sábado, 29 de diciembre de 2012

GALLETAS DE NAVIDAD... ¡Y FELIZ 2013!


¡Última entrada del 2012! Y muy breve,  sólo quería enseñaros las últimas galletas que he hecho y desearos un feliz 2013.

Cuando hice la casita de galleta me quedé con mono de decorar galletas, así que unos días después me animé a hacer unas cuantas para regalar.

Utilicé dos masas distintas, no os voy a poner las recetas porque ya las había publicado, así que os pongo los enlaces para no repetirme demasiado.


 
La masa de cacao y especias es la misma que la de la casita de galleta. Como me había sobrado bastante cantidad, la congelé y unos días después la saqué para hacer estas galletas.
Nunca había congelado la masa, pero queda genial, bien envuelta en film y luego en una bolsa hermética... "y aquí no ha pasao ná".

 
La masa de vainilla es la misma que por ejemplo la de estas galletas de pascua, o estas galletas "bordadas" (que por cierto, tengo muchas ganas de repetir).
Utilicé esa receta pero añadiendo vainilla en pasta, me encanta como queda tanto en galletas como en bizcochos. Sin duda fue el descubrimiento repostero del año.
La glasa la podéis ver en cualquiera de estas dos recetas.


 
Como os decía, estas galletas las hice para regalar. Quería tener un detalle especial con alguna gente que veo casi a diario, y que con pequeños gestos hacen que el día a día sea más agradable.

Por ejemplo a Vero, la chica de la fotocopiadora que desde el primer día me llama por mi nombre.
Mi peluquera, que directamente despues de cortarme el pelo como me conoce me dice: "no te peino, ¿verdad?".
Yoli, la charcutera... algún día tengo que poneros una foto de como corta y presenta el fiambre. Se merece una entrada en el blog, sin duda.
El carnicero, Ceferino, que me recibe siempre con una sonrisa o un guiño, y me trata genial (aunque de vez en cuando me trate de usted, punto negativo)
Ana, una de mis compis de step, que siempre está de buen humor y no se pierde una clase.


Hice 6 paquetes, el último aún lo tengo por entregar... al final van a ser más de adorno que para comer, pero la distancia es lo que tiene... en unos días será entregado a su destinatari@.

Me despido sin enrollarme más, simplemente desearos un feliz comienzo del 2013, que sea un año muy dulce para todos. Gracias por estar ahí.


domingo, 23 de diciembre de 2012

BARQUITAS DE ANCHOA Y AGUACATE


Hace unos días los chicos de Conservas Juanjo contactaron conmigo para ofrecerme el envío de uno de sus productos a cambio de luego realizar y publicar una receta utilizándolo.
La verdad es que suelo rechazar estos ofrecimientos, pero cuando visité su web me conquistó totalmente, así que acepté la propuesta y en unos días llegó un mensajero con este paquete.


Cuando lo abrí  y vi lo bien que venía presentado enseguida pensé: como se esmeren tanto con las anchoas y el bonito como con esta campaña, van a estar impresionantes.

Y efectivamente, en cuanto abrí la lata, me di cuenta de que así era.
Aparte de la buena pinta que tenían, me sorprendió el aroma: perfecto. No muy fuerte y que olía "como tenía que oler". Seguro que entendéis lo que quiero decir, hay veces que abres una lata y te dan gasas de cualquier cosa menos de comerte su relleno.


¡Cómo se nota cuando se trata la materia prima con cariño! Además de escoger por supuesto siempre la de mejor calidad, y sólo en los meses en los que está más sabrosa.
Anchoas sobadas a mano, en aceite de oliva, con color uniforme y sin espinas... un 10.
Os recomiendo echar un ojo a su web, placer cantábrico , si como a mi os encantan las buenas anchoas y el buen bonito, os encantará.

Dudé bastante sobre qué receta hacer. No quería cocinar las anchoas, para que no perdiesen ninguna de sus cualidades, así que despues de dudar y dudar me decidí por algo muy sencillo pero muy rico: una ensalada.

Pocos ingredientes, pero que combinan genial y hacen esta ensalada un primer plato perfecto en un día especial (o hacen de un día normal un día especial).

Ingredientes:
- 1 aguacate
- 1 tomate
- 8 langostinos
- 4 anchoas del cantábrico
- salsa rosa
- aceitunas negras








La receta no puede ser más sencilla:

Pelamos el tomate, despepitamos, y  picamos la carne en cubos pequeños.

Picamos también los langostinos (que habremos cocido previamente), y los mezclamos con el tomate.
Reservaremos uno o dos para decorar, si queremos.

