martes, 14 de septiembre de 2010

MOUSSAKA GRIEGA

Whole kitchen en su Propuesta Salada para el mes de Septiembre nos invita a preparar todo un clásico de la cocina tradicional griega, una Musaca.

Otra receta de las que no había hecho antes! Ni probado, es la primera vez que cocino y como moussaka... o también podríamos decir: "cocino y disfruto moussaka".
Perdonadme, tenía que hacer el chistecillo fácil.

No sé por qué es una comida que nunca me ha llamado demasiado la atención, supongo que porque no soy demasiado fan de las berenjenas, porque el resto de ingredientes me encantan.

Consulté bastantes recetas antes de decidir cual hacía, y al final me quedé con la de Morguix. Al parecer la receta está sacada de un libro de Sarah Woodward , "La Cocina Mediterránea Clásica", que rescata las recetas originales de las comidas mediterráneas más tradicionales. Desde luego el libro tiene muy buena pinta, seguro que muchas de ellas son bastante distintas de las recetas que hoy preparamos.

Es un plato montado en capas alternando berenjenas, carne y crema de queso (en la mayoría de las recetas ponían bechamel en vez de esta crema de queso).

En principio cuando la vi pensé que me iba a recordar a la lasaña, pero al llevar distintas especias y la crema de queso feta, el sabor es bastante distinto. Se parecen bastante más de apariencia que de sabor.

Os pongo la mitad de los ingredientes de la receta original. Con estos podeis hacer moussaka para 3-4 personas.

Ingredientes:
- 500 gr berenjenas
- sal

Para la carne:
- aceite de oliva
- 1 cebolla picada
- 375 gr de carne picada de ternera
- 1/2 cucharadita de canela molida
- pimienta (yo molinillo 5 pimientas)
- 125 ml de vino tinto
- 500 gr de tomate triturado
- 1 cucharadita de miel
- perejil fresco picado
- orégano
- 60 ml caldo de carne o pollo (no le puse)

Para la crema de queso:
- 75 gr de requesón
- 50 gr de queso feta
- 250 ml de leche entera
- 2 huevos grandes
- nuez moscada
- pan rallado
- queso rallado (yo parmesano)

Empezamos cortando las berenjenas en rodajas de 1/2 cm aproximadamente, y las ponemos en un plato o fuente con sal para que pierdan parde del agua y la acidez. Es importante que no estén más de 30 minutos, para que no se salen demasiado.
Patt nos da un consejo en su "Moussaka... an english version". Podemos poner la berenjena a remojo en sifón, y así no hay "peligro" de que quede demasiado salada.
Ella usa también pimienta de jamaica, al parecer es como la nuez moscada pero más fuerte. Seguro que le queda genial al plato!

Cuando haya pasado esa media hora, lavamos las rodajas y las secamos bien.
Para cocinar la berenjena tenemos 3 opciones: rebozarla y freirla, asarla en el microondas, o asarla en el horno.
Yo como tenía el horno caliente de una "maldad" que había hecho esa mañana, la asé en el horno, se hizo enseguida.

Reservamos.
Para la carne:

Picamos la cebolla y las rehogamos en aceite suavemente. Tiene que quedar transparente y blandita pero no dorada.

Subimos el fuego y añadimos la carne, la canela, la pimienta y la sal.
Doramos revolviendo de vez en cuando para que se haga homogéneamente y se impregne bien con todos los sabores.

Echamos el vino y dejamos hervir unos 5 minutos.

Añadimos despues el tomate y la miel y bajamos el fuego. Dejamos que se vaya haciendo lentamente, removiendo de vez en cuando.

Pasados unos 10 minutos, añadimos el caldo (yo no le puse), el orégano y el perejil.

Dejamos que siga haciendose lentamente, sin la tapa para que se vaya evaporando y quedando cada vez más consistente (tiene que quedar más bien espeso, no es un relleno muy suelto).
Unos 20-30 minutos más o menos.

La canela de la un toque muy personal al plato, si no estais acostumbrados a usar canela para cocina salada os recomiendo poner sólo una pizquita para ver si os gusta.
El sabor de la carne me recordó bastante a la comida árabe (al menos a la que yo probé aquí, que a lo mejor nada tiene que ver con la auténtica).
Antes de empezar a montarla, haremos la crema de queso.

