sábado, 25 de junio de 2011

PAVLOVA DE FRUTAS DEL BOSQUE


Whole Kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de junio nos invita a preparar un clásico de la repostería: la Pavlova .

¿Os habéis imaginado alguna vez cómo sería comer una nube? Pues así es la pavlova! Super suave, blandita, dulce... una maravilla!

Parece ser que la pavlova se inventó a principios del siglo XX en honor a Anna Pávlova, bailarina de ballet clásico.
Australianos y neozelandeses se disputan el haberla creado en su honor... y la verdad es que fuesen quienes fuesen hicieron muy bien su trabajo, no se me ocurre nada que se pueda parecer más a una bailarina de ballet  (y eso que hasta el momento no me he comido a ninguna).


Está formada por una base de merengue horneado, una capa de nata montada y por último fruta fresca.
Tengo que decir que en casa ha habido división de opiniones: a mi me ha encantado, y a "mi contrario" no le ha gustado demasiado. Dice que está bien, pero que "le falta algo".

Me parece perfecta, muy suave y ligera.

¿Que una capa de crema pastelera puede quedarle bien? Sí, de acuerdo, pero ya no sería  lo mismo.
Sería otra tarta, con sensaciones totalmente distintas.

El hecho que la haya hecho de frutas del bosque seguro influyó en su "veredicto", ya que no son de sus frutas favoritas... seguro que si fuese de esa fruta rectangular tan común llamada chocolate, le gustaría más.
Con estas cantidades os saldrán 8-10 raciones.

Ingredientes:
- 6 claras de huevo
- 200gr de azúcar
- 3 cucharadas de té de vinagre de vino blanco
- una pizca de cremor tártaro (opcional)
- 3 cucharadas de té de maicena (harina de maíz refinada)
- 300 ml de nata para montar
- 2 cucharadas soperas de azúcar
- fruta fresca al gusto

Empezaremos haciendo la base de merengue horneado.

Mezclamos las 3 cucharadas de té de maicena con las de vinagre. Reservamos.

Es una mezcla súper curiosa, cuando la apretamos se vuelve sólida, y al retirar la presión vuelve a ser líquida.
Nunca había probado esto con la maicena, aunque sí que había visto como lo hacían en la tele.

Ponemos las claras (a temperatura ambiente) en un bol grande y empezamos a batir (mejor con batidoras de varillas o un procesador de alimentos, puede ser una odisea hacerlo a mano).

Cuando empiecen a espumar y blanquear, les añadimos los 200 gramos de azúcar y el cremor tártaro.

Debemos batir hasta que estén bien firmes y el azúcar se haya disuelto completamente  (al coger un poquito de merengue y aplastarlo entre dos dedos, no notemos los granillos de azúcar).

Cuando esté en este punto, le añadimos y mezclamos con mucho cuidado la mezcla de vinagre y maicena, incorporándola bien al merengue.


Sobre una bandeja de horno ponemos una lámina de papel de hornear.

Hacemos un círculo con el merengue (podemos dibujarlo antes sobre el papel si queremos que quede bien redondo),  dándole forma con una espátula o una cuchara.

Metemos la base en el horno precalentado a 150ºC durante 15 minutos, y luego bajamos a 110ºC durante una hora y media.

Podemos (de hecho es recomendable) hacer la base el día anterior a disfrutar la Pavlova. Lo ideal es hacerla por la noche y dejarla hasta el día siguiente dentro del horno apagado.

Debe quedar color crema, y crujiente por fuera y blanda por dentro.

Cuando haya enfriado (si la hacemos el día anterior no tenemos problema), podemos seguir con la tarta.

Montamos la nata con las cucharadas de azúcar ( y si queremos un poco de estabilizante, queso crema, agar-agar o lo que solamos utilizar para que la nata no suelte suero y quede bien firme aunque pasen unas horas).

La repartimos sobre la base de merengue horneado, si es posible dándole forma abombada.


Por encima podemos poner las frutas frescas o en conserva que más nos gusten. Yo opté por poner frutas del bosque (fresas, frambuesas y arándanos) porque son pequeñitas, y así no tendría que picarlas y no perderían nada jugo sobre la nata. ¡Y porque me encantan, claro!

Si utilizamos frutas más grandes, que tengamos que picar, lo haremos en el último momento y las pondremos directamente sobre la nata, sin macerarlas con azúcar ni con ningún líquido.

Como decoración final, un poquito de azúcar glas y unas vueltas de molinillo de chocolate y azúcar... di-vi-na!


