sábado, 25 de febrero de 2012

SABAYÓN


Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de febrero nos invita a preparar un postre de la cocina italiana: Sabayón.

Hoy os traigo un postre delicioso pero sólo para adultos. Es una crema templada en la que tradicionalmente se utiliza vino de Marsala, aunque yo lo he cambiado por un moscato, uno de mis favoritos.
Seguro que con  un buen cava o champán también queda genial.

Esta crema se hace con sólo tres ingredientes: yema de huevo, azúcar y vino dulce.
Es muy sencilla de hacer, simplemente hay que tener en cuenta unas precauciones básicas y os quedará perfecto.


El único punto negativo que le veo  es que si la queremos tomar templada debemos prepararla al momento, por lo que si va a ser el postre puede romper el ritmo de la comida.

Aunque la verdad bien merece la pena esperar un poco y alegrar cuerpo y espíritu con este suave y aromático sabayón.

Las cantidades que os pongo es para dos personas, quedan dos copas como la de la foto.

Ingredientes:
- 2 yemas de huevo
- 50 gr de azúcar normal
- 80 ml de vino dulce (yo le puse moscato)
- piel de limón (opcional)









El procedimiento para hacer esta deliciosa crema es muy sencillo:  empezaremos ponemos un cazo al fuego con 3 cm de agua, para el baño maría.

En un bol u otro cazo más pequeño ponemos todos los ingredientes y los mezclamos bien con unas varillas.

Cuando lo hice pensé que me había equivocado con las medidas, me parecía demasiada cantidad de vino en proporción al resto de ingredientes, pero no, quedó perfecto.

De ahí que sea sólo para adultos, no es que lleve unas gotas como otros postres, es ingrediente principal.


Ponemos el bol al baño maría, con un par de precauciones: no debe tocar el agua y a su vez el agua no debe hervir.
Todo esto es para que la crema se vaya haciendo muy suave y lentamente, y no alcance temperaturas elevadas.

Mientras tengamos la crema al fuego, debemos batir todo el tiempo con las varillas, para ir incorporando aire.
Poco a poco ser irá montando, transformándose en una mezcla espumosa y super aromática, como os decía.

Seguimos batiendo hasta que veamos que está listo. Lleva un buen rato, así que no debemos desesperarnos.
Os aconsejo no hacerlo a mano para más de 2 personas, aunque con la batidora de varillas tiene que ser mucho más cómodo.


El resultado final será una crema muy aireada, una mezcla entre natillas y mousse. Es muy ligera pero muy sabrosa, me parece un postre ideal.

Se suele tomar solo, acompañado de frutas (generalmente higos o frutos rojos) o con pastas secas. El contraste de temperaturas y texturas es perfecto.

En alguna receta de las que consulté ponía que se podía requemar por encima, y como no pierdo ocasión de usar mi soplete... ¡yo lo caramelicé! Me encanta.

Como podéis ver, este postre es muy sencillo, pero si la calidad de los ingredientes es buena, queda espectacular.
Otra de esas recetas que aunque a priori  no me resultaba muy apetecible, el resultado ha sido más que satisfactorio. Nunca digas nunca jamás...

martes, 21 de febrero de 2012

PETIT CHOUX SALADOS


¡Que vivan los 80! No me digáis que estos cisnes no son de lo más ochentero que puede haber... ¡me encantan estas horteradas!
Seguro que El Comidista estaría de acuerdo conmigo en que son "comida viejuna". Viejuna sí, pero muy graciosa.

Y tenéis suerte de que no me diese cuenta e hiciese los dos cisnes mirando hacia el mismo lado... porque si no... ¡besito de cisne al canto!

Esta masa es la receta de Paco Torreblanca, ya os la había puesto en la tarta Saint Honoré.
Algunos me comentásteis que os había quedado la masa un poco líquida, así que volví a hacerlos para comprobar si la receta estaba bien o me había equivocado al calcular las proporciones.

Este vez rellené unos cuantos con mezclas saladas (ideales como aperitivos o para una merienda-cena, nunca fallan), y el resto los congelé sin rellenar, para ir sacando cuando tengamos un antojito.

Ingredientes:
- 125 ml de leche entera
- 125 gr de mantequilla
- 5 gr de azúcar
- 3 gr de sal
- 125gr de harina de trigo
- 5 huevos (M)

Para el relleno:
- queso crema (de untar)
- fiambre
- verduras
- frutas
- queso
- frutos secos
- encurtidos ...

