Pues sí... ¡estos días estamos de celebración! ¡1.000.000 de visitas! Y como digo siempre, cualquier ocasión es buena para meterse en la cocina, así que este milloncejo había que celebrarlo con una tarta sí o sí.
Hace cuatro años, unos pocos días después de que naciese este blog, el de La Casita Verde de Alegna celebraba 2.000.000 de visitas con unos cupcakes de fresa.
Por aquel entonces los cupcakes eran super novedad, y me gustó mucho la forma de presentarlos con los numeritos encima y el spray rosa (que era casi ciencia ficción en el 2009).
Por no hablar de lo increíble que me parecía llegar a tener 2.000.000 de visitas.
Es una entrada que se me quedó grabada, de esas que después de ver miles y miles de recetas sigues recordando. Además, a modo de cuento de la lechera, pensé: cuando cumpla 1.000.000 lo celebro yo también.
¡Y ni cuento de la lechera ni leches, el día ha llegado! Estuve muy tentada a hacer lo mismo, a modo de pequeño homenaje a ese gran blog que nos sirvió de inspiración a tantos blogueros, pero creo que lo voy a dejar para (si algún día llegan) los 2.000.000.
Después de barajar varias opciones, me decidí por esta tarta, que tenía muchísimas ganas de hacer para una ocasión especial como esta.
La inspiración como (casi) siempre: las imágenes de google. Poniendo monster cake salen un montón chulísimas, de todas las formas y colores.
Hice un bizcocho muy pequeñito (de 15 cm de diámetro y 6 de alto), pero podéis hacerla con vuestra receta favorita de bizcocho y de cualquier tamaño.
Incluso hay algunas de 2 pisos, quedan genial también, con un monstruíllo sobre otro.
Ingredientes:
- 2 huevos
- su mismo peso en mantequilla
- su mismo peso en azúcar
- su mismo peso en harina de trigo
- una cucharada de moka de levadura química (tipo Royal)
- vainilla en pasta (opcional)
Para rellenar:
- salsa de frambuesa (o mermelada)
- almíbar para calar
Para la crema de mantequilla:
- 250 g de mantequilla
- 325 g de azúcar glas
- colorante alimentario
- vainilla en pasta o cualquier aroma alimentario
Para decorar:
- palitos de chupa chups o bizcobolas
- bolas de chicle
- fondant (blanco y negro)
Empezaremos haciendo el bizcocho. Esta es una receta de un clásico bizcocho cuatro cuartos, siguiendo los pasos del 1080 Recetas de Cocina de Simone Ortega.
Este bizcocho es un poco compacto para mi gusto, pero tiene un punto a su favor enorme: podemos hacerlo muy fácilmente de cualquier tamaño.
Como hay que pesar los huevos (yo lo hago una vez cascados) y luego añadir del resto de ingredientes principales la misma cantidad, puede hacerse de 1 huevo o de 2 docenas. Siempre queda bien.
Es importante que los ingredientes estén a temperatura ambiente, para que se mezlcen bien y el bizcocho quede homogéneo.
Separaremos las yemas de las claras, y montaremos estas últimas.
Cuando estén bien firmes, añadimos las yemas batidas.
Luego la mantequilla (importante la temperatura, si está fría no se mezclará y luego quedarán huecos en el bizcocho), el azúcar, la vainilla (si le ponemos) y por último la harina tamizada con la levadura.
Removeremos entre cada ingrediente muy suavemente, para evitar que se pierda el aire de las claras.
Vertemos la mezcla en un molde engrasado, y lo llevamos al horno precalentado a 180ºC.
El mío tardó unos 35 minutos, aunque como siempre os digo cada horno es un mundo.
Para comprobar si está, haremos la prueba del palillo (pinchamos en el centro y el palillo tiene que salir limpio, sin restos de masa cruda).
Cuando esté listo, lo retiramos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.
Cuando el bizcocho haya enfriado del todo, podemos partirlo a la mitad y rellenarlo con lo que más nos guste.
