jueves, 24 de noviembre de 2011

TARTA DE MANZANA CON MASA SABLÉ


Whole Kitchen en su propuesta dulce para el mes de noviembre nos invita a preparar una pasta básica de pastelería: pasta sablé.
Se conoce también como sablé bretón y sobre todo como masa quebrada.

Y lo primero que pensé cuando probé la tarta fue: no vuelvo a comprar la masa quebrada, a partir de ahora la hago siempre.
Es súper sencilla de hacer, simplemente mezclar los ingredientes, y la diferencia tanto en textura como en sabor es abismal.

Además puede hacerse tanto dulce como salada (mirad esta del quiche al que le añadí espinacas, quedó de un color verde precioso).
Esa fue la primera vez que hice masa quebrada, pero al añadirle las espinacas el proceso fue un poco más largo, aunque también bastante sencillo.

Y esta fue la segunda, mucho más rápida y sencilla...¡y dulce, que es lo mío!


Decidí utilizar la masa para una clásica tarta de manzana, una receta que nunca había hecho y que nos sorprendió muy gratamente, tanto por el sabor como por lo fácil que es de hacer.

Desde luego esta tarta es de 10, queda preciosa y super rica. Bien fresquita y acompañada de un té calentito es la merienda perfecta.

Ingredientes:
Para la pasta sablé:
- 250 g de harina de trigo
- 125 g de mantequilla
- 1 huevo
- 1 cucharada de leche fría
- 3 cucharadas de azúcar
- sal fina (una pizca)

Para la crema pastelera:
- 125 ml de nata líquida
- 375 ml de leche entera
- 125 g de azúcar
- 60 gr de harina refinada de maíz (maicena)
- 4 yemas de huevo
- piel de limón (opcional)

Parra "acabar"
- 3 manzanas golden medianas

- gelatina de manzana


Empezaremos haciendo la masa quebrada.

Como os decía, es súper sencilla de hacer. Lo único que debemos tener en cuenta es sacar la mantequilla al menos un par de horas antes de la nevera, para que esté a temperatura ambiente.

En la encimera o en un bol grande (os recomiendo esto último, es mucho más cómodo y limpio) hacemos volcán con la harina.

En el hueco central ponemos el resto de los ingredientes: el azúcar, la sal, el huevo, la leche y la mantequilla a temperatura ambiente.

Con los dedos o con un tenedor empezamos a mezclar los ingredientes. Como acabaremos haciéndolo con las manos, podemos hacerlo así desde el principio.

Simplemente tenemos que mezclarlos hasta que se integren bien, no hay que amasar.
De hecho, cuanto más rápido sea este paso, mucho mejor, sobre todo si como yo sois de "manos calientes".

Hacemos una bola con la masa, la envolvemos el film y la metemos en la nevera un par de horas, para que luego sea más fácil de extender con el rodillo.


Para la crema utilicé la receta de siempre, me encanta como queda. Simplemente varío la cantidad de maicena según lo espesa que quiera la crema y listo... nunca falla.

Ponemos a calentar en un cazo la leche, la nata, y la mitad del azúcar.
Si queremos podemos aromatizarlo con una rama de vainilla, canela, o la piel de algún cítrico. Yo le puse piel de limón, sólo la parte amarilla.
Cuando empiece a humear apagamos el fuego y reservamos.
Si decidimos aromatizarla, la colaremos antes de utilizarla, para eliminar cualquier rastro sólido.

En otro cazo mezclamos la maicena con la otra mitad del azúcar y las yemas. Las llevamos a punto de ebullición, removiendo siempre constante pero suavemente.

Añadimos la mezcla de leche, nata y azúcar (la más líquida) a la segunda (la crema de yemas). Lo haremos muy poco a poco y sin parar de remover, este puede ser el punto más delicado.

Volvemos a ponerlo todo al fuego, removiendo constantemente para evitar que se pegue.
Espesa enseguida, sobre todo si hacéis esta cantidad (es media receta).

Apagamos el fuego y reservamos. Si no la vamos a utilizar inmediatamente, cubriremos la superficie con film para que no se forme costra.


