jueves, 30 de mayo de 2013

TARTA TERCIOPELO ROJO (RED VELVET LAYER CAKE)


Otra de nuestras tartas favoritas. Y además ganando posiciones, cada vez que la hago nos gusta más.

El nombre de terciopelo rojo le viene genial, es suave y aterciopelada, y muy llamativa a la vista.

No sé si os habéis fijado, pero en muchas series y programas de televisión estadounidenses cuando sale una tarta de boda suele ser una red velvet... y no me extraña, es preciosa y está buenísima.

En cuanto vi la de Encarsbakery me quedé prendada, decorada con fresas y arándanos... para morirse. Ella utilizó la receta de El Rincón de Bea,  expertísima en este tipo de tartas.

El color rojo intenso hoy en día se consigue con colorante, pero si queréis ser fieles a la receta original podéis hacerla siguiendo esta de Sandra, en la que utiliza remolacha.
O hacerla sin colorante, el sabor será el mismo y los bizcochos como llevan cacao seguro que quedan muy chulos, contrastarán también con la crema de queso.


No hace mucho que empecé a hacer estas tartas de pisos (layer cakes)  haciendo cada bizcocho por separado, y hay muchísima diferencia con respecto a hacer uno sólo y partirlo.
Al ser bizcochos finos se hornean muy rápidamente, con lo que conseguimos que los bordes queden tan blandos como el interior, y nada secos.
Además al no tener que cortarlos, nos aseguramos que no lo llenamos todo de migas, que en esta tarta con el color que tienen son muy llamativas.

Quedan genial tanto para dejarlos a la vista como para cubrirlos, son todo ventajas.

El único punto negativo es que tenemos que tener tres moldes de igual tamaño, o como yo utilizar moldes desechables de aluminio.
Estos son de 20 cm de diámetro, caben los 3 a la vez el en horno.

Ingredientes:
- 125g de mantequilla
- 275g de azúcar
- 2 huevos
- 280g harina de repostería
- 15g de cacao en polvo
- 1 cucharadita de levadura química (tipo Royal)
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- una pizca de sal
- 240 ml buttermilk
- una cucharadita de vinagre de vino blanco
- colorante rojo (le puse en pasta)
- vainilla (le puse en pasta)

Para la crema de queso:
- 125g de mantequilla
- 350g azúcar glas
- 400g de queso crema (tipo philadelphia)
- vainilla (le puse en pasta)

No sé si habéis probado alguna vez los bizcochos hechos con buttermilk (suero de mantequilla)... a mi me tienen totalmente conquistada.  Quedan con una textura genial, tardé tiempo en probarlos pero ahora soy muy fan.
En algunas recetas veréis que se puede conseguir algo parecido al suero de mantequilla mezclando leche con unas gotitas de limón, pero si en la receta necesitamos suero y matequilla como en esta del red velvet, os recomiendo hacerlos en casa, no puede ser más fácil.

Ponemos a montar medio litro de nata y  batimos hasta que se corte y se separen por completo la mantequilla y el suero. Tarda unos minutos, sobre todo si la nata está fría.

Dependiendo de la materia grasa de la nata os saldrá más cantidad o menos de mantequilla, yo utilicé la de la central lechera asturiana  y me salieron 250g de mantequilla y otros tantos de buttermilk, perfecto para esta receta.

Como lo ideal es hacer los bizcochos un día y al siguiente montar la tarta, utilizaremos 125g de la mantequilla y guardaremos el resto en la nevera para el frosting de queso.


En un bol mezclaremos los 240g de suero, la cucharadita de vinagre, la vainilla y el colorante rojo.
Yo le puse una chucharadita de extra red de sugarflair, en pasta.

En un cuenco aparte tamizamos la harina, el cacao, la sal, la levadura y el bicarbonato.

En un tercer bol batimos la mantequilla y el azúcar hasta que blanqueen y queden esponjosos.
Añadimos los huevos uno a uno, teniendo en cuenta como siempre que hay que esperar a que el primero se mezcle bien antes de agregar el segundo.

Añadiremos los ingredientes secos que habíamos tamizado en 3 veces, y los líquidos en dos, alternándolos entre ellos.
Empezaremos con un tercio de los sólidos, mezclando hasta que se integren bien.
Luego la mitad de los líquidos, otra vez mezclando completamente.
Así hasta que acabemos los ingredientes, que será con la última tanda de sólidos.

Como la tarta lleva cacao no conseguiremos un rojo muy vivo, tenderá a oscurecerse un poco e incluso un poco más durante el horneado.
Si queremos conseguir un rojo-rojo, le pondremos muy poquito cacao (5 gramos)  o incluso ninguno. Aunque os recomiendo ponerle los 15 gramos, queda genial.

