jueves, 31 de marzo de 2011

FINANCIERS DE ALMENDRA


Whole Kitchen en su Propuesta Dulce del mes de Marzo nos invita a preparar un clásico de la gastronomía francesa, financier.

Esta es otra delicia que nunca había preparado. Había visto la receta en algún libro, pero la verdad es que nunca me habían "llamado"... ¡y lo que me estaba perdiendo!

Normalmente los financiers suelen ser más pequeñitos (de 2 o 3 bocaditos) y de forma rectangular (con forma de lingote), pero como yo no tengo ninguno parecido (y mira que tengo moldes y moldes), los hice en unos de tartaleta individual.

Supuestamente con la cantidad de masa que hice tendría que haber salido 20 financiers, y a mi me salieron sólo 7... pero qué 7!


Como llevan almendra son bastante "contundentes", así que para la próxima los haré más pequeños, en moldes de magdalena creo que quedarán perfectos.

Para hacerlos utilicé la receta del libro "la cocina dulce", de Paco Torreblanca. Nunca falla, todas las recetas que he hecho hasta ahora quedaron perfectas.

Si os gustan los bizcochos o galletas que lleven almendra, os recomiendo probarlos, no os defraudarán.

Ingredientes:
- 120 gr de mantequilla
- 90 gr de harina floja
- 200 gr de azúcar
- 80 gr de almendra en polvo
- 4 claras de huevo
- una pizca de sal
- 4 gr de levadura en polvo
- opcional: ralladura de limón, unvas pasas, azafrán, frutas confitadas,...




Empezaremos poniendo la mantequilla en un cazo a fuego suave.  Tiene que hervir durante unos 15 minutos (siempre a fuego suave) para que se evapore parte del agua.
Toma un color dorado, y su aroma se vuelve avellanado. Así conseguimos la mantequilla avellana, que se utiliza en un montón de recetas de repostería.  

Cuando pasen esos 15 minutos, retiramos del fuego y reservamos.

En un bol aparte,  mezclamos todos los ingrientes sólidos: la harina, el azúcar, la almendra molida, la sal, la levadura en polvo y si queremos alguna esencia o tropezón.

Yo le puse ralladura de limón, me encanta como queda con la almendra. La verdad es que me encanta con casi todo, para qué negarlo.


Añadimos las claras de huevo templadas (a 30º) poco a poco, removiendo para que se repartan bien por toda la masa.
Si estamos en verano, con que estén a temperatura ambiente supongo que será suficiente. Si el tiempo es más fresquito, con un golpe de microondas lo solucionamos.
Cuando la mantequilla avellana haya enfriado hasta los 30º, la incorporamos a la mezcla anterior, en hilo muy fino, muy poco a poco.
Removemos para que se reparta bien, y dejamos reposar la masa una hora.


Pasada esta hora,  vertemos la masa en los moldes que vayamos a utilizar. Podemos decorarlos con unas almendras enteras o picadas, si queremos.

Los introducimos en el horno precalentado a 190º unos 15 minutos, hasta que estén bien doraditos.
Como siempre, el tiempo dependerá del horno y del tamaño y material de los moldes.

Cuando estén listos, los sacamos del horno y los dejamos enfriar sobre una rejilla, para que no se humedezcan.

Una vez estén fríos del todo, podemos decorarlos con azúcar glass, unos hilos de chocolate, ... o dejarlos tal cual, que con la almendra tienen un color precioso.

La receta es rapidísma, podría resumirse en 3 o 4 líneas... pero ya sabéis que lo mío es enrollarme! 

Como os decía antes, si os gustan los dulces con almendra os van a encantar los financiers. Son blanditos y húmedos a la vez... buenísimos.

Yo este de la foto me lo tomé con un té en mi taza favorita (¡gracias, paisana, por la taza y por el té!), pero con un licorcito café seguro que también hace muy buenas migas. Literalmente. 


viernes, 25 de marzo de 2011

QUICHE "MAR Y MONTE"


Whole kitchen en su propuesta salada para el mes de Marzo nos invita a preparar un clásico de la gastronomía francesa, Quiche.

Me encanta el quiche. Siempre queda perfecto, le pongas lo que le pongas.
Además es muy cómodo, yo creo que con cualquier restillo que tengamos por la nevera, podemos hacer un quiche.

A este no sabía como "bautizarlo", porque lleva demasiados ingredientes como para enumerarlos todos... así que "mar y monte", que vale para casi tó!