Una vez tengamos la masa y la crema hechas, podemos montar la tarta:

Extendemos con el rodillo la masa sobre una superficie enharinada.

Con cuidado la llevamos al molde y con las manos la vamos adaptando a la base y los laterales, sobre todo si utilizáis un molde con ondas.

Cuando tengamos la base de masa quebrada lista, la cubrimos con la crema pastelera, alisándola lo máximo posible.

Pelamos y descorazonamos las manzanas. Las picamos en gajos muy finos, y los vamos disponiendo sobre la crema pastelera con el dibujo que más nos guste.

Podemos simplemente apoyarlos, o clavarlos un poco, como hice yo, para que la manzana se mezcle con la crema pastelera.

Utilicé manzanas golden porque me gusta que se note entera la manzana una vez cocinada, pero podemos utilizar la variedad que queramos.

Introducimos en el horno precalentado a 180º y lo dejamos unos 35-40 minutos.


Sacamos del horno y dejamos que enfríe sin desmoldarla, ya que mientras están calientes la base es muy frágil y la crema pastelera muy poco consistente.

Yo como os decía en los ingredientes utilicé gelatina de manzana para darle brillo. Viene ya hecha, es muy cómoda.

La encontré por casualidad en una tiendecita pequeña (mínima, de hecho), así que compré bastante y la congelé en tuppers con "raciones individuales".

Ahora cuando la necesito simplemente la descongelo, la caliento un poco en el microondas hasta que se derrite y la utilizo  como una gelatina normal.

Es perfecta para este tipo de tartas, queda tal cual la que le ponen en las pastelerías... ¡o mejor!


Para terminar os dejo con unas fotos "del corte", creo que se parecia bastante bien el resultado: masa crujiente, crema pastelera super suave y manzana fina pero entera.

Muchas gracias por llegar hasta aquí, siempre empiezo a escribir con la intención de no extenderme demasiado, pero luego no hay quien me pare. Intento no dejar "cabos sueltos", pero siempre queda alguno... así que estaré encantada de responder a vuestras dudas, dentro de mis posibilidades.

¡Feliz fin de semana!

jueves, 10 de noviembre de 2011

BIZCOCHO DE TOBLERONE Y GALLETAS


Este bizcocho ha sido todo un descubrimiento: buscando una receta en la que usar parte de un toblerone gigante que llevaba más de un año mirándome desde la estantería (sí, más de un año) llegó a mi vida, y creo que ha venido para quedarse.

Estuve mirando varias recetas para hacer con toblerone, y al final me decidí por esta, me encantan los bizcochos y este tenía muy buena pinta.

En él no se utiliza harina directamente, sino galletas maría hojaldradas trituradas. Me pareció muy curioso, me decidí a probarlo... ¡y está buenísimo!

Todo un acierto.


Hay un montón de recetas por la red, pero como la primera que encontre fue la del blog A Cocinar con Raquetuille, esa decidí hacer.
A veces veo tantas cosas interesantes que no soy capaz de decidirme por una, así que suelo dejar que los números escojan por mi. Y la verdad es que suele funcionar, por suerte.

Para decorarlo hice una glasa ligera con zumo de limón, me encanta como contrasta con el chocolate.

Ingredientes:
Para el bizcocho:
- 100 g de toblerone
- 100 g de mantequilla
- 18 galletas maría hojaldrada
- 75 g de azúcar
- 3 huevos
- 1 sobre de impulsor químico

Para la glasa:
- el zumo de medio limón
- azúcar glas



Comenzaremos fundiendo en un bol la mantequilla mezclada con el toblerone partido en trozos. Podemos hacerlo como siempre al baño maría o en el microondas, en tandas de no más de medio minuto y removiendo entre cada una. Reservamos.

Parece ser que es básico que las galletas sean hojaldradas, que queda mucho mejor que con las normales.
Tenemos que triturarlas hasta que se hagan polvo, sin trozos.
Esto os recomiendo hacerlo con una picadora, thermomix, o similar (yo lo hice con una batidora de vaso), aunque por supuesto se puede hacer a mano sin problema, simplemente dedicándole un poco más de tiempo.

Para la siguiente vez que lo haga no descarto poner un par de galletas más sin triturar por completo, para encontrar trocitos entre el bizcocho.