Comenzaremos poniendo un cazo al fuego con los 125 ml de leche, los 125 gr de mantequilla, los 5 de azúcar y los 3 de sal.
Aunque eran para rellenar de mezclas saladas, decidí ponerle igualmente el azúcar, que siempre le da "un toque", y ayuda a que queden un poco más dorados.

Mientras se calienta vamos tamizando la harina para airearla y descartar posibles impurezas.

Cuando la mezcla de leche hierva, la retiramos del fuego y vamos incorporando la harina y mezclando con una cuchara de madera, hasta acabarla toda.
En muchas recetas pone que hay que echarla de golpe, toda a la vez, pero en el libro de donde copié esta receta lo ponía así, y así lo hice.

Ahora viene un paso fundamental: el secado de la pasta.
Debemos volver a poner al fuego el cazo, y remover contínuamente hasta que la masa se seque y se despegue de los bordes del cazo, como cuando hacemos croquetas.

En la entrada de la tarta os ponía que sobre un minuto, pero esta vez he tardado un rato más en hacerlo, yo diría que al menos 5.
Depende del tamaño del fuego donde lo hagamos y del recipiente, además de de la cantidad de masa que preparemos.

Retiramos del fuego y vertemos la masa en un bol o plato hondo, dejándola reposar hasta que esté tibia.


Cuando haya bajado de temperatura, vamos añadiendo los huevos uno a uno,  y mezclando con una cuchara o espátula de madera.
Es importante que un huevo esté totalmente incorporado a la masa antes de poner el otro.

Cuando empiezas a hacerlo parece imposible que esa mata admita más líquido... pero sí, los huevos van desapareciendo uno tras otro y la masa mejora con cada uno de ellos.

En este paso se me ocurre que pueda estar otro posible fallo: que los huevos utilizados sean demasiado grandes, por lo que con 4 sean suficientes.
Tendremos que tantear, supongo que será mejor quedarse cortos que pasarse, así que por si acaso probad a hacerla sólo con 4 huevos.

Cuando tengamos la masa lista, la ponemos en una manga pastelera con boquilla (en este caso utilicé una redonda lisa grande) y hacemos sobre una bandeja con papel de horno las formas que más nos guste: redondas, alargadas... o de cisne ochentero!

Para hacer los cisnes simplemente tenemos que hacer el cuerpo con forma de lágrima, y luego hacer unas "S" con una boquilla más fina, que serán el cuello y la cabeza.

Es importante dejarlos un poco separados, ya que crecen bastante durante la cocción.

Pincelamos con huevo batido los petit choux (a mi con las prisas se me olvidó, y no quedaron mal), y los metemos al horno precalentado a 200ºC durante unos 20 minutos.

Es muy importante no abrir para nada el horno al menos hasta que hayan pasado 12-13 minutos, para que no se bajen.
Una vez estén listos, apagamos el fuego y dejamos que enfríen dentro de él, los cambios bruscos de temperatura también pueden bajarlos.
Podemos entreabrir el horno para que el vapor salga y queden más "secos", así se conservarán mejor.


Como os decía al principio, rellené estos 8 con mezclas saladas y el resto los congelé, aguantan perfectamente unos cuantos días.
Cuando vayamos a utilizarlos, sólo tendremos que sacarlos unos minutos antes (se descongelan enseguida, son casi todo aire) y rellenarlos con lo que más nos guste.

Yo hice estas 4 variedades:
- queso crema, jamón cocido y remolacha cocida bien picada.
- queso crema, queso azul y nueces.
- queso crema, langostinos cocidos, piña y pepinillos picados.
- queso crema, atún en aceite, zanahoria rallada y aceitunas negras.

Preparamos las mezclas, y cuando estén listas abrimos con un cuchillo los petit choux sin llegar a separar la tapa completamente.
Con una cuchara pequeña introducimos el relleno, con más o menos cantidad a nuestro antojo.

Para hacer los cisnes, sí debemos separar la tapa del todo. En el hueco que abrimos pondremos la S para formar el cuello,  rellenaremos y luego pondremos la tapa partida en dos, para hacer las alas.

Como véis, son unos rellenos muy sencillos, que requieren poco más que picar y mezclar.
Los langostinos los hago en el microondas, cuando son para estas cosas, y quedan genial, sin hacer nada de humo y en un minuto están listos.
Y el resto de cosas van directamente de la nevera a la tabla de cortar.