Picamos también dos de las anchoas, y las añadimos a la mezcla anterior.

Por último abrimos a la mitad el aguacate. Para despepitarlo, clavamos un poco la parte central de la hoja del cuchillo (como si fuesemos a picar leña), giramos... y tachaaaannnn: aguacate despepitado y perfecto.

Con una cuchara vaciamos la carne del aguacate, la picamos y mezclamos con el resto de la ensalada.
Lo haremos con cuidado, ya que las pieles vacías nos pueden valer para presentar la ensalada, queda super vistosa y original.


Añadimos un poco de salsa rosa (o una vinagreta ligera también puede quedarle muy bien), mezclamos, y rellenamos las barquitas de aguacate.

Como os habréis dado cuenta no le he puesto sal, con el sabor de la anchoa es más que suficiente, queda perfecta.

Decoramos con un langostino (o medio, como yo), una anchoa, y una aceituna negra.

El aguacate le aporta mucha cremosidad y frescura a la ensalada, que contrasta con el sabor profundo de la anchoa.


Siempre que abro una lata o un tarro de anchoas tengo que hacer unos pinchitos como estos con queso de arzúa-ulloa, es como más nos gustan.
En Galicia es muy común comerlo así, en los aperitivos de  las fiestas patronales no suele faltar un platito de queso con anchoas, al menos en mi familia, nos encantan.
La suavidad y cremosidad del queso contrastan con la sabrosa carne de la anchoa... un matrimonio perfecto.  De los de "para toda la vida"


Aprovecho esta última foto para desearos unas felices Navidades a los que las celebréis, que paséis unas fiestas "redondas". 
Y a los que no, pues a disfrutar de los días festivos, ¡que siempre vienen bien!

sábado, 15 de diciembre de 2012

CASITA DE GALLETA


¡Lo que ha costado "parir" esta entrada! Hace un tiempo mi amiga patt y yo decidimos hacer una casita de galleta de jengibre cada una y publicarlas el día 15 de diciembre... y aunque casi al límite, ven la luz el día pactado.
Casi al límite la mía, porque la suya podía haberla publicado a las 00:01,  pero yo me hice un poquito la remolona y al final casi me pilla el toro. Menos mal que es de buen corazón y esperó todo el día a que estuviese lista mi entrada para publicarlas a la vez. No quiero ni pensar en las veces que se acordó de mi familia. ;)

De patt no os voy a decir nada que no haya dicho ya, buena bloguera y mejor persona, siempre dispuesta a ayudar y a escuchar.
Además de a llamarte gili cuando hace falta, que siempre viene bien también.

Partimos de los mismos planos (podéis descargároslos para imprimirlos pinchando aquí ), y ya desde el principio sabíamos que las dos iban a ser muy diferentes. Muy diferentes pero las dos preciosas, ya lo digo yo todo.

Os dejo aquí una foto de la suya, podéis verla con más detalle pinchando aquí. Es chulísima, con su porche, ese tejado tan currado y los arbolitos perfectos. ¡Y el felpudo, un detalle de calidad, hace la casa muy acogedora! Me encanta.


 Hacía muchísimo tiempo que tenía que hacer una casa de galleta. Me encantan, siempre que las veo en algún blog se me ilumina la cara, es una de esas cosas por las que siento debilidad. 
Al primer alemán/a al que se le ocurrió hacer una casita de estas tan bonitas habría que dedicarle una calle o una rotonda o algo... ¡porque se la merece!


Es un poco laboriosa, pero si nos organizamos con tiempo y tenemos en cuenta algunas cositas que os comentaré se hace bastante rádido. O en último caso podemos comprar una de esos packs en los que vienen las galletas cortadas y sólo hay que decorarlas y pegarlas. Es muy divertido.


Al hacer la casita mis emociones fueron como una montaña rusa: tan pronto estaba arriba del todo (por ejemplo cuando horneé las galletas y no se deformaron casi nada) como bajaba a lo más profundo (como cuando se me rompió un faldón del tejado porque lo moví cuando aún estaba blando). 
Pues así desde el principio hasta el final, momentos arriba y momentos abajo... por suerte la llegada fue arriba...jijiji.

Estoy bastante orgullosa de mi niña... tanto que no fui capaz de empezarla para sacar alguna foto y enseñárosla.