Añadimos el resto de ingredientes y mezclamos todo bien, hasta conseguir una masa homogénea.

Vertemos sobre el molde que vayamos a utilizar, y lo metemos al horno precalentado a 180ºC.

El tiempo dependerá mucho de la forma del molde y de cada horno, como siempre os digo.
Con este molde que yo he utilizado, en 25 minutos estaba listo, pero si es uno redondo y pequeño tardará más, al menos 35.

Cuando está listo (al pincharlo con un palillo o un cake tester sale limpio) lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla sin desmoldarlo.


Cuando haya enfriado hasta temperatura ambiente, lo desmoldamos y preparmos la glasa.

En una taza o bol pequeño exprimimos el zumo de medio limón.
Vamos añadiendo azúcar glas hasta que quede a nuestro gusto, teniendo en cuenta que si queremos que escurra por los laterales no debe ser muy espesa.

La vertemos poco a poco sobre el bizcocho, ayudándonos con una cuchara de postre y "empujando" hacia donde queremos que escurra.
En este caso como el molde tenía unas acanaladuras, fue muy fácil que cayese por los surcos.

Dejamos que seque al menos un par de horas,  y si queremos podemos decorar con algún detalle más. Yo le puse estas hojas de menta y unas moras congeladas, que además de quedar monísimas pueden comerse con el bizcocho, combinan a la prefección.


El resultado es un bizcocho muy bueno. De hecho, muy muy bueno.
Queda bastante húmedo, y de vez en cuando nos encontramos con los tropezones del toblerone... una delicia.

Quiero probarlo con otros tipos de chocolate, y tal vez con algo menos de mantequilla, aunque me temo que el secreto de su éxito sea la cantidad de grasa que lleva.

Sea por lo que sea está buenísimo, eso no hay quien se lo quite.

Un dulce saludo a todos, y muchas gracias por visitarme.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

EMPANADA DE MAÍZ Y BERBERECHOS-EMPANADA DE MILLO E CROQUES

¡Una de mis comidas favoritas! Es la primera vez que hago empanada en casa, y como no le tengo miedo a los retos,  me decidí a hacerla de maíz.¡De perdidos... al río!

Me encanta tanto la de harina de trigo como la de maíz, y con cualquier relleno: carne, bacalao con pasas, pulpo, vieiras, calamares, parrochas, berberechos, bonito, chorizo, lomo y pimientos... con lo que sea.

En Galicia es muy normal preparar el relleno en casa y llevarlo al horno-panadería. Lo dejas allí bien tempranito y te despreocupas: ellos ponen la masa, montan la empanada y la hornean, así que nos evitamos amasar, montarla, vigilar el horno, y sobre todo, de limpiar luego... todo son ventajas. Basta con ir a buscarla un rato antes de comer y punto. Y todo por un módico precio, oiga!
Aunque la verdad es que para mi la principal es que suelen quedan perfectas, muy muy ricas.

La receta de la masa es del blog La cocina de mi abuelo, tiene un montón de recetas buenísimas. No la hice exactamente igual, aunque varié muy poquito las cantidades.
Estos días podéis "robar" un montón de ideas para hacer con calabaza, tiene muchas recetas distintas para usarla.

Ingredientes:
Para la masa:
- 400 gr de harina de maíz amarilla (no vale precocida, ni refinada, simplemente es maíz molido)
- 100 gr de harina de centeno
- 50 gr de harina de trigo
- 6 gr de levadura fresca de panadería
- 350 gr de agua caliente
- sal
Para el relleno:
- 1 kg de berberechos
- un diente de ajo
- una cebolla grande
- pimiento rojo
- un trozo de tomate maduro
- sal
- vino blanco
- colorante alimentario

Empezaremos preparando el relleno:
Lo primero será abrir los berberechos al vapor (con un poquito de vino blanco quedan perfectos). Yo casi me desespero al hacerlo, tenían muchísima arena dentro, así que tuve que abrirlos al vapor y luego ir uno limpiándolos hasta que no quedase ni rastro.
Reservamos.