Según leí investigando recetas para hacer la pavlova, es un postre muy típico de la calurosa navidad del hemisferio sur. Es el remate perfecto para una comida copiosa.

Además es súper "fina", cuando la pruebas te sientes como la Preysler...  ¡sólo falta el mayordomo con la montaña de bombones perfectamente colocados apareciendo al fondo de la escena!.

Os aconsejo probarla ahora que estamos en plena temporada de frutas "ricas" (vaaaale, ricas son todas, pero es que las de verano son muy ricas).

Como siempre, la foto final del corte o el "mordisco"... no me digáis que no dan ganas de probarla! Algodón puro!

sábado, 18 de junio de 2011

BASTELLA DE POLLO


Whole kitchen en su Propuesta Salada para el mes de junio nos invita a preparar un clásico de la cocina marroquí, Pastela Moruna.

¡Otra receta que no conocía! Gracias al círculo estoy conociendo y probando un montón de recetas que no conozco, y lo mejor es que la mayoría me encantan.
Este es uno de esos casos, cuando leí la propuesta me tuvo muy buena pinta por los ingredientes que llevaba, pero cuando realmente me di cuenta de que me iba a encantar fue al empezar a prepararla.

La bastella (o pastela, o bastila. o pastilla, ... se denomina de un montón de formas) es un plato típico marroquí. Suele prepararse para bodas, fiestas, y reuniones familiares especiales.

La más típica suele hacerse con  carne de pollo,  pero puede hacerse también con pichón, pescado, e incluso marisco.

Es un pastel compuesto por capas de masa filo entre las que  se coloca la carne de pollo especiada, huevos, verduras y almendras, mezclado con azúcar glas y canela.
¡Otra vez ese contraste dulce-salado que tanto me gusta!

Las capas exteriores de masa filo quedan muy crujientes  al hornearlas,  y son tan finas como un papel. Me encanta esta masa, tanto para dulce como para salado.

La receta es de Elvira, desde Suíza con su estupendo blog Los cerezos en flor.

Ingredientes:
-15 hojas de masa filo

- 1 pechuga de pollo entera
- 1 cebolla
- 2 cucharadas colmadas de perejil picado
- sal
- comino molido
- cúrcuma
- pimienta molida
- unas hebras de azafrán
- uvas pasas
- aceite de oliva
- 3 huevos
- 150 gr de almendras picadas
- mantequilla derretida para untar
- azúcar glas y canela para espolvorear
Empezaremos preparando el pollo.
Podemos usar tanto pechugas como cualquier parte del pollo (incluso un pollo entero). En este caso yo opté por usar pechuga para que fuese más fácil y cómoda de limpiar.

En una olla ponemos a calentar un chorrito de aceite de oliva, y cuando esté caliente añadimos la cebolla picada.
Cuando esté tierna y transparente, añadimos el pollo, la sal, el comino, la cúrcuma, el perejil, la pimienta molida, las hebras de azafrán  y las uvas pasas, y dejamos rehogar unos 5 minutos.
Cubrimos con agua, y dejamos cocer más o menos una hora y media a fuego lento, hasta que la carne esté muy tierna.
Si es necesario, añadiremos más agua durante la cocción.
Cuando esté listo, apagamos el fuego y sacamos el pollo.
Una vez haya enfriado, lo desmigamos y reservamos el pollo y la salsa por separado.

En una sartén ponemos un par de cucharadas de aceite de oliva y llevamos al fuego.

Añadimos las almendras, y las freímos hasta que tomen color dorado. Las retiramos del fuego, y las dejamos enfriar.

Las picamos con un cuchillo o en picadora (yo a cuchillo, me gusta encontrar trozos grandes) y las mezclamos con una cuchada rasa de azúcar glas.

Por último prepararemos el cuajado de huevos, que haremos con la salsa que hemos reservado de hacer el pollo.

Si la salsa está muy líquida retiramos parte de caldo, pero dejando toda la cebolla y las pasas.

Calentamos al fuego.

Batimos ligeramente los huevos, y los vertemos sobre la salsa. Removemos hasta que se cuajen, sin que llegue a secarse demasiado la mezcla.

Ya sólo nos queda montar el pastel. Yo lo hice con un aro de repostería para darle forma, pero podemos usar cualquier molde redondo.

Ponemos 4 capas de masa filo, y pintamos con mantequilla derretida la última (podemos hacerlo entre capa y capa, pero queda un poquito más grasa).

