lunes, 17 de octubre de 2011

ARROZ CON LECHE DE PACITA


Esta es la segunda receta de arroz con leche que publico, pero como me gusta bastante más que la anterior, me he animado a compartirla con vosotros.

Como podréis intuir, la receta me la pasó Pacita, así que no podía llamarle de otra forma. Merece la pena probarla, al menos una vez, es increíble.
Además ganó con esta receta varias veces el concurso de arroz con leche en las fiestas del pueblo... ¡es una receta ganadora!

Cambian un poco las proporciones con respecto a la anterior, esta lleva menos arroz por litro de leche, y para mi gusto queda mejor. Podéis ver la receta anterior aquí.

La diferencia fundamental creo que está más en la forma de hacerlo que en las cantidades, si lo probáis ya me contaréis si estáis de acuerdo conmigo.


Lo ideal es hacerlo con leche de vaca casera, pero si no podemos conseguirla, con leche "de súper" queda también bastante bien.

Yo suelo añadirle nata líquida (la receta original no la lleva), para elevar el porcentaje graso y por tanto el arroz quede mucho más cremoso.

Ya os había comentado que aquí en Gijón es bastante fácil conseguir leche fresca de granja simplemente pasteurizada, que es ideal para repostería.

A los que sois de aquí y aún no os habéis decidido a probarla, os propongo hacerlo.
Se nota muchísimo la diferencia, merece la pena pagar ese poquito más por la diferencia de calidad.

Ingredientes:
- 1 litro de leche de granja
- 100 gr de arroz SOS
- 100 gr de azúcar blanco
- una pizca de sal
- piel de limón (sólo la parte amarilla)
- canela en rama
- 20 ml de anís La Asturiana

Para el requemado:
- azúcar blanco
- canela en polvo (opcional)



Como sabéis, no suelo aconsejaros ninguna marca a no ser que se note mucho la diferencia al utilizarla.
Pues bien, en esta receta, es imprescindible que el arroz sea SOS, según me comentó su "dueña".
Y parece ser que el anís La Asturiana es el que mejor sabe, esto supongo que será ya más cuestión de gustos, no creo que haya demasiada diferencia al utilizar cualquier otro.

Os aconsejo atar el trozo de palo de canela (más que atar, amordazar) con un hilo para que no se deshaga al remover y no nos encontremos luego ningún trocito.
En la receta anterior hay una foto de como lo "amordazo" yo, no se escapa ni una fibra pero sí todo el sabor.

El procedimiento es un poco "latoso" si lo hacemos a mano, pero no puede ser más sencillo.
En una olla grande ponemos todos los ingredientes para el arroz excepto el anís.
Si la leche no es de granja o casera, os aconsejo poner 100ml de nata líquida y 900 ml de leche entera.
Normalmente en las recetas de arroz con leche el azúcar se añade casi al final de la cocción para evitar que se pegue y queme fácilmente, pero en esta se hace desde el principio.
Esto hace que no nos podamos dejar de remover ni un minuto la olla, ya que es muy fácil que se pegue y todo el arroz se estropee, ya que enseguida sabe a quemado.
El tiempo de cocción dependerá de la cantidad de arroz con leche que hagamos (del número de veces por las que multipliquemos las cantidades que os pongo en la receta), pero una hora al menos.
Cuando casi esté listo, añadimos el anís y seguimos removiendo. El arroz se volverá un poco más líquido, pero enseguida vuelve a espesar.
Debemos remover hasta que el arroz esté perfectamente cocido y sea casi como una crema.  Al enfriar espesa un poco, lo tendremos en cuenta a la hora de retirarlo del fuego.
Cuando lo apaguemos, sacamos el palo de canela y la piel de limón, y vertemos el arroz en una fuente grande o en los moldes donde vayamos a servirlo.
Lo único laborioso es estar removiendo todo el tiempo, hay que armarse de paciencia... ¡o hacer relevos!

Si lo hacemos en panificadora, las cantidades variarán un poco.
Como está todo el tiempo tapada, se evaporará menos agua y por lo tanto espesará menos,  así que tenemos dos opciones: o poner un poco más de arroz (unos 10-15 gr más por litro) o añadir un poco menos de leche (900ml en vez de un litro).
Lo ideal es que cada uno vaya modificando esta receta para adaptarla a su gusto, como siempre os digo.

Hacerlo en panificadora no puede ser más sencillo: ponemos la mitad de la leche y el resto de ingredientes para el arroz excepto el anís, en el programa mermelada.

En mi panificadora como máximo hago el doble de esta receta, es decir, dos litros de leche y 200 gr de arroz.

No sé por qué, pero ya lo he hecho con toda la leche desde el principio y creo que queda mejor así,  repartiéndola en dos veces.
Si hago el doble de receta, que es la cantidad que suelo hacer, pongo un litro de leche, y cuando acaba el programa mermelada, añado el otro litro y vuelvo a poner el mismo programa, otra vez el de mermelada completo.