Por supuesto si hacemos rellenos más elaborados estarán mejor, pero con estos tan sencillos están también muy buenos, y son rapidísimos.

Podemos ponerle también distintas bases: mayonesa, guacamole, paté... hay infinidad de combinaciones deliciosas.


Con estas cantidades me salieron  20 petit  choux, aunque alguno (por ejemplo los cisnes) eran un poco grandes a mi parecer.
Si tenéis tiempo, os recomiendo hacerlos más bien pequeños, como para comer en un bocado, dos a lo sumo. Aunque como siempre, a vuestro gusto.

Me encantan rellenos tanto de dulce como de salado... no sabría por cuales decidirme. Un par de cada, ¡y listo!

Cuando hice las fotos ya casi no había luz natural, por eso quedaron bastante apagadas, pero para que os hagáis una idea del resultado creo que pueden valer.

Si probáis la receta y os da problemas avisadme, que si hace falta publico un paso a paso... ¡y con esa excusa vuelvo a hacerlos!

Por último os dejo esta foto de los cisnes nadando hacia su destino... ¡ser cruelmente devorados!
Mua ha ha!

martes, 14 de febrero de 2012

TARTA DE FRESA


¡Qué bonita es mi niña! Cuando acabé esta tarta, no podía dejar de mirarla. Me parece preciosa, ya sé que está mal que yo lo diga, pero es que nunca  había hecho una tarta de este estilo, y la verdad es que me ha encantado el resultado.

Más que una tarta he de aclarar que aunque en las fotos no lo parezca es una mini-tarta. El plato sobre el que está es de postre, para que os hagáis una idea (es sólo poco más grande que la taza en la que suelo tomar mi té mañanero).

Es un bizcocho de claras (receta del 1080 de Simone Ortega) relleno y cubierto con buttercream (crema de mantequilla, para entendernos) de fresa (receta de Nieves, de Catalina y Sacarina).
Mi primera experiencia tanto con los bizcochos de claras como con el buttercream... y como le decía el otro día a una amiga, creo que hemos despertado al monstruo. No digo más.

Ingredientes:
Para el bizcocho:
- 3 claras de huevo
- una pizca de cremor tártaro (opcional)
- 100 gr de azúcar
- 75 gr de harina refinada de maíz (maizena)
- 30 gr de mantequilla
- una pizca de sal

Para el buttercream (hice 3/4 de esta receta):
- 250 gr de mantequilla sin sal
- 450 gr de azúcar glas
- 6 cucharadas de nata líquida
- sirope de fresa
- 4 cucharadas soperas de nesquick de fresa.
- una gota de colorante rosa (opcional)

Como siempre, empezaremos haciendo el bizcocho:

Mientras precalentamos el horno, montamos las claras muy firmes con la pizca de sal y de cremor tártaro. Este último es opcional, si no tenéis no pasa nada, os saldrá bien también.
Es muy importante que las claras estén a temperatura ambiente, si no no quedarán bien firmes.

Vamos incorporando el azúcar y la harina de maíz, alternando una cucharada de cada e integrándola en la masa siempre con movimientos envolventes y muy suaves, para que las claras no se bajen.

Por último, añadimos la mantequilla derretida a temperatura ambiente, mezclándola también con los mismos movimientos.

Untamos el molde donde vayamos a hacer el bizcocho con mantequilla y espolvoreamos con harina.

Vertemos la masa, y la horneamos unos 25 minutos a 180º, como siempre dependerá de la forma y tipo del molde y de vuestro horno.

La tarta tiene un diámetro de 12 cm. Como no tengo un molde tan pequeño, lo que hice fue hacer un bizcocho con 6 claras en un molde rectangular, y luego cortar los 3 discos con un aro de emplatar.
Más o menos utilizamos la mitad del bizcocho, así que con uno de 3 claras para un molde de 12 cm(incluso 14) yo creo que quedará perfecto.
De todas formas casi no sube al hornearlo, es una masa ya muy ligera en crudo, así que podemos escoger el molde adecuado una vez tengamos la masa lista.

Aunque había visto este bizcocho (o similares) en fotos, nunca lo había hecho en casa.
Su  sabor distinto a los que llevan los huevos enteros. No mejor ni peor, simplemente distinto.
Queda super curioso, con una textura muy ligera y sobre todo muy muy blanco. ¡Parece tal cual una nube!



