apañé" con lo que tenía por casa (que no es poco, la verdad): unos frutos rojos congelados y nata para montar.
Con parte de los frutos rojos hice una mermelada en la panificadora. Buena mezcla, pero mejor para invierno, le falta algo de "frescor".
El resto de los frutos decidí usarlos tal cual, simplemente descongelados y acompañados de nata montada (sin azúcar). Sin duda esta es mucha mejor opción, me gustó muchísimo más.
Tanto que la tarta que sobró la cubrí de nata y "una miajilla" que frutos que sobraron...buenísima!
Si no llega a ser por el círculo, nunca repetiría esta tarta... gracias, WK! jaajjaaj! (Sí, veo muchas pelis, sí... jiji)