Ingredientes:
Para la galleta (hice doble ración pero me sobró un montón):
- 225 g de mantequilla
- 220 g de azúcar moreno
- 1 huevo grande
- una pizca de sal
- 430 g de harina de trigo
-  2 cucharaditas de mezcla de especias para galletas
- 2 cucharadas soperas colmadas de cacao en polvo

Para decorar:
-  royal icing sugar (o glasa)
- agua
- esencia al gusto
- colorantes (opcional)
- caramelos, gominolas, azúcar glas,...

Como os decía hice doble ración de masa para la galleta, pero me sobró un montón, diría que más de la mitad.
Aunque para estas piezas grandes es mejor hacer cantidad y no tener que estar luego uniendo trocitos pequeños, que no quedan igual que en el primer estirado.
Esta receta la modifiqué de la que suelo hacer para las galletas decoradas, simplemente quité un poco de harina y añadí cacao en polvo y mezcla de 6 especias para galletas y bizcochos (lleva canela, cilantro, jengibre, eneldo, clavo y nuez moscada).

 

Hice la masa en una batidora eléctrica con bol, pero se puede hacer perfectamente a mano con unas barillas o un tenedor.
Como es bastante cantidad, os recomiendo si hacéis dos recetas, hacer primero una y luego otra, es mucho más cómodo y menos cansado. Además así podemos confirmar si necesitamos hacer más masa antes de hacer la segunda tanda.

Mezclamos la mantequilla con el azúcar y lo batimos bien. 
Añadimos el huevo (yo lo añado siempre batido), y la pizca de sal. Mezclamos bien.

Por último, tamizamos y agregamos la harina, el cacao, y las especias. Mezclamos bien, hasta que la masa se vuelva homogénea, sin vetas de cacao.

Estiramos la masa con un rodillo y unas guías (es importante que todas las piezas tengan espesor homogéneo, para que luego no haya problemas al pegarlas.

Metemos en la nevera al menos una hora, hasta que la masa esté dura.

Para cortar las piezas utilizaremos los planos recortados, así que si aún no lo hemos hecho ya, imprimiremos y recortaremos todas las piezas que vayamos a utilizar.
Yo lo hice en folios normales, pero seguro que en cartulina es más cómodo.

Bien, una vez que la masa esté fría, la sacamos de la nevera, volvemos a pasar el rodillo con las guías y vamos recortando con un cuchillo bien afilado y mucho cuidado todas las piezas.
Con cortadores pequeños haremos las ventanas, y los huecos que queramos. 

Volvemos a meter un rato en la nevera (es fundamental para que las piezas no se deformen con el horneado).

Precalentamos el horno a 170º, y cuando esté caliente metemos las piezas en una bandeja plana (ojo, no vale sobre la rejilla, se deformaría un montón) y las dejamos unos 20 mintuos. 
Luego sacamos la bandeja del horno, y si hace (falta porque se han deformado al hornear) repasamos con el cuchillo los bordes de las galletas. No las tocaremos más hasta que estén bien frías.

 
Yo como os decía antes cometí el error de moverlas antes de que estuviesen frías del todo, y se me rompió a la mitad un faldón de del tejado. Lo pegué con glasa y casi no se nota, pero para colocarlo en la casa sufrí lo mío.
Si os pasa esto, os recomiento repetir la pieza  y comeros la rota para ahogar las penas.

Una vez tengamos las piezas reposadas, procederemos a decorarlas. Esto se hace en plano, antes de montar la casita, ya que si no sería muy difícil y la glasa se escurriría.

Esta vez utilicé un paquete de royal icing sugar que me envió patt... viene ya mezclado el azúcar glas con la clara de huevo deshidratada, así que sólo tenemos que añadir agua y mezclar.
Además es super fino, utilicé la boquilla 1 de wilton y no se me taponó ni una vez.
Como era la primera vez que lo utilizaba me quedó un poco fluída, para la próxima la haré más compacta, para poder definir mejor los dibujos.

Os dejo aquí la receta de la glasa real por si no conseguís este azúcar,  o preferís hacerla en casa.

Podemos decorar con glasa blanca o coloreada, como más nos guste. Además se le pueden poner chuches, caramelos, más galletas, frutos secos... casi cualquier cosa. Hay muchísimos ejemplos en internet que nos pueden servir de inspiración.

Dejamos secar bien toda la glasa antes de empezar a montar la casita.


 
 
Aquí vino otro de mis bajones emocionales. Como la glasa estaba muy líquida, no había manera de que se pegasen unas piezas a otras. Se me abrió como 4 o 5 veces, casi abro la ventana y la lanzo a la calle. Cuando por fin me serené y me di cuenta de que espesando la glasa pegaría mejor, fue coser  y cantar. ¡Arriba otra vez!