Esta es de las pocos fotos en la que conseguí que el rojo se viese como realmente queda, en las otras se ve más oscuro para que la crema de queso no quedase muy sobreexpuesta, cual servidora el primer día  mes de playa.


Dividimos la masa en 3 partes iguales, para que los 3 bizcochos queden idénticos.
Lo más fácil para hacerlo es pesar el bol en el que vayamos a hacer la mezcla antes de empezar.
Volvemos a pesarlo al acabar, y ya sabremos exactamente lo que pesa la masa del bizcocho.
Dividimos esta cantidad entre 3 (o el número de bizcochos que vayamos a hacer) y los vamos pesando al verter la masa en los moldes.

Horneamos a unos 170ºC, con el horno precalentado, como siempre. En mi caso tardaron unos 15 minutos, pero dependiendo del horno y del tamaño del molde el tiempo variará.
Cuando estén listos, los sacamos del horno y los dejamos enfriar sobre una rejilla.

Los míos quedaron con barriga, se ve que tenía el horno demasiado caliente cuando los metí, pero luego se disimula muy bien con el frosting, no hay problema.

Cuando estén bien fríos, los desmoldamos con cuidado y los envolvemos en film. Si podemos los dejamos reposar toda la noche en la nevera, ganarán un montón en textura.


Para preparar la crema de queso, batiremos todos los ingredientes hasta que se forme una crema suave.
Es muy importante que la mantequilla esté a temperatura ambiente, ya que si no no se mezclará y quedarán un montón de grumos en la crema.
Os recomiendo por si acaso batir primero la mantequilla con el azúcar, y cuando estén en su punto añadir el queso y la vainilla, así seguro que no falla.

Para montar la tarta, dividiremos la crema de queso en 3 partes iguales.
Yo hago lo mismo que con el bizcocho, peso el bol antes de empezar y luego para cada capa retiro sobre la báscula el tercio del peso total.


Esta forma de presentar las tartas es muy vistosa y sobre todo muy fácil y rápida de hacer, al no cubrir los laterales.

Ponemos sobre un plato o cake stand el primer bizcocho. Luego una capa de crema de queso, repartiéndola por toda la superficie.
Luego otro bizcocho,  la segunda capa de crema, el tercer bizcocho y por último remataremos con la crema de queso.
Podemos alisarla con un cuchillo o si no queréis complicaros, con la parte convexa de una cuchara queda muy bien, haciendo una espiral en la superficie.

Podemos dejarla tal cual o decorarla con fruta, fideos de chocolate, o sprinkles como en mi caso (le puse non pareils rojos y unas perlitas plateadas).

A nosotros esta tarta nos gusta un poco más según van pasando los días. El primero está buena, el segundo mejor y el tercero ya de morirse. Nunca ha pasado del tercero, pero seguro que el cuarto todavía gana.

No se parece a ninguna otra, es una tarta con sabor y apariencia únicos. Perfecta.


miércoles, 22 de mayo de 2013

BAGUETTES


Hoy empieza una nueva andadura para el blog... me he unido a Bake the World,  y esta es la primera propuesta que comparto con mis compañeros paneros.
Si os gusta el mundo del pan os animo a uniros, no hace falta tener blog y si algún mes no podemos o no queremos preparar la propuesta, no hay ninguna obligación.
El único requisito es, en caso de tener blog, publicar todos en el mismo momento, ni antes ni después.

Me encanta participar en grupos como este, ya que me obliga a hacer nuevas recetas que de otra forma seguro que no me animaría.


Como en el caso de mi primera propuesta, las baguettes francesas.


Cuando vi en el correo que nos enviaron que tocaba hacerlas, casi cunde el pánico.
Y la verdad es que al final no fue para tanto, he de reconocer, así que no les tengáis miedo si os apetece hacerlas.

Por supuesto tienen muchísimo que mejorar, quedaron bastante torcidas y los cortes fatal, pero el sabor era impresionante.
Sin dudarlo el mejor de los panes que he hecho en casa. Con mucha diferencia.

Entre las recetas que nos enviaron como ayuda me llamó la atención una de panarras.com, y fue por la que me decidí.
Es esta, mirad qué baguettes, impresionantes. ¡Si algún día me sale algo parecido me hago un monumento a mi misma!

Con estas cantidades que os pongo me salieron estas 4, 2 grandes y dos pequeñas.
Os dejo las cantidades de la receta original y las que yo usé.

Ingredientes:
- 400 g de harina de fuerza ( yo necesité una cucharada colmada más)
- 280 ml de agua
- 7,2 g de sal
- 1.4 g de levadura seca de panadería (le puse 2g)










El proceso es largo, pero merece la pena probarlas. Y digo largo y no laborioso, porque aunque son bastantes horas no hay que hacerles demasiado caso.