Colocamos encima el cuajado de huevos.

Sobre éste, ponemos otras dos capas de masa filo, y volvemos a pintar con mantequilla.

Encima de esta capa irá el pollo desmigado.

Dos capas más de masa filo, pintamos con mantequilla, y repartimos las almendras picadas.

Por último, colocamos otras 4 capas de masa filo, y pintamos la última. Estas últimas 4 las someteremos por debajo de las bastella, dándole forma redonda y cerrando el pastel.

A mi me sobraba una de un paquete de 15,  así que decidí romperla y ponerla sobre la bastella, como se hace en muchas tartas tanto dulces como saladas.

Horneamos unos 30 minutos a 180ºC, hasta que esté bien dorada por fuera.

Sacamos del horno y dejamos templar.

Justo antes de servirla, la espolvoreamos con azúcar glas y canela molida.

Las capas de filo quedan casi como un hojaldre, pero sin tanta grasa, muy finas y crujientes.

El relleno de pollo mezclado con las almendras dulces y la salsa con huevo queda buenísimo, un contraste de sabores y texturas genial.

Mirad qué corte tiene, impresionante.

miércoles, 15 de junio de 2011

HELADO DE FRESA Y PLÁTANO


Como muchos sabréis, este lunes la cadena de supermercados alemananes que empieza por Li y acaba por dl ;-)  puso a la venta una heladera sin compresor a muy buen precio. De ahí que publique esta receta tan rápido, por si alguien se anima y quiere ir a por ella antes de que se agoten.

En principio esta receta no la había pensado para publicarla, pero es que el resultado me ha gustado tanto que he querido compartirla cuanto antes. De hecho, las fotos las hice en medio minuto para subir alguna a facebook, ya que ayer quedé en publicar hoy alguna y la receta de este helado, por eso están tan "peladas". No es que yo suela adornar mucho ni la escena ni lo que quiero fotografiar, pero unas hojitas de menta le hubiesen venido muy bien.

Mi única duda  antes de comprarla era si la cubeta cabría en nuestro mini congelador, pero como podéis comprobar cabe perfectamente, es muy compacta. Va a tener allí un hueco todo el verano, sin duda va a ser la más fresquita de la casa.


El año pasado publiqué un helado de mora, y me quedé totalmente enamorada de los helados caseros. Fue el primero (y  hasta este momento el único) que hice, pero seguro que este verano me desquito!
Lo hice con el método manual de sacar cada media hora y remover, pero que una maquinita lo haga por ti es mucho más cómodo... y sobre todo rápido, no tenemos que estar pendientes durante horas para remover el helado.
Y el resultado es mucho mejor, queda con más aire, más "montado".

Pues bien, como os decía, el lunes compré la heladera. Metí la cubeta las 24 horas de rigor en el congelador, y ayer martes hice el primer helado. El resultado no podría haber sido mejor.

La receta fue improvisada, estos días atrás estuve leyendo un montón en internet, así que más o menos sabía como tenían que ser las mezclas.
Está mal que yo lo diga, pero quedó genial.

Ingredientes:
- 175 gr de fresas trituradas
- 175 gr de plátano triturado
- 100 gr de queso batido 0%m.g.
- 20 gr de azúcar invertido*
- 60 gr de azúcar normal
- 200 ml de nata para montar
- unas gotas de chocolate blanco

Para el azúcar invertido:
- 300 ml de agua mineral
- 700 gr de azúcar
- sobres para gaseosa (el tigre, hacendado,...)

Empezaremos haciendo el azúcar invertido.  Se conserva un montón de meses una vez hecho, así que podemos hacer bastante y tenerlo siempre hecho.
Con estas cantidades a mi me salieron dos frascos de cristal medianos, sobre un litro.

El azúcar invertido se utiliza bastante en repostería, en el caso de los helados para que no cristalicen al congelarse.

Los sobres de gaseosa vienen de dos en dos, uno es de bicarbonato y el otro de ácido tartárico (si es de mercadona, lleva también málico).

Necesitaremos utilizar un termómetro para medir la temperatura, ya que hay que controlarla. (yo tengo uno de ikea muy baratito y va genial).

Ponemos un cazo con el agua mineral (no vale de grifo) al fuego.

Cuando alcance los 50ºC, añadimos el azúcar. Removemos.

En cuanto suba a 80ºC, añadimos un sobre y medio de bicarbonato (si es de mercadona, sobre blanco) y removemos unos segundos.