Aunque por las recetas saladas puede parecerlo, que sepáis que  no me alimento exclusivamente de espinacas,champiñones, trigueros, langostinos y queso.

No sé cuantas entradas (saladas) llevo ya con estos ingredientes,  posiblemente la mitad del total.  Eso si, me encantan todos ellos por separado y como se combinan (podemos tomar elementos de dos en dos, tres e tres,... y así hasta usarlos todos). Nunca fallan.

Esta es la primera vez que hago la masa quebrada en casa, normalmente la utilizo comprada (me encanta la de Lidl, siempre tengo alguna en el congelador). 
Hacerla era parte de las condiciones del círculo, y la verdad es que me alegro de que fuese así. No sé por qué tenía la idea de que era difícil que quedase bien la casera, pero estaba totalmente equivocada.

Además se me ocurrió añadirle espinacas, y me encantó el resultado. Queda perfecta, muy quebradiza, y se hace en un periquete.

Ingredientes:
Para la masa quebrada con espinacas:
- 275 gr de harina de trigo
- 80 gr de mantequilla
- 70 gr de manteca de cerdo
- 1 huevo XL
- 3 cucharadas de leche
- 100 gr de espinacas cocidas
- 1 cucharadita (de café) de sal

Para el relleno:
- 5 huevos XL
- 200 ml de nata líquida
- 75 gr de queso rallado
- 250 gr de langostinos pelados
- 60 gr de bacon
- 1 manojo de espárragos trigueros
- media bandeja de champiñones frescos
- un buen puñado de rúcula
- sal

Como siempre, empezaremos haciendo la masa ( ¡Imprescindible remangarse!)

En un bol grande (o sobre la encimera) hacemos un volcán con la harina.

Ponemos la sal, y la mantequilla y la manteca cortadas en cuadraditos. Estas deben de estar a temperatura ambiente, para que  sean fáciles de trabajar.
Lo mezclamos todo con las manos (mejor sólo con los dedos, sin amasar) y tendremos una especia de migas de harina y mantequilla.

Agregamos el huevo, y con los dedos o un tenedor removemos un poco, para romperlo. También podemos poner el huevo ya batido, así nos aseguramos de que quede bien repartido.

Añadimos también las espinacas  trituradas (previamente las habremos cocido y dejado enfriar), y a mezclarlo todo!

Con los dedos vamos mezclando todo como antes, y veremos como la masa se hidrata y queda perfecta. Este vídeo está genial, pinchad aquí. para verlo. Queda clarísimo como hacer la masa quebrada.

Es importante no amasarla, simplemente la trabajamos hasta que todos los ingredientes estén bien mezclados.  De hecho, cuanto más rápido hagamos la masa mejor, para que no se derrita la grasa.

Hacemos una bola, y la envolvemos en papel film y la guardamos en la nevera una horita (o más, como siempre).

Pasado el tiempo de reposo, enharinamos un poco una superficie lisa y estiramos la masa con un rodillo. Yo la dejé más o menos de medio centímetro, pero es cuestión de gustos.

La ponemos sobre el molde que prefiramos (el mío es de pyrex untado con aceite de oliva) y la colocamos para que se adapte bien a la forma que tenga.

Recortamos el sobrante, y pinchamos con un tenedor para que no se hagan burbujas de aire y la base quede bien lisa.

Ponemos por encima un trozo de papel de horno, y le ponemos algún peso (yo le pongo desde hace años los mismos garbanzos). 
Parece que este método se llama horneado a ciegas, y evita que la masa se encoja y apelmace. Queda genial, merece la pena hacerlo así.

La metemos  en el horno precalentado a 180º, unos 20 minutos (depende del grosor que hayamos dado). No hace falta que se pase del todo, como luego vuelve a ir al horno acabará de cocerse.

Mirad que bien queda: muy quebradiza y de sabor inmejorable.

Mientras tanto, vamos preparando el relleno.

Siempre cocino antes los ingredientes, más que nada para que luego no suelten agua las verduras y se convierta en una sopa más que en un quiche.

En este caso, puse a cocer los espárragos trigueros. El bacon, los langostinos y los champis los hice a la plancha.
Dejé algunos para decorar más grandes, y el resto  los piqué pequeños, para que tocase algo de todo en cada bocado.

En un bol grande batimos los huevos con la sal, y añadimos la nata líquida y el queso. Mezclamos bien. Podemos añadir también si nos gusta un toque de pimienta o nuez  moscada.