Tenemos que preparar un prefermento o poolish, que dejaremos toda la noche reposando:
Mezclaremos en un bol 133 gramos de la harina, 133 ml de agua, y una pizquita de levadura.
Removemos con una cuchara, sin más.
Tapamos con un film el bol, teniendo cuidado de que el borde queda bien sellado para que no entre más aire y no se seque la mezcla.

Dejamos reposar unas 12-16 horas. Yo lo tuve 12, pero no le hubiesen venido mal las otras 4, sigue haciendo mucho frío.
Pasado este tiempo, vemos que la mezcla está llena de burbujas y de vida, y eso que lleva poquísima levadura.

Añadimos el resto de harina y de agua, y mezclamos durante unos 3 minutos.
Mi masa quedaba super pegajosa, imposible de manejar, así que tuve que añadir harina poco a poco, al final fue una cucharada colmada más o menos.
Es importante que no nos pasemos con la harina, sólo añadiremos la indispensable para poder trabajar la masa sin desesperarnos.

Cubrimos con un paño y dejamos reposar dentro del bol unos 45 minutos.


Añadimos la sal, mezclándola con la masa dentro del bol.  Dejamos reposar 5 minutos, y hacemos lo mismo con la levadura.

Yo todo esto lo hice a mano, pero podemos hacerlo hasta este punto en amasadora perfectamente.


Ya tenemos todos los ingredientes, ahora podemos empezar con el amasado. Y cómo no, para hacer baguettes, amasado francés.
Nunca lo había intentado, y la verdad es que aunque al principio me costaba, enseguida le cogí el ritmillo y al final iba como la seda.
Os recomiendo este vídeo de La cocina de Babette, lo explica genial.

Según ponía la receta, tenemos que conseguir que el gluten desarrolle pero no del todo... yo como no tenía ni idea, amasé unos 5 minutos y ahí me planté.


Hacemos una bola con la masa, y la ponemos en el bol untada de aceite por toda la superficie para que no se forme costra. En total tiene que reposar 3 horas, con dos plegados.

Dejamos reposar una hora, la sacamos y hacemos un plegado. Yo para hacerlos hago un cuadrado con la masa, como si fuese un pañuelo, y la doblo en 9 partes, como hace aquí Pam pero en vez de doblar la primera vez a la mitad la doblo en tres.

Dejamos reposar una hora, y hacemos otro plegado.  Veremos que la masa empieza a estar llena de burbujas, debemos manipularla lo mínimo posible y con cuidado, para no romperlas.
Siempre con las  puntas de los dedos, no utilizaremos nunca el rodillo para estirar la masa.

Deberá reposar otra hora, para alcanzar las 3 totales.


Al final será una masa estupenda, con un montón de burbujas de distintos tamaños.

Con cuidado la dividimos en las partes que queramos. Yo como véis hice dos grandes y dos pequeñas, pero podéis hacer 3 grandes.

Para el preformado y formado de la baguette, os dejo también este vídeo de Babette. Siento poner tantos enlaces, pero por mucho que os explique nunca voy a conseguir el mismo nivel de detalle que con los vídeos.
En este caso, un vídeo de YouTube vale más que mil palabras.

Entre el preformado y el formado dejaremos reposar 15 minutos la masa para que se relaje, y una vez estén formadas nuestras baguettes otros 75 minutos antes de meterlas al horno.

No os quejéis, ya os avisé, es una receta larga pero que merece la pena.

Cuando hayan pasado estos 75 minutos, deberemos tener el horno precalentado fuerte, en mi caso al máximo, a 250ºC.

Resulta que cuando me dispuse a  colocarlas sobre la bandeja... no cabían! jajaja! Genial, soy una crack.
Por suerte sí en diagonal, pero de una en una, así que horneé primero una grande y una pequeña y luego las otras dos.
El caso es que una la sobé bastante, con las dudas del cabe-no cabe, y se bajó un montón.
Quedó muy rica y esponjosa, pero no tan redondita como la otra.

Hacemos unos cortes oblícuos con una cuchilla (otra vez error, el cutter no cortaba, así que tuve que hacerlos con el cuchillo del pan) justo antes de hornearlas. Con cuidado de no profundizar demasiado, aunque creo que yo le tenía tanto pánico a este momento que los hice demasiado superficiales.

Metemos rápidamente la bandeja, y pulverizamos agua sobre las paredes laterales del horno, para formar vapor.

Pasados unos 10 minutos, abrimos la puerta un momento para que salga el vapor y bajamos la temperatura a 230ºC hasta que estén listas, más o menos 10-15 minutos más.

Para saber si están, debemos darles la vuelta y golpear la suela. Si suena a hueco, es que nuestras baguettes están en su punto.
Las pondremos a enfriar sobre una rejilla.

Yo soy de pan blanquito, pero podéis dorarlas a vuestro antojo. con un golpe de grill.


Y nuestras baguettes por fin listas para disfrutarlas. Porque estas baguettes no se comen, no, se disfrutan.