Apagamos el fuego, y cuando baje hasta 65ºC,  echamos dos sobres de ácido (los del papel morado) y mezclamos bien.

Empezará a burbujear y subir un montón, casi doblando volúmen.  En cuanto pasa un minuto, las burbujas desaparecen y el azúcar invertido está listo.

Lo dejamos enfriar, y lo guardamos en grascos de cristal o una botella. No hace falta conservarlo en la nevera.

Lo más"compliacado" ya está hecho!


Ahora vamos con la masa del helado.

Lavamos la fruta (el plátano mejor lo pelamos), y la trituramos con una batidora. Si nos molestan las pepitas de la fresa colamos el resultado.

Añadimos el queso batido (yo lo utilicé 0% materia grasa, pero puede ser normal) y mezclamos.

Añadimos el azúcar invertido, y removemos para repartirlo bien.

En un bol aparte, montamos la nata con el azúcar, y cuando esté firme lo añadimos al puré de frutas y queso, mezclándolo con cuidado para que la nata no se baje.

Llevamos a la nevera tapada con un film unas 4 horas, o 30 minutos al congelador.

Cuando esté bien fría la mezcla, sacamos la cubeta del congelador y la colocamos en la heladera.

La ponemos en marcha, y tenemos que verter la mezcla por el orificio de la tapa. 
Esto se hace para que no se congele muy rápido y luego las aspas "sufran" al arrancar, por si la mezcla se pega mucho a las paredes.  Mi mezcla era demasiado espesa para hacer esto, así que la eché directamente en la cubeta y luego tapé y encendí la heladera, y no tuvo ningún problema.
Si nos movemos rápido, no creo que pase nada.

A los 20 minutos, añadí por el agujero de la tapa unas gotas de chocolate blanco Valor. Para mi gusto son un poco grandes para el helado, para la próxima rallaré un poco de chocolate en vez de añadir las gotas.

En principio si la dejamos 40 minutos tenemos el helado listo para tomar directamente.
Yo lo dejé sólo 30,  y quedó muy bueno, con textura de helado italiano. O como un sunday, por si no habéis probado los italianos. No tengo fotos, lo siento. Como os he dicho, no había pensado publicarlo).


El que nos sobró lo metí en unos tuppers en el congelador, y pasadas 24 horas está como en las fotos. 

Lo saqué del congelador e hice las fotos al momento, no lo dejé reposar ni un minuto, y así quedaron las bolas. Fueron muy fáciles de hacer, y el helado está perfecto, ni rastro de cristales de hielo.

Supongo que si lo dejamos muchos días acabará cristalizándose, como cualquier helado que compremos y tengamos muchos días en el congelador de casa, con demasiado frío para ellos.

En cuanto al sabor, increíble.  Sabía que me iba a gustar (me encanta la mezcla de fresa y plátano), pero es que hay superado totalmente mis espectativas. Y con esos trozos de chocolate blanco de vez en cuando... para morirse de placer, en serio.

Cuando fui a por los sobres de gaseosa vi también estos cucurchos artesanos (vienen en paquetes de 6), que también os recomiendo, el complemento perfecto para nuestro helado casero.

Me prometí no hacer helado más de una vez a la semana... pero creo que voy  a romper la autopromesa... para eso están, no?

A ver quien se resiste a un helado sano y casero un día de verano. Yo no, desde luego.

domingo, 12 de junio de 2011

BIZCOCHO DE ZANAHORIA Y NUEZ


Este bizcocho ha sido todo un descubrimiento, si tengo que aplicarle algún calificativo además de delicioso es el de sorprendente.

Estoy segura de que si le damos a probar a alguien un trozo, no sabría que lleva zanahoria entre sus ingredientes.

Es otra de las recetas que quería hacer desde hace años, siempre me había llamado la atención lo de hacer un bizcocho de zanahoria, y la verdad es que me arrepiento de haber esperado tanto.

Además, también es la primera vez que hago esta cobertura de queso y mantequilla... otro gran gran descubrimiento. Pensaba que iba a quedar muy grasa, por eso era reacia a probar estas coberturas que llevan mantequilla, pero menuda maravilla me estaba perdiendo! Textura y sabor perfectos, sin duda de 10. Creo que ahora se la voy a poner hasta a las lentejas! ;-)


La receta es de María José, paisana mía y "amasadora" infatigable.

Muchos ya conoceréis su blog, Un cachiño doce.  Sólo puedo decir cosas buenas de Pepita en lo personal, y dejaré que su blog hable de su destreza en la cocina.