Para pegar las piezas teñí parte de la glasa de marrón, para disimular las uniones. Podemos también buscar el efecto contrario, marcarlas con glasa blanca. Cada uno como  más le guste.

Para aguantar las paredes verticales nos ayudaremos de cosas que tengamos a mano: vasos, tazas, ...

Dejamos secar las uniones antes de decorar el exterior,  para que no haya peligro de derrumbe si le tocamos sin querer.

Si queremos podemos decorar alguna cosa más en la casa, o retocar algo que se haya estropeado un poco. En mi caso, el tejado partido...jijiij! Un pequeño detallito de nada! Aunque he de decir que en las fotos casi no se nota, y una vez que le puse el azúcar glas por encima, ni fijándose se distingue.

Para decorar el jardín podemos utilizar un montón de cosas: conos de helado para hacer los arbolitos (yo los rocié con espray plateado), caramelos que parecen piedras, más glasa para hacer la nieve, canela o palitos de chocolate para hacer de troncos de madera... a dejar volar la imaginación.

Si queremos darle un efecto nevado, tamizaremos un poco de azúcar glas o coco (queda genial). La estampa no puede ser más bucólica-pastoril.



Y como soy una culo veo culo quiero, yo quería que la mía también se iluminase desde el interior (de ahí las paredes tan caladas), así que le dejé un agujero en la base.
En principio iba a meter una linternita dentro, pero alumbraba muy poco, así que tiré de móvil y de su aplicación linterna... ¡ya puedo decir que me ha servido para algo bajármela!



Los que os paséis por aquí de vez en cuando os habréis dado cuenta al ver la foto que esta iba a a ser una tocho-entrada de las que a mi me gustan... pues os habréis quedado cortos, amigos.
¡16 fotos que os voy a endosar! Ya que publico poco, al menos que sea abundante! jijiji!
Sé que son muchas, pero no sabía por cuales decidirme, así que al final lo dejé "sólo" en 16.



Otro consejo que os doy: montad la casa directamente sobra la base en la que la vayáis a presentar... porque moverla luego es imposible. Al menos para mi lo fue, tuve que desmontarla (mejor dicho, se desmontó ella solita) y volver a montarla en la base final.

Utilicé una base de aislante gris que compré en Leroy Merlín (que viene genial también para las bizcobolas), sobre ella una cartulina verde y luego el celofán con lunares.
Como la casa era tan sobria, había que darle un toque de color para que no fuese demasiado sosita.


 
Y por fin se acaba...  espero que os hayan gustado nuestras casitas. Estoy por llamar a los de quien vive ahí, a ver si se quieren pasar a verla... porque a este paso no nos la comemos en todo el año.
 
A ver quien se atreve a quitarle la sonrisa al inquilino Avelino.



domingo, 25 de noviembre de 2012

BAKLAVA


Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de Noviembre nos invita a preparar un clásico persa: Baklava.

Este es uno de esos dulces contundentes, de los que te comes un trocito y piensas: con este rombito ya no hace falta que coma nada más en todo el día... pero luego resulta que está tan bueno que no puedes parar de comer y comer.
Casi mejor para la merienda que como postre, acompañado de un té está delicioso, os recomiendo tomarla así.

La receta es muy sencilla, y los ingredientes podemos encontrarlos fácilmente, así que no hay excusa para no hacerla.
Quizás lo más difícil sea encontrar la masa philo, pero hoy en día podemos comprarla en muchos supermercados, por suerte.Me encanta todo lo que esté hecho con esta masa: finita, crujiente... ¡perfecta!

Además de esta deliciosa masa en el pastel utilizaremos frutos secos, canela, y un almíbar aromatizado con miel y cítricos... si es que con estos ingredientes es imposible que salga mal.

Las cantidades que os doy es para un molde de 22x22 cm. Y para bastantes raciones, rinde un montón.

Ingredientes:
- masa philo (utilicé 2/3 de un paquete de 250g)
- 150 g de mantequilla derretida
Para el relleno:
- 130 g de almendras picadas
- 130 g de pistachos picados
- 3 cucharadas de azúcar
- canela en polvo (al gusto, yo le puse 1 cucharadita)

Para el almíbar
- 120 ml de agua
- 3 cucharadas de azúcar
- 1 palo de canela
- 1 cucharada de miel
- piel de limón y naranja
- zumo de limón

Empezaremos haciendo la mezcla para el relleno.
Parece ser que el fruto seco que no puede faltar es el pistacho, así que yo la hice de pistachos y almendras, que me encantan.
No conseguí encontrar pistachos crudos,  así que tuve que comprarlos tostados con sal y pelarlos lo máximo posible, para eliminar los restos salados de las pielecillas. En el resultado final no se notaba para nada, así que puede ser una buena opción si tampoco los encontrais.
Las almendras también las utilicé tostadas, pero sin sal, son más fáciles de encontrar.