Mezclamos con la batidora la leche, los quesos, los huevos y la nuez moscada.

Calentamos la mezcla al baño maría unos 15 minutos (es importante que no hierva para que el huevo no cuaje) removiendo constantemente hasta que vaya espesando y quede con la consistencia de una crema.

Podemos montarla en raciones individuales o bien en una fuente más grande, para ir cortando y sirviendo porciones.

Yo hice dos individuales: una redonda y otra cuadrada con aros de emplatar (a ver donde se vio un aro cuadrado, jiji) y una fuentecilla pequeña con otras dos raciones.

Ponemos en la base unas rodajas de berenjena, cubrimos con carne, y napamos con la crema de queso.
Repetimos el proceso, de forma que queden dos capas de cada ingrediente, y espolvoreamos con pan rallado y queso (parmesano, mi amado parmesano).

Metemos en el horno precalentado a 180º unos 20- 30 minutos, dependiendo del tamaño de "las piezas".

Cuando estén listas, las sacamos del horno y con cuidado de no quemarnos retiramos los aros de emplatar.

Esperamos un par de minutos (quema muuucho) y a disfrutarla! Una auténtica moussaka griega!

jueves, 9 de septiembre de 2010

TARTA DE CREMA PASTELERA Y FRUTA

No sé cuantas veces habré dicho/escrito ya esta frase: "esta es una de mis tartas favoritas". Pobrecitas, si todas son mis favoritas... ¡no voy a quitarles mérito a todas menos a una!

Me pasa tanto con los postres como con las comidas saladas, cuando como algo que me gusta mucho, siempre pienso: esta es mi comida favorita.
Y a los dos días, por supuesto, vuelvo a pensarlo con otro plato.
Está bien la cosa, así tengo la impresión de comer muchos días mi comida favorita. ¡Hay que pensar siempre en positivo!

Pensamientos aparte, esta puede que sí sea de las "más favoritas", junto con las de nata y fresas, otro gran clásico.
Aunque el lemon pie también me conquistó cuando lo hice... no te digo yo, al final salen todas una tras otra!
Esta es una tarta muy fácil de hacer, requiere poco tiempo de horno (que está bien para los que aún tengais la suerte de disfrutar de los calores veraniegos), y es muy fresquita para tomar de postre.
Y además siempre queda bonita, es muy vistosa gracias a los colores de las frutas frescas.

Puede hacerse tanto con hojaldre como con masa quebrada (yo esta vez la hice con masa quebrada), e incluso se me ocurre que con base de galletas puede estar también bien buena. Habrá que probarla!

La crema pastelera es la receta de Paco Torreblanca, ya os había dicho en la tarta Saint Honoré que es mi favorita, y además es muy sencilla de hacer, sin complicaciones de ningún tipo. Le añado más o menos cantidad de maicena según la quiera más o menos espesa (en este caso le añadí 10 gr más que a la receta original)

Ingredientes:
- 1 base de masa quebrada (yo la usé comprada)

Para la crema pastelera:
- 125 gr de azúcar
- 125 ml de nata líquida
- 375 ml de leche
- 50 gr de almidón de maiz (maicena)
- 4 yemas de huevo
- piel de limón (opcional)

Para la cobertura:
- frutas frescas o en almíbar
- 1 hoja de gelatina neutra
- medio vaso de agua

Para la base, estiramos la masa (suele traer papel de hornear, no se lo quitamos) sobre el molde que vayamos a utilizar.
La pinchamos varias veces con un tenedor, y le ponemos otro papel de hornear encima.
Sobre este papel, ponemos algo que pese y que no permita que la masa suba y se formen burbujas en la base, para que luego quede mucho más bonita.
Hay unas bolitas de cerámica especiales para esto, pero yo uso unos garbanzos que luego guardo en una bolsa para usarlos una y otra vez. Hace años que uso los mismos, así que que no os dé pena "perder" medio kilo de garbanzos para hacer una tarta. Seguro que los reutilizareis.