Siempre comentamos lo mismo cuando una de las dos publicamos una receta: "¡menudas merendas!". Y es que menos mal que vivimos lejos, porque si no las meriendas con las que nos íbamos a homenajear iban a ser "legendarias", como diría Barney Stinson.

Además esta receta es especial para ella, así que le puse mucho empeño en que me saliese bien y estar a la altura.

Me encantan todas sus recetas, tiene una mano especial para las masas levadas... ¡perfectas!
Mirad esta trenza tipo almudévar, es pensar en ella y ponerme a salivar sin remedio. Estoy deseando hacerla desde que la publicó.

Ingredientes:
Para el bizcocho:
- 400 gramos de zanahorias peladas
- 180 gr de nueces peladas
- 280 gr de harina de repostería
- 4 huevos medianos
- 300 gr de azúcar moreno (puse normal)
- 100 gr de mantequilla
- canela molida
- 1 sobre de levadura química (tipo Royal)
- 1 cucharadita de bicarbonato (no le puse)

Para la cobertura:
- 200 gr de mantequilla
- 200 gr de queso crema (tipo Philadelphia)
- 3 cucharadas soperas de azúcar glas
- una pizca de azúcar vainillado

Empezaremos por rallar o triturar las zanahorias. Yo las rallé con la parte fina de un rallador, y me gustó el resultado. Incluso puede que para la próxima las ralle más gruesas, para que se noten más entre la masa.
Reservamos.

Con las nueces podemos hacer también lo mismo: o pulverizarlas y que se conviertan casi en harina, o picarlas muy finas, para encontrar algún trocito que otro en el bizcocho. Me encantan los bizcochos con mucha "textura".
Podemos reservarlas así o mezclarlas con las zanahorias, como prefiramos. Luego las incorporaremos a la masa a la vez, así que si no queremos tener tantos "trastos" alrededor mientras cocinamos las mezclaremos en este momento.

En  un bol mezclamos la harina, la levadura química, el bicarbonato (yo no le puse porque no tenía, pero ahroa ya lo tengo bien guardadito para cuando repita la receta) y la canela.
Pepita recomienda dos  cucharadas de postre de canela, pero yo le puse bastante menos, poco más de media. Así que ya sabéis... ¡canela al gusto!
Reservamos.

En un bol grande batimos los huevos hasta que espumeen.

Añadimos el azúcar, y seguimos batiendo.  La receta original lleva azúcar moreno, que le da al bizcocho un tono más bonito (pero tampoco tenía, para la próxima a ver si me planifico mejor... ;-)

Derretimos la mantequilla sin que llegue a hervir al fuego o en el microondas, y la añadimos a la mezcla de huevos y azúcar. Mezclamos bien.

Agregamos la mezcla de harina poco a poco, y removemos hasta que se integre.

Por último, añadimos las zahahorias y las nueces y mezclamos hasta que se separtan por toda la masa.

Untamos con mantequilla y enharinamos el molde que vayamos a utilizar. Yo utilicé uno desmontable de 25cm, por si os sirve de referencia.

Vertemos la masa, y la metemos en el horno precalentado a 180ºC.  En mi horno tardó unos 40 minutos.

Cuando esté listo, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.


Una vez esté frío, podemos preparar la cobertura.
Para hacerla, tendremos que haber sacado un rato antes la mantequilla de la nevera, para que esté en punto pomada (no puede estar líquida).

La mezclamos con el queso crema y el azúcar glas, y  con unas varillas mezclamos hasta que la crema sea totalmente homogénea.

Cubrimos el bizcocho con ella (o incluso podemos partirlo en dos discos y poner la mitad de la crema en medio y la otra mitad en la parte superior).

Se puede comer directamente, o meterlo unas horas en la nevera. El bizcocho se vuelve más húmedo y la cobertura queda más "firme"... ¡delicioso!

En serio, si nunca habéis probado un bizcocho de este tipo os recomiendo probarlo. Muy distinto a todos los que había "catado" hasta ahora.

Y mirad qué corte, espectacular. Se ven las nueces, la zanahoria...mmm!.
 

lunes, 6 de junio de 2011

"PEPINO... Y DISFRUTO"


Pues sí, amigos, hoy cocino y disfruto se transforma en "pepino... y disfruto". 

Como ya sabréis, esta última semana ha surgido en los blogs y webs de cocina un movimiento para apoyar a los productores de frutas, verduras y hortalizas españoles.