Ponemos el resto de ingredientes del relleno (excepto los de la decoración, claro), y mezclamos.

Sacamos la base del horno, y con cuidado retiramos los garbanzos y el papel de hornear. Vertemos el relleno con cuidado (mejor hacerlo con una cuchara) y decoramos con los ingredientes que hayamos dejado (la verdad es que ni hace falta decorarlo, queda perfecto sin nada).

Lo volvemos a meter al horno, hasta que esté cuajado (unos 30-40 minutos).

Este es un plato que se puede perfectamente hacer con antelación, y luego simplemente darle un "golpe" de horno.
Incluso seguro que se puede congelar una vez horneado, pero como nunca lo he hecho, no puedo asegurarlo.

Quedan también genial en moldes pequeñitos, individuales. La verdad es que todo queda bien en individual, a mi al menos me encanta.

Puede comerse caliente, tibio o frío... a mi me encanta tibio, una media hora despues de sacarlo del horno... placer total!

Ya estoy desando hacer el siguiente...¡ prometo que no le pondré ni espinacas ni langostinos!

jueves, 17 de marzo de 2011

MACETAS DE GOMINOLAS


Hoy os traigo una receta especial... muy dulce y llena de amor! Este "jardín" lo hice hace unos días para  boda de una amiga, Paula.

Cuando estaba empezando a organizar su boda se le ocurrió hacer unas tartas de gominolas para poner en las mesas durante el baile. ¡Gran idea!  En cuanto me lo comentó, me acordé de las macetas de gominolas que había visto en un montón de blogs. Era la ocasión perfecta para hacerlas.


A las dos nos encantó la idea, y además de tamaño son mucho más adecuadas que unas tartas, que llevan un montón de gominolas por muy pequeñas que sean (o al menos yo no consigo hacerlas pequeñitas, siempre acabo pasándome tres pueblos).

En total fueron 10 macetas y 3 tartas (las tartas iban en las mesas donde había niños). Más de 5 kilos de gominolas... al verlas todas juntas asustaban!

Ingredientes:
- macetas
- porexpán
- papel de seda
- palillos de doble punta
- gominolas a gogó

También necesitaremos:
- tijeras
- papel celofán
- lazos y pegatinas
- ¡imaginación y paciencia!


Este es otro de esos casos en los que casi nos lleva más tiempo organizarnos y conseguir todos los "ingredientes" que luego montarlo todo.

La verdad es que pensaba que iba a ser más fácil encontrar 10 macetitas de tamaño mediano, lisas, y todas iguales... pero la cosa estuvo complicada! 
Al final encontré estas, y contentísima para casa que me marché! Todo un clásico y en tono neutro, que nunca falla!


El primer paso es cortar el porexpán del tamaño y forma adecuadas. En este caso fue muy fácil, porque como la maceta tenía un rebaje, quedaba perfectamente colocado y sin moverse.
Si fuese totalmente lisa, habría que poner unas piezas para mantenerlo en su sitio (por ejemplo unos tacos de madera de la misma altura), o bien rellenarlo completamente de porexpán.

Envolvemos cada pieza de porexpán en papel de seda, del color que prefiramos.
Decidimos que fuese en  blanco y rojo, a juego con los detalles del novio y el ramo de la novia.
No hace falta pegarlo ni nada, con poner el sobrante hacia la parte interior de la maceta quedará perfecto.


Podemos hacer también unos pétalos para poner entre la pieza de porexpán y la maceta, quedan muy monos y además dan bastante volumen.

Si tenemos niños les encantará hacerlos. Yo como no tengo, y a la gata no la tengo entrenada para estos casos (de momento), me tocó hacerlos a mi: cortamos el papel con forma circular, y lo doblamos en 8. Hacemos con una tijera unos cortes con forma de pétalo, y al desdoblar el papel... magia! XD

Si los hacemos en un par de tonos de verde tienen que quedar también muy bien, como si fuese hierba.


Cogemos las gominolas de una en una y las pinchamos en una de las puntas del palillo, y luego clavamos la otra en el porexpán (tanto para las macetas como para las tartas).
Haciéndolo así conseguiremos que no se vean los palillos atravesando las gominolas (aunque sí que quedan un poco marcados).

Os recomiendo ir colocándolas en distintas alturas, quedan mucho más vistosas y llamativas.

Las primeras que hice me quedaron regular (luego las tuneé un poco), pero a medida que iba haciendo se notaba que cada vez quedaban mejor.
Y por supuesto, mi estado de ánimo mejoraba con ellas palillo a palillo! jajaja!