La introducimos en el horno precalentado a 180º unos 15 minutos, tras los cuales la sacaremos del horno y con mucho cuidado de no quemarnos retiraremos los garbanzos y el papel de hornear de la parte de arriba.

Volvemos a llevarla al horno. Normalmente con otros 15 minutos es suficiente.

La sacamos y la ponemos a enfriar sobre una rejilla.

Para hacer la crema, empezaremos por calentar en un cazo la leche, la nata, y la mitad del azúcar.
Si queremos podemos aromatizarlo con una rama de vainilla, canela, o la piel de algún cítrico. Yo le puse piel de limón, sólo la parte amarilla. Colamos.

En otro cazo mezclamos la maicena con la otra mitad del azúcar y las yemas. Las llevamos a punto de ebullición, removiendo siempre constante pero suavemente.
En el libro, "Paco" dice que si se forma algún grumo se pase por un colador, pero yo ya la he hecho varias veces y nunca lo he necesitado...seguro que para la próxima por hablar tengo que hacerlo!

Añadimos la mezcla de leche, nata y azúcar (la más líquida) a la segunda (la crema de yemas). Lo haremos muy poco a poco y sin parar de remover, este puede ser el punto más delicado.

Volvemos a ponerlo todo al fuego, removiendo constantemente para evitar que se pegue.
Espesa enseguida, sobre todo si hacéis esta cantidad (es media receta).

Cuando esté lista, la retiramos del fuego (al enfriar se queda aún más espesa) y podemos enfriarla sobre un mármol o directamente dejar que enfrie en el mismo cazo.
Pondremos un film sobre la crema (tocándola), evitando que que queden burbujas de aire, ya que si no se formará una pequeña costra.

Lo llevamos a la nevera, al menos 2 horas para que coja "cuerpo" (mejor si son más).

Una vez pasado este tiempo, la repartimos sobre la base de masa quebrada, procurando que quede lo más lisa posible.
Para la decoración con fruta, empezaremos por poner la hoja de gelatina neutra en un recipiente con agua fría para que se hidrate.

Picamos las frutas en trozos más grandes o más pequeños, a gusto del consumidor...o del "hacedor", en este caso.

Podemos ponerle la que más nos guste, admite casi cualquier fruta.
Yo le puse las fresas, un plátano en rodajas y unas uvitas para hacer la flor central.
El melocotón, la piña en almíbar y el kiwi también le quedan muy bien, y la hacen muy vistosa por el contraste con la fresa.
También podemos ponerle frutas rojas, mmmm! Me dan ganas de encender el horno y hacer otra, qué rica!

Cuando las tengamos todas bien colocaditas (quedan también muy bien si hacemos una macedonia con todas las frutas y la colocamos sobre la crema), calentamos medio vaso de agua y fundimos en él la gelatina.

Esperamos a que enfríe (yo lo que suelo hacer es calentar la mitad del agua que necesito, derrito la gelatina, y luego le añado un par de hielos, así no tengo que esperar) y la vamos pincelando sobre la fruta, para darle brillo y evitar que se oxide.

En frutas como por ejemplo el plátano es muy importante este paso, si no enseguida se oscurece.

La llevamos a la nevera, yo os aconsejo que al menos otro par de horitas.

Y qué más os puedo decir... que el que pueda comer sólo un trozo de esta tarta que tire la primera piedra...¡para mi es imposible!

viernes, 3 de septiembre de 2010

BACALHAU COM NATAS (BACALAO CON NATA)

Hoy os traigo otra receta de bacalao, y otra vez de Portugal... y es que si hay algo que la cocina lusa borda a la perfección es el bacalao, hay un montón de recetas distintas (se conocen más de 500) y todas buenísimas.
Los que visitamos a "nuestros vecinos" a menudo tenemos la suerte de descubrir nuevas formas de prepararlo, que nunca dejan de sorprendernos y agradarnos.

Es un plato bastante contundente, y al llevar patatas fritas, nata y bechamel es bastante calórico, pero de vez en cuando hay que darse un caprichito, que bien nos lo merecemos!

En principio parece un poco lioso (hay varios pasos a seguir), pero si nos organizamos se hace bastante rápido. Compensa totalmente el "esfuerzo" con la satisfacción al probarlo... rico rico!

