Parece mentira, subí las fotos de la entrada el día 26 y hasta hoy día 30 no encontré los diez minutitos que hacen falta para explicar esta excelente tarta.
Desde luego, es uno de los descubrimientos gastronómicos que he hecho recientemente que más me ha sorprendido. No soy nada chocolatera, y sin embargo esta tarta me encanta...es como comerse un bombón.
La receta que yo hago es la de Canelona .
Hay un montón de recetas, pero sin haber probado el resto me quedo con esta para siempre...es perfecta!
Eso si, como suelo hacer, le rebajé un poco la cantidad de azúcar...incluso se puede hacer sin echarle ninguno, con el que lleva el chocolate es suficiente.
Ingredientes:
- 1 rulo de galletas tostadas
- 100 gr de mantequilla
para las cremas de chocolate:
- 150 gr de chocolate negro
- 150 gr de chocolate con leche
- 150 gr de chocolate blanco
-750 ml de nata líquida (yo uso de montar)
- 750 ml de leche
- 80 gr de azúcar
- 3 sobres de cuajada
Molemos las galletas en una picadora o con un rodillo o una botella entre dos paños limpios. Las mezclamos con la mantequilla derretida (yo lo hago al microondas, puede hacerse también al baño maría). Empiezo mezclando con una cuchara, pero acabo con las manos, para ir viendo la consistencia.
Me gusta que la galleta quede húmeda pero suelta, sin apelmazarse al apretarla con la mano, luego con el reposo queda perfecta.
La ponemos en el molde donde vayamos a hacerla (yo suelo hacerla con un aro de repostería, pero también puede ser un molde desmoldable normal o sin poner la base, directamente sobre la bandeja donde queramos servir).
El tamaño ideal para estas cantidades es de 24 cm de diámetro.
Extendemos bien la galleta, y aplastamos con los puños, para que quede bien "prensada". La metemos en la nevera hasta que volvamos a necesitarla.
Cada parte será de un chocolate diferente: negro, con leche y blanco. Podemos ponerlas en el orden que más nos guste.
Yo las suelo variar según la decoración que vaya a poner (por ejemplo, si voy a decorar con fideos de chocolate, pongo encima la blanca).
Si la dejo sin decoración, me gusta dejar la de chocolate con leche encima, es la que más me gusta.
Todas las cremas se hacen igual, sólo varía la cantidad de azúcar ( 50 gr para la parte de chocolate negro, 30 para la con leche y sin azúcar para la parte de chocolate blanco).
Se hacen así:
Medimos 250 ml de leche, y vertemos una parte en una taza (a ojo, más o menos media taza) en la que desharemos bien un sobre de cuajada. Hay que revolver bien, para que no se quede ningún grumillo que luego se notará en la tarta. Os aconsejo pasarla por un colador metálico al verterla sobre el resto de ingredientes, aunque no lo parezca siempre queda algún "puñetero".
Ponemos el resto de leche en un cazo que llevaremos al fuego. Añadimos 250 ml de nata, y removemos de vez en cuando para para que no se pegue. Cuando esté caliente, añadimos el chocolate troceado en onzas, y no paramos de remover para que no se queme, ya que el chocolate va al fondo antes de derretirse y puede estropearse fácilmente.
Cuando está derretido, añadimos el azúcar y damos unas vueltas más.
Es muy importante que el chocolate no se queme, pues cambiará tanto el sabor como la textura de la tarta (queda un poco granulosa).
Añadimos entonces la mezcla de leche y cuajada siguiendo las instrucciones del fabricante: vertemos sobre el líquido caliente, removemos sin parar hasta que hierva, retiramos unos segundos del fuego y volvemos a llevar sobre éste, todo el tiempo sin parar de revolver. Notaremos enseguida como espesa un poco.
Vertemos la crema de chocolate sobre la base de galletas, con cuidado para no levantarlas. Suelo poner una cuchara sobre la que vierto la crema, para que amortigüe la fuerza de caída y no haya "problemas inesperados".
Cuando esté lista, verificamos si la primera está lo suficientemente cuajada. Para ello hacemos unos pequeños surcos (que de paso nos servirán para que los distintos pisos no resbalen entre ellos). No hace falta que esté cuajada del todo, pero comprobaremos que no esté demasiado líquida.
Siempre que hice la tarta, con el tiempo de preparar la siguiente crema, estaba lista.
Si no lo está, unos minutitos de nevera y a volver a probar. De todas formas, lo único que pasa es que los chocolates se mezclan, pero por supuesto puede comerse igual.
Vertemos con cuidado (utilizando otra vez la cuchara), y hacemos la tercera crema, exactamente del mismo modo que las anteriores, y con las mismas precauciones antes de verterla.
La tarta está lista! Dejamos que enfríe, y la metemos en la nevera.
Un rato antes de servirla la desmoldamos y si queremos la decoramos. Es tan bonita que no hace falta ponerle nada. Eso si, cuidado con los bordes, son bastante delicados, si la vamos a llevar fuera de casa es mejor llevarla con el aro o el molde y sacárselo antes de servirla. (se lo saqué para hacer las fotos y luego volví a ponérselo para que no le pasase nada en el trayecto)
En las fotos parece que la parte de chocolate negro es más fina, es porque los bordes de la base estaban un poquito más altos que el resto, pero lleva la misma cantidad de las tres cremas.
No tengo foto del corte, para que aprecieis la textura, pero os aseguro que es súper fina y suave... una de esas cosas que hay que probar al menos una vez en la vida!
Como siempre... espero que os guste!
Aprovecho esta entrada tan cercana al nuevo 2010 para desearos que sea un año lleno de felicidad.