Cuando faltan 30 minutos para que acabe el último programa, añado el anís y remuevo con una cuchara de madera, para que se reparta bien (aunque la verdad con los meneos que le da la pani, no creo que haga falta).
Así se hace muy lentamente, removiendo constante y suavemente, sin pegarse nada. Queda genial, la verdad (el arroz de las fotos está hecho en panificadora).

Cuando está a mi gusto, apago la panificadora, y retiro la piel de limón y el palo de canela.

Como al hacerlo a mano, verteremos el arroz en una fuente o cazuelas individuales, como prefiramos.


Podemos tomarlo caliente, tibio o del tiempo. A mi como me gusta mucho requemado, siempre espero a que esté a temperatura ambiente.

Para requemarlo, espolvoreamos una cucharada de azúcar o azúcar y canela mezcladas y con una plancha o un soplete (yo siempre con soplete) vamos quemando toda la superficie.
El azúcar se irá convirtiendo en caramelo, haciendo una costrita celestial... babeo con sólo pensarlo.

Esto hay que hacerlo antes de tomarlo, si queremos que tenga costra de caramelo. Si lo hacemos con antelación, el caramelo se derretirá y se volverá líquido.

Creo que las fotos lo dicen todo, queda un arroz espeso, casi como una crema, muy sabroso y delicado.

domingo, 2 de octubre de 2011

DECORACIÓN CON CHOCOLATE (PASO A PASO)


Hoy estrenamos una nueva etiqueta: decoraciones.

Un porcentaje bastante alto de las preguntas que me hacéis son sobre la decoración con chocolate de la tarta Hello Kitty superchocolate, así que aprovechando que iba usar la misma técnica para decorar una tarta tres chocolates (la receta aquí), he hecho este paso a paso para que os quede más claro.

Esta semana los abuelos de David celebraron su 60 aniversario de boda, así que ya que íbamos a hacer un par de tartas, decidimos decorarlas para la ocasión.

Lo primero que tenemos que hacer es decidir el dibujo/texto que queremos hacer. Os recomiendo empezar por algo sencillo, al menos la primera vez.


Yo hice este diseño, muy sencillo y bastante "cuqui" (yo no tengo abuela, se me nota, jijiji).

Podemos también bajarnos un dibujo que nos guste de internet y utilizarlo, eso fue lo que hice en el de hello kitty para mi sobri Claudia.

Si se os da bien la pintura, incluso podéis hacer retratos con chocolate, quedan impresionantes, podéis ver algún ejemplo buscando en la red.

Ingredientes:
- chocolate negro (utilicé nestlé postres)
- chocolate con leche (utilicé nestlé)
- chocolata blanco (utilicé milkybar)

- el dibujo que vayamos a hacer
- una lámina de acetato
- biberones o mangas pasteleras
- boquillas redondas finas (nº 2 y 3 de wilton)






Empezaremos por imprimir nuestro dibujo "en espejo". 
Tenemos varias opciones para hacerlo: si manejamos algún programa de diseño, suele haber la opción de hacer el espejo del objeto con el que estémos trabajando.
Algunas impresoras también tienen la opción imprimir en espejo, mirad si la vuestra lo tiene.
Si no podeís hacerlo de ninguna de las formas anteriores, podéis llevar el dibujo a una fotocopiadora y pedir que os hagan una copia en simétrico o espejo, en casi todas las máquinas hoy en día se puede hacer.

Una vez tenemos nuestro diseño impreso, ponemos encima una lámina de acetato (podemos aprovechar alguna tapa de encuadernación que tengamos por casa) y los fijamos con celo.

Yo suelo trabajar sobre una bandeja de horno (en este caso una placa de hornear galletas), así si necesito mover el trabajo o meterlo un rato en la nevera, no se mueve ni gota. ¡Literalmente!

Fundieremos el chocolate que vayamos a utilizar de primero al baño maría o en el microondas, y lo vertemos en el biberón. Podemos utilizar también una manga pastelera deshechable, si lo preferimos.

Colocamos una boquilla fina (yo la 2 de wilton) y empezamos haciendo los detalles más delicados: letras, contorno de dibujos, puntos, ...

Es importante no tener prisa, esta es una técnica muy sencilla pero hay que ir poco a poco y con cuidadito, para que quede bien.


Esperamos un rato hasta que se solidifique (si es verano os recomiendo meterlo en la nevera, si no nos eternizamos) para continuar con el siguiente chocolate.

Como véis, yo utilicé primero el chocolate negro, luego el blanco, y para terminar el chocolate con leche.

Vamos rellenando poco a poco, hasta que esté toda la superficie cubierta.

Es importante que cada "capa" solidifique antes de continuar con la siguiente, para que las líneas no se mezclen y queden bien definidas.

Si queremos hacer un diseño más vivo, podemos teñir el chocolate blanco con colorantes especiales (con base de aceite) o utilizar gotas de chocolate  que podemos encontrar en algunas tiendas de diferentes colores (y sabores): naranja, rosa, verde,...