Ingredientes (para 2 personas)
- 1 trozo de bacalao (como para 1 ración)
- leche (vaso y medio, +-)
- aceite de oliva
- cebolla
- maicena (1 cucharada)
- nata (100 ml)
- patatas (dos medianas)
- queso en polvo (yo usé parmesano rallado)
- sal
- nuez moscada


Empezaremos por desalar el bacalao. El tiempo de remojo dependerá del tamaño y del grosor, es algo que se va aprendiendo con la práctica.
Eso sí, se pone siempre con la piel hacia arriba, y sobre todo en verano en la nevera para que no se estropee.

Si no estamos acostumbrados a hacerlo y no queremos arriesgar, podemos comprar el bacalao ya desalado y así nos evitamos rompernos la cabeza con el desalado.

Yo suelo desalar varios trozos y luego congelarlos, así siempre tengo bacalao listo para comer si algún día me apetece.

Una vez el bacalao esté desalado, lo ponemos a cocer en un cazo con la leche. Más o menos unos cinco minutos, no hace falta que se pase del todo ya que luego volverá a ir al fuego.

Lo retiramos de la leche, y lo limpiamos de piel y espinas, haciendo lascas lo más grandes que podamos.
Si preferimos podemos hacer este plato con migas de bacalao, queda también muy bien.

Reservamos la leche, luego la utilizaremos.
En una sartén cubrimos el fondo de aceite de oliva, y ponemos cebolla cortada en láminas finas.

La pasamos lentamente hasta que se vuelvan transparentes (teniendo cuidado de que no se doren las puntas, tiene que ser bastante lentamente y removiendo a menudo).

Cuando esté lista añadimos el bacalao en lascas, y removemos para mezclarlo bien con la cebolla.

Mantendremos unos minutos al fuego removiendo frecuentemente la mezcla de bacalao y cebolla, en los que las lascas de bacalao se irán deshaciendo en trozos más pequeños.

Añadimos entonces una cucharada de maicena (u otro tipo de harina que sirva para hacer una bechamel), y removemos para que se reparta bien.
Le damos unas vueltas, y empezamos a añadir la leche en la que hemos cocido el bacalao lentamente, pasándola por un colador para evitar pequeños trozos de piel o espinas que hayan podido quedar.
Añadimos la nuez moscada, y si queremos podemos ponerle también pimienta. Seguimos removiendo.

Tiene que quedar bastante ligera, no puede ser espesa.

Probaremos y si es necesario añadiremos una pizca de sal (en mi caso no hizo falta).

Añadimos la nata y damos unas vueltas, para que se integre homogéneamente. Como veis, este plato va muy "removido".

En una sartén aparte freiremos a bajo fuego (casi confitando) patatas cortadas en dados pequeños, y cuando estén blandas las mezclaremos con el preparado de bacalao.

Removemos bien para que se mezcle perfectamente, y lo ponemos en una fuente o cazuela que pueda ir al horno.
Queda muy bien en cazuelitas de barro individuales, en Portugal lo ponen en muchos sitios así.

Espolvoreamos con queso rallado o en polvo (yo le puse parmesano), y lo llevamos al horno, unos 10 minutos a 180º.
Si es necesario,pondremos el grill para que se gratine por la parte superior.

Normalmente se sirve acompañado de ensalada de lechuga y tomate, aunque yo esta vez lo acompañé de tomate y aceitunas negras, que también combina a la perfección.

Aquí teneis una fotos de una porción servida, como veis queda muy cremoso (y muy rico).
Es un plato perfecto para niños y gente a la que no le guste demasiado el pescado, al no tener ni piel ni espinas no eres tan consciente de que lo que comes es bacalao (eso si no te gusta, claro, si te gusta eres muuuuy consciente)
Tengo que contaros que la semana pasada recibí el súper premio del sorteo de Patt, estoy encantadísima. ¡Son unas piezas preciosas!
¡Ahora a estrenarlas, lo estoy deseando! Y también contaros que he tenido la suerte de poder irme unos días de vacaciones, por eso no me he pasado por vuestras cocinas, pero enseguidita me pongo al día!

Un saludo a todos y gracias por aguantar el rollo los que lleguéis al final!