Picamos finamente los frutos secos, con una picadora eléctrica o a cuchillo, como prefiramos, pero debemos dejarlos bastante finos.

Los ponemos en un bol, y añadimos el azúcar y la canela en polvo. Mezclamos bien, olemos, y ya nos damos cuenta de que este dulce va a ser un éxito.
Reservamos.


En una taza o un bol fundimos la mantequilla, como siempre sin que llegue a hervir.

Abrimos el paquete de masa philo, y con cuidado desplegamos el rollo. Como os decía antes es una masa muy muy finita, por lo que hay que ser muy cuidadoso al trabajar con ella, para que no se rompa. Aunque para la baklava no hay problema si se nos rompe, quedará igual de bien.
A mi me recuerda bastante al papel de hornear, para que os hagáis una idea del aspecto que tiene.

Bien, pues ya podemos empezar con el montaje.
Ponemos una hoja de masa, y pincelamos con mantequilla fundida. Otra hoja, y otra vez mantequilla. Y así unas cuantas capas más.
En la base os recomiendo poner como mínimo 4 hojas, para que quede consistente (yo le puse 6 en cada una)

Esparcimos unas cucharadas de la mezcla de frutos secos y canela, repartiéndola bien y dejando la superficie lisa.

Volvemos a hacer una tanda de capas de philo, y luego otra de relleno... y así hasta el final.
La última siempre será de philo.

Con un cuchillo afilado marcamos el dibujo que queramos, normalmente se hacen cuadrados o rombos.
Hasta el fondo, para cortar todo el pastel. Luego serán las porciones, así que no deben ser muy grandes.

Horneamos (horno precalentado, como siempre) a 180º unos 45 minutos.  El aroma mientras horneamos es impresionante.


Mientras se hornea la baklava haremos el almíbar, que debe estar frío (temp abiente) al verterlo sobre el pastel.

En un cazo ponemos al fuego el agua con el azúcar y la canela en rama. Dejamos reducir unos 5 minutos.
Añadimos una cucharada de miel, unas pieles de cítricos (yo le puse limón y naranja, sólo la parte coloreada) y un chorrito de zumo de limón.

Dejamos otro par de minutos al fuego, apagamos y reservamos.

Cuando saquemos el pastel del horno, con un cuchillo repasamos los cortes que habíamos hecho previamente y vertemos poco a poco el almíbar sobre la superficie, repartiéndolo bien.
Veremos como se va colando por los bordes, y se va absorviendo completamente.

Dejamos reposar al menos un par de horas antes de disfrutarlo.


Podemos espolvorear antes de servirlo con unos frutos secos molidos o un poco de azúcar glas, está deliciosa sea como sea.

Como se empapa con el almíbar queda bastante compacta, me sorprendió gratamente la textura: pensaba que al morder se iba a deshacer pero no, conserva bastante bien la forma.
Y con sus capitas de philo crujiente en la parte superior... se me hace la boca agua al recordarla.

Como os decía antes, es perfecta para la merienda, acompañada con un té calentito en el sofá... ¡y si es con mantita mucho mejor!

Feliz domingo.


lunes, 19 de noviembre de 2012

PASTA RELLENA (DE QUESO Y BACON)


¡Otra espinita quitada! ¡Estoy en racha con las espinitas!
Desde que me lancé con la pasta casera  estaba deseando prepararla rellena. En varias ocasiones iba a hacerla pero por unas cosas o por otras finalmente cambiaba de planes y no terminaba la misión.
Pues bien, este sábado por fin me decidí, nada podía interponerse entre la pasta rellena y yo: era "el día".

Pinchando aquí podéis ver un paso a paso que hice la anterior vez que publiqué pasta casera, ya veréis qué facilita es, sobre todo si tenéis una máquina para pasta.
La mía fue muy barata pero funciona perfectamente, estoy muy contenta con ella.

Es bastante sencilla, pensaba que me iba a dar un poco más la tabarra pero qué va, y eso que como no tengo raviolera hice las "empastadillas" una a una, que es lo que puede ser un poco más tedioso, pero el resto va rodado.