Para esta empanada utilicé un kilo, pero os recomiendo utilizar algunos más, al menos kilo y medio. De sabor quedó muy rica, pero un poco escasa de berberechos.

De hecho creo que para la próxima vez probaré a comprar esos congelados sin concha que se venden a granel, puede que sea un buen apaño. Desde luego mucho más cómodo, tenía que haberle sacado una foto a la "playa" que se quedó en el bol al acabar de limpiarlos.

Ponemos a calentar un buen chorro de aceite de oliva en una olla o sartén, y mientras tanto pelamos el diente de ajo y la cebolla.

Picamos la cebolla (vale también con picadora, nos ahorramos trabajo y alguna que otra lágrima). El tamaño dependerá de como nos guste, yo cuando hago este tipo de guisos suelo cortarla en 4 y luego cortar láminas finitas, como haciendo lunas.

Cuando el aceite esté caliente rallamos el ajo (podemos picarlo muy finalmente, si preferimos), y añadimos enseguida la cebolla, para que no se dore. Tiene que ir confitándose poco a poco, sin dorarse.

Damos unas vueltas, y mientras empieza a pasarse picamos el pimiento (tanto la cantidad como el tamaño también van al gusto, yo no le pongo demasiado y lo pico bastante).

Lo añadimos a la cebolla, y removemos para repartilo bien. 

Por último, añadimos el tomate también picado, y mezclamos con el resto de verduras.
Salamos, añadimos el colorante, y ponemos un chorrito de vino blanco.
Tapamos la olla, y bajamos al fuego, manteniendo un hervor suave y contínuo.

Cuando la cebolla esté tierna (una media hora), añadimos los berberechos, removemos para que se mezclen los sabores, y apagamos el fuego.


Mientras reposa el relleno, vamos preparando la masa.

Calentamos el agua, y deshacemos la levadura en ella. 
Esto implica que no se caliente demasiado el agua, ya que mataríamos la levadura. Mejor templarla, más vale que falte que que sobre, en este caso.

En un bol mezclamos las harinas y la sal, y añadimos el agua con levadura.

Mezclamos bien con una cuchara de madera, no hace falta que sea con las manos.

Hacemos una bola, y dejamos reposar una hora, hasta que la bola se agriete como en la foto (prácticamente no crece).

Podéis pinchar en ella para ver en grande el mini paso a paso.


Cuando esté lista, empezaremos a montar la empanada.

En un molde metálico, de pyrex, una cazuela de barro... ponemos un par de cucharadas de aceite, y vamos cogiendo porciones de la masa, aplastándolos, y poniéndolos unos pegados a otros hasta cubrir el  fondo del molde (podemos ayudarnos con un tenedor para que se peguen unos a otros).
Esta es una masa que no se puede estirar con rodillo, se rompe y se agrieta, por lo que lo hace imposible.

Cuando tengamos el fondo cubierto repartimos sobre él el relleno escurrido.
Reservamos el exceso de líquido, ya que luego lo utilizaremos.

Y vuelta a empezar! Vamos otra vez cogiendo porciones de masa, aplastándolos con las manos, y cerrando la tapa.
Os recomiendo dejarlos bastante finos, a mi me quedó demasiado gruesa en las partes en las que se solapan unos trozos con otros.
Error de novata, de todo se aprende, para la próxima tendré más cuidado.

Pincelamos con el líquido del guiso reservado (abundante, para que no quede seca la empanada, le da mucha "gracia"), y cortamos en porciones para que despues de hornearse sea fácil de repartir y no se rompa.

Metemos al horno precalentado a 180º, unos 35-40 minutos, hasta que esté dorada por arriba, más o menos con el aspecto de las fotos.


Os recomiendo comerla templada o fría, se aprecia mucho más el sabor a marisco que si está muy caliente. Una media hora despues de sacarla del horno está perfecta.

Creo que me voy a lanzar con el tema empanadas, es una de las comidas que siempre le pido a mi madre cuando voy a casa.
Aunque no me salgan tan buenas como las que se llevan a hacer a la panadería, seguro que para amortiguar un poco la morriña sí que valen.

Aquí os dejo una foto del corte, como (casi)siempre.

¡Gracias por visitarme!