Hay algunas gominolas que no os aconsejo usar, ya os lo comentaba cuando publiqué la tarta de gominolas . Por cierto, es la entrada más vista de este blog ;-).
En general las regalices son difíciles de pinchar (acaban rompiéndose), y también los tronquitos. Podemos sustituirlas por espirales de regaliz y ladrillos, que son mucho más manejables y no se rompen. ¡Y están igual de ricos!
Las gominolas muy pequeñas tampoco se suelen usar demasiado, o yo al menos no lo hago, se tarda mucho en colocarlas y luego no quedan demasiado bien.

En la entrada de la tarta también os comentaba que suelo usar un dedal para ayudarme a la hora de pinchar los palillos en el porexpán... si lo hacéis vuestros dedos os lo agradecerán, creedme.


Una vez las tengamos todas bien colocaditas, podemos poner también unos chupachups o piruletas (en este caso había pensado en poner unas piruletas de corazón, pero eran demasiado grandes para poner varias en cada maceta), casi tapaban por completo a las verdaderas protagonistas.

¡Y trabajo listo, así de rápido y fácil!  Cuando las tengamos acabadas, podemos envolverlas en papel celofán y colocarles unos lazos y pegatinas bonitas, quedan genial.

Estoy segura de que Paula y Jorge disfrutarán de una vida juntos tan dulce como estas macetas... ¡se lo merecen! 

lunes, 7 de marzo de 2011

GALLETAS DE MANTECA Y ANÍS



Hoy os traigo otra receta clásica: galletas de manteca de cerdo (aromatizadas con anís, en este caso).   Si os gusta la repostería clásica, esta es vuestra receta: sabe "a abuela". Y no es que yo me haya comido a las mías, eh? A ver si voy a tener a la policía en la puerta en un ratito! Noooo, ya sé que nooooo... seguro que entendéis perfectamente lo que quiero decir.

Como casi todas estas recetas, son muy sencillas: se hacen y hornean sin complicaciones y luego aguantan un montón de días perfectas. Yo diría que bien guardadas incluso aguantan semanas... aunque no pudimos llegar a comprobarlo, como siempre!

Es otra de esas recetas que aprovecho que voy a publicar para pesar las cantidades (de las famosas de "harina, necesaria").

Ingredientes:
- 250 gr de manteca de cerdo
- 250 gr de azúcar
- dos huevos
- 600 gr de harina
- un buen chorro de anís
- una pizca de sal
-para decorar: azúcar, canela, almendras crudas,...






Os recomiendo como siempre que todos los ingredientes estén a la misma temperatura (en este caso lo ideal es a temperatura ambiente). Para ello, sacaremos la manteca y los huevos (si los guardamos en la nevera) unas horas antes de utilizarlos.


Empezamos poniendo la manteca en un bol, y la mezclamos bien con el azúcar.

Añadimos los huebos batidos, el anís, y la sal. Seguimos removiendo, para que desde un principio todos los ingredientes vayan bien repartidos.

Incorporamos la harina cucharada a cucharada, removiendo entre cada una. Veremos como la masa va espesando, incluso al final podemos trabajarla con las manos mejor que con una cuchara.


Envolvemos la masa con un film y la dejamos reposar media horita.

Pasado este tiempo, la estiramos con un rodillo y vamos cortando galletas con un cortapastas. Esto para un "acabado" como las que yo hice: bien lisas y todas de la misma forma y tamaño. 
Si preferís podéis hacer bolitas más o menos iguales de tamaño y aplastarlas con las manos, las galletas quedarán igual de ricas y con un aspecto más casero.


Podemos adornarlas con almendras (enteras o picadas), azúcar, canela, etc...
Yo hice unas con almendra picada, y las otras espolvoreadas con azúcar y canela y con unas almendras enteras decorando.

Las ponemos sobre una chapa o bandeja con papel sulfurizado y las introducimos en el horno precalentado a 180º, unos 15-20 minutos.

Si nos gustan crujientes, las dejamos un poquito más, pero siempre vigilando que no se quemen (las de las almendras enteras estaban crujientes,  mientras que las de almendra picada estaban más blanditas, se aprecia la diferencia de color en las fotos).

Como os decía antes, estas galletas se conservan genial (de hecho,están mucho mejor a los 2-3 días de hacerlas que el mismo día).
Ricas, ricas!

Coged una de las que más os gusten, hay para todos!