Para preparar el buttercream, batimos la mantequilla con  la batidora de varillas hasta que doble volúmen y blanquee. Hay que dejarla un buen rato (7-9 minutos a bastante potencia con la varilla con forma de globo, si tenemos batidora tipo kitchen aid... o cutrelidl, como la mía)
Es imprescindible que esté a temperatura ambiente (de hecho yo tuve que calentarla un poco en la posición descongelar del microondas, porque hacía tanto frío que estaba igual que si la acabase de sacar de la nevera).

Poco a poco y sin dejar de batir, vamos añadiendo el resto de ingredientes: azúcar, nata líquida, sirope de fresa (un buen chorretón), el nesquick de fresa (podéis comprarlo aquí, existe de fresa y de plátano) y si le ponemos, el colorante alimentario.

Nunca había hecho buttercream, y me decidí por esta receta porque tenía miedo de que supiese mucho a mantequilla y no nos gustase.

Esta me ha encantado. No puedo decir que sepa a fresa natural, porque con los ingredientes que lleva es imposible, pero me recordó muchísimo a la nocilla de fresa y a los helados de mini-tarrrina de nata y fresa que comía cuando era pequeña... un sabor totalmente artificial pero muy muy rico.
Como ya os dije otras veces, a mi todo lo que sea rosa, me gusta.


Una vez el bizcocho esté frío, podemos empezar a montarla.

Cortamos el bizcocho en 3 discos de igual grosor. 
Podemos también hacer una plancha más grande (esto fue lo que yo hice) y con un aro o cortapastas grande ir cortando círculos, cuadrados, o la forma que más nos guste. Así tendremos una tarta con cualquier forma sin tener el molde.

Para montarla y decorarla, utilicé estas dos cosas de Ikea: este plato giratorio (versión cutre y barata de un plato giratorio de repostería, pero muy efectivo) y la espátula de este set de mangas.
El plato lo compré recientemente, pero el otro set lo tengo hace años. Las mangas son muy malas, pero merece la pena comprarlo por la lira (que va genial para cortar bizcochos) y la espátula, para decorar.

Por supuesto, podemos hacer la tarta sin estas dos cosas, simplemente nos facilitan un poco el trabajo.

Sobre el plato giratorio ponemos un tapete de silicona, un salvamantesles de plástico, o algo similar que proteja la madera y a la vez nos permita mover la tarta sin tocarla.

Ponemos una plancha de bizcocho, y cubrimos por encima con buttercream de fresa. Otro bizcocho, y más buttercream. Por último, la tercera capa de bizcocho.

Con  la ayuda de una espátula o un cuchillo vamos  cubriendo tanto los laterales como la parte superior de la tarta.
Si la "torre" nos ha quedado un poco torcida, este es el momento de retocarla poniendo más cantidad de crema de mantequilla donde haga falta.
Yo dejé parte de la crema para decorar luego con la manga pastera, pero no es imprescindible.

Una vez esté cubierta, es el momento de usar la espátula de ikea... ¡yuju! .Tiene 4 dibujos distintos, pero para empezar os recomiendo utilizar el borde que es liso .
La apoyamos sobre el plato giratorio y la pegamos a nuestra tarta. Si la mantenemos apoyada en el plato siempre nos va a quedar una tarta vertical.
Vamos girando el plato para "tornear" los laterales de la tarta, dando vueltas y vueltas hasta que esté a nuestro gusto. Lleva un buen rato, no os desesperéis.

Alisamos también la parte de arriba con la espátula (aunque si luego la decoramos no haría falta), poniendo especial cuidado en no estropear los bordes.
El secreto para que estas tartas sean tan vistosas creo que es que estén bien "rematadas".

Cuando esté lista, con cuidado tiramos del tapete de silicona hasta acercar la tarta al borde del plato giratorio, ya que es bastente grande.
Levantamos un poquito, y con cuidado cogemos la tarta y la movemos a nuestra fuente, plato de servir o cake stand.
Si la tarta es pequeña como esta, puede hacerse perfectametne con una espátula grande. Si la tarta tiene un tamaño considerable, os recomiendo usar un utensilio especial para hacerlo, o pedir ayuda, para atacar "por varios flancos".

Retocamos la cobertura si se ha dañado en "la mudanza", y con la ayuda de una manga pastelera y una boquilla decoramos con la crema que habíamos reservado.
Utilicé una boquilla como la 2D de wilton, de punta redondeada.

Como hacía tanto frío (¡viva la ola siberiana!), el buttercream se endureció bastante rápido, así que las decoraciones con manga no quedaron del todo bien, estaba demasiado espeso.
Pero bueno, ya lo digo yo todo... quedó muy bonita igualmente.