Una vez esté terminada toda la decoración, la meteremos al menos una hora en la nevera para que la lámina de chocolate sea fácil de manejar.

Cuando queramos utilizarla, la despegamos con cuidado del acetato (se hace muy fácilmente) y le damos la vuelta cuidadosamente (si tenemos la precaución de hacerla no muy fina, se maneja genial con las manos).
En este momento seguro que si hay silencio, se puede oír nuestro corazón palpitando.

Podemos ponerla sobre cualquier tipo de tarta: de galletas y choco,  de bizcocho, una tres chocolates como esta,... donde sea!

Tengo pendiente decorar unas galletas con esta misma técnica, tienen que quedar muy bonitas y sobre todo ricas... pocas cosas combinan tan bien como las galletas y el chocolate.

Ya os contaré! ;-)


domingo, 25 de septiembre de 2011

CRUMBLE DE MANZANA Y PLÁTANO


Whole Kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de septiembre nos invita a preparar un postre clásico británico: crumble

Si os gusta la fruta asada y las galletas recién horneadas, tenéis que probarlo.

Es un postre que aunque como en mi caso nunca hayamos probado, al hacerlo tenemos la sensación de que lleva acompañándonos toda la vida. 
Todo un clásico, de los que les encantan a las madres y abuelas. Y a nosotros, por supuesto.

Está formado por dos partes: una base de fruta y una cobertura de galleta, que se hornean a la vez y lo hacen más que irresistible.

Puede hacerse con un montón de frutas diferentes: manzanas, ciruelas, melocotones, higos,... casi cualquier fruta, como siempre. Incluso buscando por la web encontré alguno de melón, tiene que ser muy interesante.

Yo lo probé de manzana y plátano, y me gustó mucho. De hecho, estoy deseando volver a hacerlo antes de que se acaben los melocotones, tiene que estar muy bueno con esta fruta también.

La masa de galleta puede ser básica ( mantequilla, azúcar y harina) o añadir algún fruto seco, como almendra, nueces, avellanas,... Yo con almendra, como (casi) siempre.

Lo normal es tomarlo recién hecho, templadito, solo o acompañado de una bola de helado, o unas natillas bien frías.
Con nata montada también combina genial, doy fe.

Puede tomarse también a temperatura ambiente, de hecho el que sobró lo tomamos así y estaba muy bueno también. Aunque no como recién hecho, por supuesto.

Ingredientes:
Para la base:
- 4 manzanas (yo jonagored)
- 1 plátano

Para la masa:
- 80 gr de harina de trigo
- 50 gr de mantequilla
- 50 gr de azúcar
- 20 gr de almendra molida
- 1/2 cucharadita de canela (opcional)



Empezaremos preparando la cobertura, para preparar la fruta en el último momento y evitar que se oxide.

Un rato antes de hacer la masa quitamos la mantequilla de la nevera, para que esté a temperatura ambiente y sea fácil de trabajar.

Mezclamos todos los ingredientes (harina, mantequilla, azúcar, almendra y canela) en un bol, y removemos hasta que estén bien integrados.

Se formarán una especie de migas, la masa es mucho más ligera que la de unas galletas.
Reservamos.


Por otra parte, pelamos y picamos la fruta. Podemos hacerlo directamente en la fuente donde vayamos a hornear el crumble.

Si utilizamos manzanas que se oxiden muy rápido, rociaremos los trozos con unas gotas de zumo de limón, o los pondremos en agua hasta que esté toda la fruta preparada.

Como no tenía claro qué manzanas utilizar, lo consulté con la frutera y me recomendó las jonagored, así que esas utilicé.
Me gustaron, no se oxidaron mientras preparaba toda la fruta y al asarla quedaron los trozos enteros pero muy blanditos.
Le puse 4 manzanas y un plátano de canarias bien maduro.

Cuando tengamos toda la fruta picada sobre la fuente o molde que vayamos a utilizar, colocamos por encima las migas de masa.

Podemos "apretarlas" un poco con las manos si  queremos que queden compactas, como una galleta, o dejarlas tal cual, para que queden más sueltas.


Introducimos el crumble unos 30-40 minutos en el horno precalentado a 180º,  podemos comprobar si queremos a la media hora si la manzana está asada o si le faltan unos minutos.

Cuando esté a nuestro gusto, lo sacamos del horno y lo dejamos reposar unos 10 minutos, para que pierda el exceso de calor.
Es un ambientador perfecto para la casa, ¡menudo aroma!

Como os decía antes, podemos tomarlo solo o acompañarlo con una bola de helado, unas natillas o nata montada bien fría.

El contraste de sabores y texturas es perfecto, parece mentira que un postre tan sencillo pueda ser tan especial.

 El siguiente que haga será de melocotones y canela, tiene que estar más que bueno.

¡Como siempre, os animo a probarlo!