Como os decía al principio, sin duda el mejor pan que he hecho hasta ahora.
Los levados largos le dan un sabor perfecto, y el amasado francés y los plegados consiguen unos alveolos estupendos.

Como tienen mucha corteza en relación a la miga no se conservan demasiado bien, así que es mejor que nos las zampemos cuanto antes.
El mismo día del horneado o como mucho al día siguiente.
Aunque con lo buenas que están me extraña que pasen del día de horneado, pero yo por si acaso os aviso. ;-)

Sin duda la repetiré, me ha encantado la receta. Toda una experiencia panarra.

Por último vuelvo a dejaros el enlace de Bake the World, por si os animáis a participar o ver las propuestas de todos los participantes.


miércoles, 15 de mayo de 2013

GALLETAS DE MANTEQUILLA DE CACAHUETE


¡Galletitas! Y más fáciles no pueden ser, así que no hay excusa para no hacerlas.

Desde que vi la receta de Pam en Directo al Paladar (receta aquí), supe que tenía que hacerlas. Y cuanto antes mejor, así que ese mismo día me puse manos a la obra.
Me encantan las recetas que nos ofrece Pam, tanto en su web Uno de Dos  como en Directo al Paladar, web en la que colabora junto a otros grandes blogueros.

Son recetas "de verdad", sin florituras y siempre con resultado excelente.

Además tengo la suerte de conocerla personalmente, y os puedo asegurar que es super cercana y simpática. ¡Un joyita de chica, vamos!


Venga, y después de hacerle la pelota un poco a mi querida Pam, toca hacérsela a las galletas.

Tenía desde hacía tiempo un bote de mantequilla de cacahuete abandonado en la alacena. Lo había comprado para tomarlo a la americana, untada sobre rebanadas de pan, pero cuando la probé me llevé un super chasco. 
Será una cosa de esas que si comes desde pequeño te gusta, a mi desde luego no me conquistó.

Así que cuando vi las galletas, vi la oportunidad de darle un buen uso.

Las galletas quedan genial, con una textura crujiente y un poco pegajosa a la vez que me encantó.
Y de sabor muy buenas, muy buenas. Con un ligero sabor a cacahuete pero muy suave.

Con las cantidades que os pongo salen unas 18-20 galletas.

Ingredientes:
- 90g de mantequilla de cacahuete
- 110g de mantequilla (normal)
- 320g de azúcar
- 3 huevos M
- 250g de harina de repostería
- 10g de levadura química (tipo Royal)
- chips de chocolate, conguitos, m&m's...






La preparación es muy sencilla, se hace en un momentito y si tenéis niños cerca podéis pasar un buen rato con ellos preparando estas ricas galletas.

Empezaremos precalentando el horno a 170ºC.

Es importante que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente, para que me mezclen fácilmente.

En un bol amplio batimos la mantequilla de cacahuete y la normal con el azúcar, hasta formar una crema suave.

Añadimos los huevos, y mezclamos.  Yo suelo añadirlos ya batidos, me resulta más fácil mezclarlos luego.

Por último, la harina tamizada y la levadura química, removiendo hasta que estén perfectamente integrados todos los ingredientes.


Podemos ponerles los tropezones que queramos: chips de chocolate, cacahuetes picados,...
Yo a la mitad de la masa le puse unos conguitos picados , y a la otra mitad unos m&m's, quedan super chulas con tanto colorido.

Os recomiendo dejar unos trocitos para decorar al final.

Hacemos bolas y las vamos poniendo sobre la bandeja del horno fría.
Aplastamos un poquito con la mano o una cuchara, y le ponemos los trozos que habíamos reservado.
Los conguitos quedan un poco chuchurríos, me gustaron más los m&m's.

Los aplastaremos un poco otra vez,  para asegurarnos de que se incustan bien en la masa de la galleta.


Horneamos unos 15 minutos, vigilando a partir de los 10 para que no se pasen demasiado.  Tienen que dorarse pero no en exceso.

Dejamos que enfríen unos 5 minutos sobre la bandeja, para que no se deformen al moverlas.

Pasado este tiempo, con cuidado las ponemos sobre una rejilla hasta que enfríen del todo (por supuesto si no nos podemos contener las podemos probar aún tibias, es inevitable).


Y así de fácil tenemos unas galletas caseras deliciosas, perfectas para merendar con un vaso de leche o como a mi más me gustan, con un té calentito...¡mmmm!

A mi personalmente las galletas me gustan más pasados un día o dos de reposo en un recipiente bien cerrado, la textura gana un montón.

Y lo que me queda claro es que gracias a esta receta no se va a estropear el resto de mantequilla de cacahuete, pienso repetirla y repetirla hasta que se acabe.
Y luego, por supuesto, comprar otro bote. ;-)