Aquí están las fotos del corte. Me encanta como combinan el rosa de la crema con el blanco nuclear del bizcocho... ¡parece una tarta de dibujos animados!

Además las texturas también se complementan muy bien: el bizcocho aligera la contundencia de la crema de mantequilla, formando un conjunto equilibrado.

Esta ha sido la primera tarta de este estilo... pero sin duda no será la última. Me ha gustado muchísimo decorarla, y (por si no había quedado suficientemente claro) me encanta el resultado final.
¡Estoy segura de que voy a usar muchísimo mis cutre-utensilios de ikea!

Aquí os dejo este trocito para que la probéis, gracias a los que habéis llegado hasta aquí.

miércoles, 8 de febrero de 2012

BRIOCHES CORAZÓN


Había pensado publicar esta receta antes del día 4, pero como siempre... ¡me pilló el toro!
Supongo que muchos os daréis cuenta de por qué antes de ese día en concreto: era el día en que en Lidl ponían a la venta la panificadora. Si, mi adorada panificadora... ¡qué contenta estoy con ella!

Sé que en algunos sitios la ponen el sábado día 11 ,así que no llego tarde al 100%.

Con la panificadora hacer masas como estas es un visto y no visto, simplemente pones los ingredientes y dedicas tu tiempo a lo que prefieras hasta que te avisa de que la masa está lista.
Aunque también me gusta mucho amasar a mano (sigo haciéndolo de vez en cuando), he de reconocer que tenerla es super cómodo.
Además como casi siempre les doy forma a los panes a mano y los hago en el horno, es suficiente para quitarme el "mono" amasador.


Esta receta es muy conocida en la red, yo la copié del blog de María Dolores, Cuinant, un blog que os recomiendo encarecidamente.
Últimamente me tiene loca este erizo de aperitivos, estoy deseando tener una ocasión para hacerlo.
Parece que la receta original de este brioche portugués fue compartida por Maktub, una forera de MR, pero no conozco su blog así que no os puedo poner el enlace, lo siento.

Lo de la forma de corazón es por variar, suelo darle distintas formas siempre que hago brioche, y dado que se acerca el día del amor por excelencia, qué mejor que unos brioches con forma de corazón para desayunar.
O para llevar a nuestros amigos o compañeros de trabajo, cualquier día es bueno para demostrarle nuestro afecto a los que nos rodean.
Hice también unos formados por dos bolitas, especiales para compartir... ¡no me digáis que no es buena idea!

Algunos los rellené de crema pastelera (mi favorita, la que utilizo desde que la descubrí). Pocas cosas hay que me gusten más que la bollería con crema pastelera... y si llevasen una cerecita confitada ya serían lo máximo.

Ingredientes:
Para el brioche:
-  120 ml de leche entera
-  90 gr de mantequilla (tª ambiente)
- 3 huevos (L)
- 500 g de harina de fuerza
- 70 g de azúcar glas
- 1 sobre de levadura de panadería
- 1 pizca de sal

Para pintar:
- huevo

Para la crema pastelera:
Receta aquí

Para hacerlo en panificadora, empezamos como siempre con los ingredientes líquidos.
Ponemos la leche, los huevos, y la mantequilla a temperatura ambiente.

Los huevos los pongo directamente sin batir. Al principio los batía, pero un día probé a no hacerlo y se integran perfectamente desde el principio del amasado.

Sobre los líquidos ponemos la mitad de la harina (aproximadamente), y espolvoreamos el sobre de levadura de panadero.
Si lo hacemos con levadura fresca, pondremos un cubito de 25 gramos. En este caso tendremos que disolverla en la leche tibia antes de ponerla en la panificadora.

Ponemos el resto de la harina sobre la levadura, y por último el azúcar glas y la pizca de sal.

Escogemos el programa masas, y a disfrutar desentendiéndonos totalmente de casi dos horas de controlar amasados y levados.


Para hacer la masa a mano, haremos un volcán con la harina. Os recomiendo hacerlo en un bol grande, es mucho más limpio e igual de cómodo que hacerlo sobre la encimera.
Calentamos ligeramente la leche, y le añadimos la levadura para que se vaya hidratando.

Hacemos un hueco en el centro del volcán, y añadimos primero el azúcar y la sal y luego la leche y los huevos batidos.