Yo en principio no iba a rellenarlo, pero al final me pareció demasiado alto como para ir entero y tuve que improvisar: un almíbar ligero (1/3 de agua, 1/3 de ron y 1/3 de azúcar al fuego durante unos 10 minutos) y una capa de salsa de frambuesa (valdría también mermelada, nutella, crema de mantequilla... cualquier cosa rica rica).
Para la crema de mantequilla (también conocida como buttercream) puse la mantequilla y el azúcar glas unos 6-7 minutos en un robot de cocina con una varilla globo, pero se puede hacer con una batidora con varilla o incluso una de mano sin problema.
Eso sí, otra vez importante que la mantequilla esté blandita, si no no se mezclará con el azúcar.
Cuando veamos que la mezcla está muy suave y cremosa, podemos añadir nuestro aroma y colorantes al gusto.
Yo le puse aroma de arándano (que me encanta, todo un descubrimiento) y colorantes naranja y rojo.
Con estas cantidades que os pongo sobra bastante para este tamaño de tarta, yo creo que serían perfectas para una de 3-4 huevos.
Como no estaba segura de si los "pelillos" taparían toda la tarta, primero le di una capita de crema de mantequilla al bizcocho.
Fina y sin pararme demasiado, simplemente para que entre los huecos de los pelos no se viese el color del bizcocho. La verdad es que fue una buena idea, así luego pude hacer super rápido el acabado peludo, sin tener que ir rellenando toda la base.
Para hacer los pelos utilicé la boquilla 233 de Wilton, la que es especial para césped. La había comprado hace tiempo para hacer unos cupcakes de triki, que también quedan genial.
No hay más que poner la boquilla en la manga, rellenar con la crema de mantequilla e ir haciendo pequeñas matas de pelo, orientándolas en distintas direcciones para dar un acabado más natural.
Podemos si queremos también hacer un monstruíllo recién salido de la pelu, si las orientamos todas hacia el mismo lado. Queda genial sea como sea.
Me sorprendió lo rápido que se hace este acabado, al principio iba con miedo porque no sabía como iba a quedar, pero una vez que ves lo bien que queda, avanzas a muchísima velocidad. Y lo bueno es que como es un acabado imperfecto, si por lo que sea tienes un fallo, retiras con un cuchillo o una espátula un trozo y vuelves a rellenarlo. No se notan nada los retoques.
Si véis que con el calor la crema de mantequilla está demasiado blanda y los pelos no quedan bien, la metéis unos minutos en la nevera y a seguir con el trabajo.
Para hacer los ojos utilicé unas bolas de chicle clavadas en palitos de bizcobola. Iba a hacerlos de fondant, pero luego se me ocurrió lo de los chicles y es mucho más cómodo (y rico).
Unas pupilas y unas pestañas de fondant negro, un reflejo en blanco, y nuestros ojos están listos.
Los clavamos como más nos guste en la tarta, de forma ordenada o a sentimiento, como prefieramos: lo hagamos como lo hagamos va a quedar genial.
Para la boca lo mismo: una sonrisa de fondant con las paletas bien marcadas, quedan muy simpáticas.
¡Y nuestra tartita monstruo está lista! Como podéis ver, es muy sencilla, y super vistosa. Además no hay más que verlo, es un monstruíllo de buen corazón: es un cacho de pan (o mejor dicho en este caso, un cacho de bizcocho).
Despues de toda la parrafada, quiero daros las gracias por cada una de vuestras visitas y comentarios.
Si hace 4 años (cuando estaba aún en pañales) me hubiesen preguntado por el futuro del blog, creo que ni me habría imaginaginado seguir publicando 4 años después, visitando asiduamente blogs de compañeros que han pasado a ser amigos y sobre todo ilusionarme cada vez que busco una nueva receta para probar y compartir.
Y todo es gracias a vosotros, cuando me mandáis una foto de vuestras obras de arte o cuando me decís que habéis probado tal o cual receta, es una inyección de fuerza que acumulo para cuando flaqueo (que los que tenéis un blog sabéis que pasa de vez en cuando).
Nada más por hoy, espero que dentro de unos añitos estemos aquí celebrando con unos cupcakes de fresa los 2.000.000 de visitas...¡y con la misma sonrisa! (pasaré lista, no faltéis).