Podemos rellenar la pasta casi de cualquier cosa (verduras, carne, pescados y mariscos, quesos) y acompañarla con nuestra salsa preferida, o simplemente con un chorrito de aceite de oliva.

Las cantidades que os pongo son para 2 personas, si queréis hacer para más sólo hay que multiplicar, como siempre.

Ingredientes:
Para la pasta:
- un huevo
- 100 g de harina de trigo
- una pizca de sal

Para el relleno:
- 75 g de bacon
- 100 ml de nata líquida
- 75-100 g de queso rallado
- una pizca de orégano

Para acompañar:
- salsa de tomate
- nata líquida
- queso rallado

Os pongo el orden de cómo me organicé yo:

Primero hice el relleno, para que estuviese frío a la hora de rellenar la pasta.

Picamos muy finamente el bacon y lo doramos ligeramente en una sartén, pero sin pasarnos para que no quede duro, ya que contrastaría mucho con el resto del plato.
Una vez esté pasado añadimos los 100 ml de nata líquida, el orégano, y dejamos que reduzca unos 5 minutos. Apagamos el fuego y reservamos.

Cuando esté frío picamos el queso rallado (si, muy fino, para que quede lo más compacto posible)  y lo mezlcamos con el bacon y la nata.
Tiene que quedar con una textura lo suficientemente suave para que podamos manipularlo al rellenar las empanadillas pero que no esté muy blando para que no se "desparrame".
Si vemos que lo necesita, podemos añadir un poco más de queso o nata, para compactar o aligerar la mezcla.

Reservamos el relleno hasta que lo vayamos a utilizar.


Mientras enfría la primera parte del relleno (el bacon y la nata) podemos preparar la masa de la pasta, que también necesitará reposo.

Hacemos un volcán con la harina y en el centro ponemos la pizca de sal y el huevo. Yo suelo ponerlo batido, pero creo que no hace falta.

Vamos mezclando con los dedos o con una cuchara de madera, hasta que ya sólo podamos hacerlo con las manos.
Por supuesto si queremos podemos hacer este paso a máquina, pero es tan sencillo que creo que no merece la pena limpiarla para el trabajo que nos ahorramos.

Bien, una vez tengamos la masa bien mezclada, amasamos un poco hasta que quede perfectamente lisa.
Dependiendo del tamaño del huevo podemos necesitar más o menos harina, hay que ir tanteando, pero es muy fácil de arreglar añadiendo un poco más de harina o unas gotitas de agua si hace falta (mejor quedarnos cortos y añadir harina que pasarnos y tener que añadir líquido, como en todas las masas).

Hacemos una bola con la masa, la envolvemos en film y la metemos en la nevera al menos 30 minutos.

Pasado este tiempo la estiramos con la máquina o con un rodillo, y hacemos unas tiras largas pero no mucho, para que sean manejables.
En en enlace que os puse al principio hay unas fotos de como se hace este paso, por si les queréis echarle un ojo.

Como os decía yo no tengo raviolera, así que hice la pasta con forma de mini empanadillas.

 
Con la parte de atrás del molde podemos cortar un círculo de masa del tamaño exacto para nuestra empanadilla, esto está genial. Tardé en descubrirlo pero ahora lo uso siempre, es super cómodo.

Ponemos el disco de pasta en el molde y sobre éste una porción de relleno en el centro. Cerramos, apretamos bien, volvemos a abrir... y tachaaaaan! ¡Empastadilla lista!
En alguna web leí que se podía espolvorear el molde con harina para que no se pegase, pero luego se me ocurrió enharinar la pasta, es mucho más rápido y queda mucho mejor.

Vamos haciendo una tras otra, sin prisa pero sin pausa, ya veréis como es mucho más rápido y entretenido de lo que parece.

Como hay bastantes recortes de masa, volvemos a mezclarlos y los pasamos otra vez por la máquina de rodillos para aprovechar toda la masa, aquí no se tira nada.

Las ponemos en un plato o fuente enharinada, para que no se peguen, hasta que vayamos a utilizarlas.
Con las cantidades que os puse salen unas 40.


Cuenta la leyenda que la pasta fresca se puede guardar de un día para otro o incluso congelarla hasta un mes, pero no lo he probado nunca, así que no os lo puedo asegurar.

Para pcocerla ponemos una olla al fuego con abundante agua con sal (no demasiada sal, ya que la pasta ya lleva).
Cuando hierva a borbotones introducimos la pasta y la dejamos unos 3 minutos, no necesita más.