Mezclamos ligeramente con un tenedor, y cuando veamos que va cogiendo consistencia de masa, pasamos a amasar con las manos.
Cuando esté bien mezclado, añadimos la mantequilla cortada en trozos pequeños, y la vamos incorporando poco a poco.

Amasamos durante unos 10 minutos, hasta que la masa esté elástica y manejable.

Ponemos la masa en un bol, la tapamos con un paño, y la dejamos en un lugar cálido hasta que duplique su volumen, al menos 1 hora.


A partir de aquí como siempre los pasos son comunes:

Sacamos la masa de la panificadora (o del bol) y la cortamos en partes iguales. Yo hice los corazones de 90 gramos, y las bolas de 50 gramos cada una, por si os sirve de orientación.

Es posible que necesitemos algo de harina para que no se pegue a la encimera, pero muy poca, es una masa muy manejable y agradecida.

Para hacer las formas de corazón, hacemos una bola redonda. Con un cuchillo bien afilado, hacemos un corte desde el centro hasta el exterior. Quedará parecido a un comecocos.

Redondeamos un poco los bordes recién cortados,  estirando un poco y metiéndolos debajo de la masa, como cuando metemos las sábanas debajo del colchón.
Tenemos que hacer "las alas" bastante separadas, luego al crecer se juntan bastante.

Vamos poniendo cada corazón recién formado sobre la bandeja del horno, dejando suficiente separación entre ellos para que no se toquen al levar y luego al hornearlos.

Para hacer los bollos con forma de 8, simplemente hacemos unas bolas con la masa y las ponemos también sobre la bandeja del horno, pero a unos 2-3 cm, para que al levar se toquen y se unan.


Dejamos las masas en un lugar cálido (yo estos días que hace tanto frío caliento el horno unos minutos a 50ºC , apago, y  meto ahí las bandejas, va  muy bien). Las dejamos sobre una hora, hasta que dupliquen volumen.

Cuando estén bien levados (si el día está frío necesitarán más tiempo, o incluso toda la noche en la nevera), los pincelamos con huevo batido.
Podemos ponerles alguna decoración como almendra en grano o un poco de azúcar humedecido con unas gotas de anís, combina genial con estas masas dulces levadas.

Los introducimos en el horno precalentado a 180ºC, hasta que veamos que están listos.
El tiempo dependerá del horno, del tamaño de los bollos... pero por si os sirve de referencia, en mi horno y con estos pesos tardaron sobre 15 minutos.
La primera hornada siempre tarda más que las siguientes, así que no os despistéis con el resto.

Una vez estén listos, los sacamos del horno y pasados unos 5 minutos los ponemos a enfriar sobre una rejilla.


Cuando hayan enfriado del todo, podemos abrirlos y rellenarlos con lo que más nos guste: crema pastelera, nata, trufa, mermelada... casi cualquier cosa.

Os voy a dar una mini receta buenísima: abrís un corazón a la mitad.  Lo pasáis por la plancha, y nada más quitarlo ponéis unas onzas de chocolate (yo lindt, me encanta) en el interior. 
Ponéis la tapa, y a esperar un par de minutos.

El chocolate se habrá derretido del todo, queda super cremoso y qué os voy a contar de lo bueno que está. Y eso que yo no soy de chocolate, pero esto es una cochinada deliciosa.


Podemos espolvorearlos con azúcar glas, yo suelo hacerlo. Además de que me parece que quedan preciosos, me encanta morder y mancharme hasta las orejas con el azúcar... mmmm! Un poquito de placer más.

Podemos congelar algunos si queremos, aguantan muy bien el paso por el congelador. Antes de rellenarlos, por supuesto.
Cuando vayamos a comerlos, un golpe "descongelante" de microondas y a disfrutarlos!

Quedan también genial a la plancha con queso crema y mermelada casera... la verdad es que quedan genial con lo que sea. O solos.
Los corazones son muy bonitos, pero la idea de las dos bolitas, que sea un bollo "para compartir" me ha gustado todavía más. Ideal para un desayunoo merienda para dos.


Os dejo finalmente con la foto del corte.
La crema quedó un poco paliducha (y eso que eran huevos caseros), pero siempre queda perfecta de sabor. Nunca, nunca falla.

A los que tengáis la panificadora sin estrenar (seguro que hay varios), os recomiendo estrenarla con esta receta.
Si os da miedo dar forma a  los bollos y hornear de manera tradicional, podéis hacerlo en la panificadora, en el programa de amasado y horneado.

Poco a poco os iréis haciendo con las masas y ya veréis que son nuestras amigas.