Sobre todo se centra en el pepino, ya que es la hortaliza que en estos momenos agoniza.

He querido sumarme a esta iniciativa aportando 2 recetas: canapés de pepino y queso, y tzatziki, una salsa griega cremosa y suave que combina a la perfección con un monton de cosas (yo os propongo 2 opciones de acompañamiento).

La verdad es que hasta ahora sólo comía pepino en ensalada, a mis padres les encanta y cuando vivía con ellos en verano siempre había pepinos en casa, para mi es un sabor muy clásico, de los de toda la vida.

Estas dos recetas que hoy os presento me han encantado, así que a partir de ahora caerán bastante a menudo, ya que son muy rápidas (no nos lleva ni 10 minutos hacer las dos) y fáciles de hacer. Y sobre todo sanas y ricas!

Las dos se pueden preparar con antelación, y son perfectas para una cenita con amigos... ¡si es en una terraza muchísimo mejor!  ¡Como me gusta el verano!

Además lo del pepino da mucho juego... la cantidad de títulos para esta entrada que barajé antes de decidirme!
Los canapés de pepino y queso los vi en entrechiquitines, y me parecieron preciosos, así que no dudé en hacerlos así. Muy sencillos y resultones.

Ingredientes:
Para los canapés:
- pan de molde
- queso cremoso de untar
- pepino
- unas hojas de menta

Para el tzatziki:
- medio pepino
- 1 yogur griego
- 1/2 diente de ajo pequeño
- unas hojas de menta (opcional)

Para hacer los canapés, empezaremos untando unas rebanadas de pan de molde con el queso de untar. 
Es importante que sea pan de molde, para que esté blandito y contraste con el pepino cruijiente...mmmm!

Lavamos y secamos el pepino, y con un pelapatatas o una mandolina (o a cuchillo, con paciencia) hacemos tiras, más o menos de 1mm de grosor.  Si queréis que os queden estas franjas verdes, no peléis el pepino.

Vamos poniendo las lonchas sobre un trozo de papel de cocina, para que absorva el excedente de agua.

Cuando hayamos loncheado el pepino que vayamos a utilizar,  lo pondremos lámina a lámina sobre el queso.
Podemos hacerlos todos iguales o ir jugando con las tiras, según estemos de inspirados.

Cortamos cada rebanada de pan en dos o en cuatro partes (o incluso con un cortapastas con formas divertidas, quedan preciosos) , y vamos colocando los canapés en la bandeja donde los vayamos a servir.

Sobre algunos podemos poner unas hojitas de menta, o  unas gotas de miel, que le queda genial.

Están súper buenos, no sé si os habréis fijado que los ingleses en las películas toman a veces con el té de las cinco unos sandwiches de pepino... tengo que probarlo, que seguro que me encanta la combinación.

Y si los canapés son fáciles, la salsa tzatziki no se queda atrás.

Empezaremos lavando y rallando el pepino (podemos pelarlo y retirarle las semillas si queremos, pero son tan blanditas que no compensa) y reservándolo en un cuenco o un colador.

En un bol, ponemos el yogur griego y rallamos finamente el medio diente de ajo.  Si queremos que sea muy suave, no le pondremos ajo.

Apretamos con las manos el pepino rallado, para que suelte la mayor cantidad de agua posible (suelta un montón), y lo mezclamos con el yogur.

Si nos gusta la menta picamos unas hojas, y las añadimos también a la salsa... y ya la tenemos lista!

Es muy fresca, perfecta para acompañar una crudité de verduras, y unos colines de pan.

Casa genial también con unos enrollados mediterráneos:
En una tortilla de trigo (de las que se usan para hacer fajitas) , ponemos una cama de lechuga y tomate.

Sobre la cama vegetal ponemos unos trocitos de atún en aceite,  unas olivas negras en rodajas y para "rematar la faena"  unas cucharadas de salsa tzatziki al gusto... buenísimos!

Tengo que decir que a David no le gusta el pepino, (de hecho los canapés no le gustaron demasiado), pero esta salsa sí le gustó.
Es muy suave, estoy segura de que si a alguien que dice que no le gusta el pepino se la damos a probar, no se da cuenta de que lo lleva.

Como os prometí, son dos recetas súper rápidas y ricas!  Me declaro abiertamente fan del pepino!

Y os animo a sumaros a esta iniciativa, tengáis o no blog.  Granito a granito al final se consigue una montaña.