Escurrimos y emplatamos.

A mi como más me gusta la pasta es con salsa de tomate o con tomate y nata, como en este caso.

Simplemente calentamos en una sartén la salsa de tomate (mejor si es casera) y cuando hierva añadimos un chorrito de nata líquida, una pizca de orégano y un poquito de nuez moscada recién rallada.
En verano suelo ponerle también unas hojas de albahaca en el último momento, le quedan genial, sabe a "Italia 100%".


Por encima un poco de parmesano o grana padano rallado... ¡y a disfrutar como si no hubiese mañana!

La mezcla de queso, bacon, y la suavidad del tomate con la nata combinan a la perfección. Es un plato muy equilibrado de texturas y sabores, os recomiendo probarlo.

Ahora estoy deseando prepararla con un montón de rellenos distintos, creo que voy a tener que hacer una lista para no olvidarme de ninguno.
El próximo reto con la pasta será hacerla de colores, espero no tardar tanto como con la rellena, menuda delicia me estaba perdiendo.

Por último os dejo como siempre una foto del mordisco... creo que no hay nada más que decir. ¡Rico riquísimo!


lunes, 29 de octubre de 2012

BIZCOBOLAS JACK SKELETON


Ohhhhh! Siiiiii! Lo sé! Son preciosas! Al menos a mi me encantan. Esta es una entrada de esas que estás deseando publicar, en la que las fotos te queman en la carpeta del ordenador... y es que estoy encantada con el resultado.

Dudé bastante de si hacer algo especial para Halloween, y al final ganó el sí. Cualquier ocasión es buena para repostear, está claro.


Una vez decidido el sí, la cuestión era qué hacer. Mi primera opción era hacer bizcobolas. Me encanta hacerlas, y además están buenísimas. No se les puede pedir más.
Luego la balanza poco a poco iba girando hacia las galletas, quedan super vistosas y también están muy buenas.
Al final ya me apetecía hasta hacer una tarta monstruíllo semi-asquerosa... me encantan esos momentos de "lechera total" en los que empiezas a pensar qué vas a hacer, empezando por algo relativamente sencillo,  y al final ya te ves con un apartamento en Torrevieja.

Decidí no salirme de la la idea original y hacer unas bizcobolas "con traje" (en este caso literalmente) , dan un poquito más de trabajo pero quedan muy muy bien.


Como me encanta todo lo que huela a Tim Burton decidí hacer unas bizcobolas de Jack Skeleton, el protagonista de Pesadilla antes de Navidad, peli que no es suya pero sí lleva su sello muy marcado.

Voy a publicar un montón de fotos, no sé por cuales decidirme, así que al final un porrón. Son todas muy parecidas, pero es que me gustan tanto que no sé cuales descartar.
Espero no aburriros, yo las miro y las remiro y me siguen encandilando.

Aquí os dejo también las otras bizcobolas que publiqué anteriormente, por si les queréis echar un ojo. O  pinchando en la etiqueta bizcobolas del lateral derecho,  por supuesto. Como ya publiqué varias no voy a enrollarme tanto como siempre con las indicaciones, no quiero aburriros.

Ingredientes:
- migas de bizcocho
- queso crema
- colorante rojo (opcional)
- chocolate de cobertura-candy melts blancos
- glasa negra
- fondant negro
- palitos de piruleta largos






Empezaremos desmigando el bizcocho. Podemos hacer uno especialmente para preparar las bizcobolas,  o aprovechar cualquier resto que tengamos en casa.
Yo  hice unas magdalenas con la receta de los cupcakes de Primrose Bakery, podéis encontrar la receta en internet muy fácilmente si queréis hacer estos.

Desmigamos el bizcocho, y le añadimos queso crema (tipo philadelphia) hasta conseguir una masa manejable, que al hacer las bolitas aguanten las forma pero que no queden muy duras y pastosas. Es importante que queden bonitas, pero sobre todo ricas.


Yo como el bizcocho era normal y quería que la masa quedase de color rojo, añadí unas gotas de colorante en gel, me resulta más cómodo añadirlo en este punto que antes de hornearlo.
Así podemos decidir exactamente como quedará, sin tener que cruzar los dedos durante el horneado.

La cantidad de queso crema no es siempre la misma: dependerá de lo graso y compacto que sea el bizcocho. Yo voy probando hasta que veo que queda a mi gusto, os recomiendo hacerlo así.


Una vez tengamos la masa de las bizcobolas lista, hacemos bolitas lo más iguales posibles. En este caso eran de 19 gramos, aunque para mi gusto son un poco grandes. Aceptables, pero grandes.

