Un mes más participo en la propuesta de Bake the World. Y además con muchas ganas, porque este era un pan dulce que me llamaba muchísimo.
Es un pan típico mexicano, que se prepara para el Día de Difuntos (2 de noviembre, aún llegáis a tiempo).
Toda la estética del Día de los Duertos siempre me ha llamado muchísimo la atención, sobre todo las Catrinas, me encantan.
La receta es de un vídeo de youtube, podéis verlo aquí. Está genial, y podemos ver todo el proceso de principio a fin.
Es muy útil para ver cómo se forman las bandas que atraviesan el pan, los "huesitos".
La bola de arriba simboliza una calavera, por cierto.
Hilmar también nos propone dos recetas, y las dos con una pinta deliciosa, por si les queréis echar un ojo.
He de decir que a mi me quedó bastante regulero. De sabor muy bueno, pero la masa casi no levó en el reposo, aunque sí en el horneado.
Además algunos de los huesitos quedaron bastante churro, pero bueno, para la próxima quedarán mejor.
Con las cantidades que os pongo me salieron 2 panes de muerto como el de la foto.
Ingredientes:
- 3-4 huevos
- 550 g de harina de trigo
- 1 sobre de levadura de panadero
- 150 g de azúcar
- 6 g de sal
- 150 g de mantequilla
- ralladura de naranja (opcional)
Para decorar:
- mantequilla fundida
- azúcar blanco o teñido
Es importante para las recetas de masas levadas que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente, así nos quedará una masa mucho más agradecida.
Como siempre (o casi), he hecho la masa en la panificadora. Es super cómodo y limpio, así que a no ser que me apetezca especialmente amasar, siempre la utilizo.
No puede ser más sencillo: ponemos en la cubeta todos los ingredientes en el orden que os indico, excepto la mantequilla (como siempre, primero líquidos y después sólidos).
En principio según la receta harían falta sólo 500 gramos de harina, pero despues del amasado vi que quedaba demasiado blanda y añadí otros 50.
Escogemos el programa masa para pasta (amasa 15 minutos) y esperamos a que acabe. Dejamos reposar unos 10 minutos, añadimos la mantequilla en trocitos y volvemos a poner el mismo programa.
Al principio parece que nunca se va a mezclar, pero sí, poco a poco se van integrando y va quedando una masa tersa y firme.
Cuando haya acabado, sin abrir la tapa de la panificadora, dejamos que repose un par de horas. Con el calor del motor sube un poco la temperatura del interior, lo que es perfecto para el levado.
Si vamos a hacer la receta a mano, os recomiendo echarle un ojo al vídeo que os puse en la introducción, os lo resumo:
hacemos un volcán con la harina, abriendo un pequeño hueco en la parte central.
Añadimos la leche mezclada con la levadura, y luego los huevos batidos.
Si le queréis poner ralladura de naranja, os recomiendo ponerla también con los líquidos, para que aromatice más la masa.
Alrededor de la harina ponemos el azúcar, la sal, y por último en el borde del todo la mantequilla cortada en trocitos pequeños.
Poco a poco vamos mezclando, siempre de interior a exterior. Cogiendo pequeños pellizcos de harina y mezclándolos con la parte líquida, hasta llegar lentamente al borde.
Como hemos puesto la mantequilla en el contorno, la tocaremos menos tiempo y no le dará tiempo a coger temperatura y fundirse. Me ha gustado este truquillo de Max, así podemos poner todos los ingredientes desde el principio y no tener que añadir luego la mantequilla cuando tenemos las manos super pringadas, como suele ser en este tipo de recetas.
Una vez están todos los ingredientes integrados, amasamos unos 8-10 minutos, hasta que la masa se vuelva muy manejable.
Al principio puede ser desesperante, pero poco a poco se va volviendo mucho más agradecida.
Hacemos una bola, la ponemos en un bol o una bandeja, y la dejamos reposar un par de horas.
He de decir que mi masa apenas subió. Supuestamente tiene que doblar volumen, pero qué va, aireó un poco pero nada más.
Como veía que aquello no iba a mejorar, me decidí a formar los bollos.
Dividí la masa en dos partes iguales, y a cada una le quité una porción para hacer los huesitos y la calavera.
Hice una bola con la porción grande para formar el pan, y luego la pequeña la dividí en tres (dos más grandes que la otra).
Con las dos grandes, hacemos un rulo de masa, y con los 3 dedos centrales de la mano presionamos y giramos para marcar los huesitos.
Como cuando hacíamos un rulo de pastilina, pero con los dedos abiertos para dejar unas partes más gordas que otras. (Os recomiendo ver el vídeo, queda mucho más claro que con mis explicaciones).
Ponemos los huesitos sobre nuestro pan, y luego hacemos una bolita pequeña para la calavera, que lo coronará.
No es obligatorio poner 4 huesitos (2 tiras), según el tamaño del pan podemos poner más. Siempre en número par, claro.
Una vez tengamos formados nuestros panes, pincelamos con huevo y los llevamos al horno a 180ºC, hasta que estén doraditos.
Cuando los horneé crecieron bastante (menos mal, porque ya pensé que los iba a tener que tirar).
Al sacarlos, mientras están aún calientes, pincelamos con mantequilla fundida y espolvoreamos con azúcar, que formará una costra riquísima.
Yo le puse azúcar blanco, pero podemos teñirlo de rojo o rosa, que es muy típico también.
Y en cuanto dejemos reposar un poquito nuestro pan... ¡ya podemos disfrutarlo!
Es un pan dulce muy aromático, muy rico y que se conserva muy bien con el paso de los días.
Tengo que volver a hacerlo, porque aunque de sabor me encantó, de textura no quedó todo lo bien que debiera (es lo que tiene dejar las cosas para el final, no da tiempo a repetir el experimento si no sale bien, jijiji)
¡Un saludo a todos, y a panarrear como locos, que estamos en época de encender el horno!