Fundimos una pequeña parte de cobertura de chocolate (yo lo compré en Gijón en Mrs Sophie, me gusta más tanto en la forma de trabajarlo como en el sabor que los candy melts)  y vamos fijando cada bolita en un palito. Lo hay de varios colores, y el blanco como podéis ver es blanco nuclear.

Los palitos que utilicé son de plástico de 21 cm. Suelo utilizarlos de plástico porque aunque son muy lisos y a veces no es fácil fijar las bolitas, los de papel tienden a mancharse con la grasilla del chocolate, y no me gusta nada como quedan, me da mucha rabia que se ensucien.

Para fijarlas intruduciremos el palito limpio en la bizcobola. Retiramos, lo mojamos en el chocolate fundido, y lo volvemos a introducir en el agujero.
Vamos haciendo y reservando hasta que estén todos, y se haya secado bien el chocolate.


Una vez estén bien sujetos, fundimos más chocolate (más vale que sobre que no que falte) en un recipiente al baño maría o en el microondas. Yo suelo hacerlo en el microondas, me resulta muy cómodo.

Vamos introduciendo cada bizcobola en el chocolate, y al retirar damos unos pequeños golpes en el canto del recipiente para eliminar el exceso de chocolate.

Las dejamos secar (lo hacen enseguida, en cuanto acabemos las últimas ya podemos empezar a decorar las primeras).
Según las voy sacando las voy pinchando en un trozo de porexpán en el que tengo ya los agujeros hechos (está más que reutilizado),  para que no se toquen con nada y queden las bolitas lo más perfectas posible.


En principio había pensado en hacer las caras con rotulador comestible, pero cuando probé casi cuando el pánico, resulta que sobre el chocolate quedaba fatal.
Supongo que será por la grasa que tiene, no había forma de haer nada decente.

Así que al final tuve que hacer un poco de glasa (ni glasa es realmente, simplemente mezclé azúcar glas con una pizca de agua y colorante negro hasta que tuviese la textura adecuada) para hacer las bocas y los agujeros de las fosas nasales.
Podemos hacer las bocas con diferentes expresiones,  para que no queden todas iguales.
Cuando estaban secas, con un palito eliminé la glasa de las fosas, y así quedó el chocolate teñido, me gustó el resultado.
Para la glasa utilicé la boquilla número 2 de Wilton.


Cuando las decoraciones en glasa estén secas, hacemos unas bolitas con fondant negro y las aplastamos contra la bizcobola con las yemas de los dedos, dándoles forma hasta que queden como nos gusten. Por suerte no pasa nada si no quedan bien a la primera, podemos retirarlas y volver a intentarlo.
No hubiese estado mal poner un trozo de film entre el fondant y mi dedo, además de por ser más higiénico, para que no se notasen las huellas dactilares... ¡que en algunas hasta se podía sacar una huella parcial y todo!

En la peli las cuencas son perfectamente redondas e iguales de tamaño, pero las primeras las hice de esa forma y no me gustaba como quedaban, así que al final hice una reinterpretación.
Licencia del repostero.


Las bizcobolas están listas, ya sólo nos queda el atrezzo.
Imprimimos unos "cuerpos" de Jack con la medida ideal (esto es importante hacerlo una vez estén las cabezas listas, yo hice primero la parte de los cuerpos y luego tuve que repetirlos).
Los imprimí en cartulina, os recomiendo hacerlo así, son más fáciles de recortar y luego mantienen mejor el tipo.
En papel fotográfico seguro que quedarían perfectos, pero ya me parece demasiado lujo para ser desechables.

Los pegamos al palito con un poco de cinta adhesiva... ¡y admiramos nuestra obra!


Para decorar el "stand" cartulina (como siempre) al fondo, unas tiras de papel de seda, y un poco de falsa tela de araña (estoy por ponerla por toda la casa, me encanta tirar y tirar y ver como crece).
Esta vez tuve ayuda, estaba en casa nuestra amiga CrisL pasando unos días y me echó una mano... ¡gracias!


Como os decía al principio estoy contentísima con el resultado final de estas bizcobolas. No es que estén perfectas, ni estén muy trabajadas, pero me encantan. Creo que estos días mido unos centímetros más y todo (que no vienen mal).

 Como simpre, para rematar la foto del mordisco. Cerebro sangriento... ¡pero muy apetitoso!

Ya me diréis qué os parecen, gracias a los que hayáis aguantado el rollo y llegado hasta aquí.